Las cicatrices del abuso sexual
Al igual que los veteranos deguerra, los niños y adultos abusados sufren de Síndrome Postraumático Crónico y Severo
Cuando escuchamos hablar del Síndrome Postraumático Crónico y Severo generalmente pensamos en los estragos de las guerras, pero día a día están ocurriendo traumas que impactan la vida de miles de niñas, niños, jóvenes y adultas(os). Abril es el mes designado para concientizarnos sobre la violencia sexual.
Las estadísticas indican que 90% de abusos físicos y sexuales son cometidos por hombres y la mayoría de estos son realizados por un familiar o un conocido.
Se estima que 25% de las mujeres serán víctimas de abuso sexual en su vida.
El silencio, el secreto, el estigma y la vergüenza permiten que los abusadores sigan perpetuando estos crímenes una y otra vez.
Es la peor forma de abuso de poder e incluye desde chistes y comentarios sexuales, enseñar genitales, tocar, hasta violación o ultraje y su impacto queda grabado en su mente para siempre.
Los síntomas (desde la infancia hasta la adultez) incluyen: miedo y desconfianza, trastornos del sueño, pesadillas o ‘flashbacks’, dolores de cabeza o estómago, molestias menstruales y otros problemas de salud, odio por su cuerpo, problemas de concentración, autoestima pobre, depresión, ansiedad, comportamientos auto-destructivos que incluyen abuso de drogas, automutilación y tendencias suicidas. Exhiben fuertes sentimientos de culpa y vergüenza, muchas veces causadas porque los abusadores les dicen que ellas(os) provocaron e incitaron los actos sexuales.
Tristemente, es común que las personas defiendan al abusador, especialmente si es el esposo o familiar de la persona. Esta actitud es otro comportamiento abusivo y hace que se sientan abandonados y sucias(os). Los casos más difíciles son aquellos en los cuales el abusador(a) es el padre o la madre. ¡En vez de amarles y cuidarles, los hieren profundamente!
La reacción de los adultos significativos en su vida es crucial en el bienestar de niñas(os) y adolescentes que han sido abusados. Debemos creerles y ofrecerles apoyo, hacerles saber que no tienen la culpa ?los adultos son responsables por lo ocurrido?, animarles a hablar y pedirles permiso para pedir ayuda profesional.
La educación es la mayor forma de prevención. Nunca es muy temprano para hablarles sobre la privacidad de su cuerpo y para practicar cómo deben responder si alguien los hace sentirse incómodas(os) con sus miradas, palabras o acciones.
Es responsabilidad de todos protegerles y romper el ciclo de violencia emocional, psicológica, física y sexual.
Si necesita hablar con alguien o pedir ayuda, llame a la Línea de ayuda contra la violencia doméstica al 1-800-799-7233