Las NO tan inocentes ‘nalgaditas’

Expertos coinciden en que el castigo corporal es inefectivo y perjudicial para los niños

“Cada maestrito con su librito”, dice el refrán, y cualquier madre puede confirmar que no existe un librito o receta infalible para educar a los hijos.

Cada niño es diferente, y lo que puede ayudar a algunos, puede ser inefectivo o incluso perjudicial para otros. En cuanto a castigo corporal se refiere, hasta los padres mejor intencionados pueden causarles daños psicológicos y emocionales a sus hijos, sin saberlo.

“Así me educaron mis padres”, es una de las razones que dan quienes les pegan a sus hijos; olvidando que numerosas investigaciones han comprobado que algunos métodos de disciplina usados 20 años atrás son inefectivos y dañinos.

Un estudio de la Universidad de Manitoba, Canadá, publicado en el Journal of Pediatrics encontró que aquellas personas que de niños sufrieron castigo físico, de adultos tenían más posibilidades de sufrir depresión, ansiedad y otros trastornos mentales. El 43% de los entrevistados que sufrió castigo corporal reconoció haber tener problemas de alcoholismo.

La consejera clínica Kim Olver, autora de Secretos de parejas felices, explica algunas consecuencias negativas del castigo físico:

1. Es inefectivo. El niño sabe que si sus padres lo encuentran haciendo algo “malo” le van a pegar. Esto no modifica su comportamiento, sino que hace que lo esconda para que no lo castiguen. En realidad, el temor impide el aprendizaje. La respuesta natural al miedo es pelear o escapar, no aprender.

2. Peor el remedio que la enfermedad. Las personas en quienes confías y pides consejos son aquellas que te apoyan y te alientan, no quienes te golpean y te tiran abajo. Igualmente, el castigo físico daña la relación y la confianza que tus niños sienten por ti. El dolor físico los hace dudar de que solo quieras lo mejor para ellos. Cada vez que les pegas, estás disminuyendo tu influencia sobre ellos.

3. “Es OK que me peguen y me lastimen”. Con cada nalgadita, le estás enseñando a tu hijo que la persona que tiene más fuerza es la que tiene razón. Al pegarle a tu hija, estás justificando a cualquier bully que la acose en la escuela, o haciéndole creer que está bien que su pareja se abuse de ella, sólo por tener más fuerza. Con el mismo criterio, tu hijo querrá pegarle a otros niños menores o más débiles, y actuará de manera abusiva con mujeres y ancianos.

4. La violencia todo lo soluciona. “Si no haces lo que quiero, te pego” les enseña a los niños que en la vida todos los problemas se solucionan con violencia.

5. Niños inseguros y con baja autoestima. El pequeño internaliza que no merece amor ni respeto, porque las mismas personas que supuestamente tendrían que protegerlo y amarlo más que a nadie en el mundo le “tienen” que pegar.

Una manera simple de determinar cómo disciplinar a tu hijo es preguntarte si le harías lo mismo a alguien de tu tamaño, o con mas fuerza que ti, que pueda defenderse.

¿Le pegarías a alguien que te puede pegar de vuelta y más fuerte, si dice algo que no te gusta? Si la respuesta es no, tampoco se lo hagas a un niño pequeño que no puede defenderse.

Existen métodos de disciplina más efectivos que no desmoralizan y devalúan la estima de los niños.

  • La próxima vez que quieras enseñarle algo a tu hijo, explícale las razones por las cuales su comportamiento fue inapropiado.
  • Antes de cruzar la barrera del castigo corporal, prueba sacarle algún privilegio, como la computadora, el televisor u otra actividad que realmente le guste.

Esto hará que tu hijo se esfuerce por cambiar su comportamiento, sin que tengas que lastimarlo física y emocionalmente o bajar su autoestima.

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