Contaminación radiactiva amenaza a residentes de Queens
La exposición a residuos tóxicos, como radón y torio, en Ridgewood, donde funcionaba hasta 1954 la compañía Wolff Alport, puede resultar perjudicial a la salud a largo plazo
QUEENS — Una zona industrial en Queens, cercana a una escuela y un centro para envejecientes, fue incluida en una lista federal de zonas contaminada por radiación, pese a que los vecinos parecen no correr riesgo.
Se trata de una manzana en el vecindario de Ridgewood, donde funcionaba hasta 1954 la compañía química Wolff Alport, que extraía minerales y botaba los desechos radioactivos por los desagües. La zona es cercana a la confluencia de las avenidas Irving y Cooper, junto a la línea de tren L.
La Oficina de Protección Ambiental federal (FDA) encontró niveles altos de radioactividad debajo de los envejecidos edificios y andenes, por lo que incluyó la zona en su lista “Superfund” de zonas de residuos peligrosos.
La dominicana Yocasta Martínez (25), madre de Jaydin Alberto (4) vive a cinco calles de allí y su otro hijo asiste a la escuela pública. Aunque reconoce que no sabía del asunto, dijo que no le preocupa, ya que “la escuela está lejos del lugar”.
Elías Rodríguez, portavoz de la EPA, manifestó que no existe una amenaza inmediata para los residentes, pero advirtió que “la exposición a la contaminación radioactiva puede significar una amenaza para la salud a largo plazo”.
Desde 2012, la agencia ha tomado medidas para reducir la exposición potencial a la radiación: una verja de alambre impide la entrada a un lote baldío, y se instalaron placas protectoras de metal y concreto en los sótanos de edificios, para impedir la salida de gas radón.
Según Rodríguez, estos trabajos eliminaron “los riesgos mayores para la salud en el sitio”. Asimismo, indicó que la oficina está realizando nuevos estudios de la contaminación en el lugar, aunque por el momento no hay planes de desalojo.
El portavoz también recalcó que “EPA investigará para encontrar la responsabilidad legal de las partes que provocaron la contaminación”. Se estima que la limpieza completa de la zona puede costar varios millones de dólares.
Los residentes y trabajadores del área no parecían ayer preocupados.
El empleado de Los Primos, Pedro Álvarez (49), expresó que le duelen los huesos. “He ido al médico tres veces los últimos tres años con dolor de huesos y de cabeza y me dan diclofenac y ya está”, relató.
Al lado del taller queda Terranova Restauración, cuya reja permanece cerrada. La encargada dijo que no quiere hablar y que no le preocupa nada, que “lo de la placa metálica fue suficiente para protegernos”.
En la esquina está el Deli y restaurante Jarabacoa, cuyo dueño dijo que no le preocupa nada de eso y que sólo quiere trabajar.
Ridgewood acogió, a principios del siglo 20, una considerable comunidad de alemanes que trabajaban en cervecerías y costureras, a los que se sumaron irlandeses, italianos, rumanos, yugoeslavos y puertorriqueños. En las últimas décadas, se asentaron los polacos, dominicanos y ecuatorianos. De esto últimos hay una mayoría de las regiones de Imbabura y Cañar.
La puertorriqueña Carmen Bodón (54) explicó que su padre Luis Rivera (83) vive en un edificio diagonal a la esquina de Irving y Cooper. “Sabía de la radiación, pero pensaba que ya lo habían arreglado”, dijo. Ahora le preocupa porque su papá está solo y ha vivido toda la vida ahí.
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Hay otras dos zonas consideradas “Superfund” en la Ciudad de Nueva York: el canal Gowanus, en Brooklyn, y el Newtown Creek, en la frontera entre Brooklyn y Queens.
También se encontró torio, un elemento químico que es parte natural del medioambiente, aunque las autoridades advierten que respirar niveles altos de torio en polvo aumentan las posibilidades de contraer enfermedades al pulmón.