La inmigración infantil

Hay que pensar que puede hacerse para que las familias estén unidas y los niños puedan estar al lado de sus padres, aquí u en otro lado

Dos niñas siguen el Mundial de fútbol en un televisor, en el centro de procesamiento inmigrantes de Nogales, Arizona.

Dos niñas siguen el Mundial de fútbol en un televisor, en el centro de procesamiento inmigrantes de Nogales, Arizona. Crédito: EFE

Burbujas

Hemos venido mencionando desde hace mucho tiempo dos aspectos de un mismo problema. Uno, la disolución familiar por deportación de alguno de los padres, y dos, el intento de reunificación de familias de indocumentados.

Como ya se ha vuelto costumbre, esperamos a que las cosas hagan crisis para que todo mundo se interese, comente, y sugiera soluciones, sobre la rodilla.

Me refiero a los menores de edad, muchos de ellos niños, que han venido cruzando la frontera, según dicen, para reunirse con sus padres que viven en los Estados Unidos.

Las cifras son pavorosas. Unos dicen que hay 60,000 niños detenidos y otros que son 80,000. Esto indica que nadie sabe exactamente cuantos son, y al politizarse la información basta con que un partido diga una cosa para que el otro cambie cifras.

Como quiera que se le vea, es un problema grave, tanto porque se sigue juzgando a los niños como violadores de una ley, como porque crea una alarma absurda e indebida.

Cuando un senador republicano le pide al Presidente Obama que meta la Guardia Nacional a proteger la frontera de esos niños, creo que ese senador, o yo, estamos en el país equivocado.

Cualquiera que pudiera ser la causa, el que niños crucen la frontera sin documentos no es motivo para meter al ejército mas poderoso del mundo a defender al país de esos pequeños invasores. Se impone la pregunta: ¿los vana matar, o que?

Esos niños que asombrosamente vienen desde Centroamérica, además de México, muestran a las claras lo absurdo del concepto de proteger al país con un muro, porque si fuera eficiente, ningún niño pudiera pasarse a este lado cruzándolo.

Pese a que se ha hablado por años de este problema, es hasta hora que tanto en Guatemala, como en las esferas políticas locales, se le presta la atención debida.

Esos niños no son reos sujetos a juicio, son menores que invitados o no, están en este país y deben de ser tratados como niños. O sea, alojados, alimentados, y educados durante el tiempo que estén aquí. En caso de ser repatriados,es ser deportados como niños y no como criminales que han violado las leyes de Estados Unidos. Además, deberían ser recibidos en sus países como niños que retornan, con la debida atención.

Entre los países interesados en que se resuelva este problema están Guatemala, Honduras, México y Estados Unidos, y recientemente se ha venido discutiendo el que hacer y como hacerlo sin que, que yo sepa, exista una proposición humanamente aceptable para enfrentar este problema.

Es interesante preguntarnos además:¿A dónde se les deporta? Si muchos de ellos vienen a los Estados Unidos porque los únicos familiares que tienen viven aquí, e indocumentados o no, son sus padres.

Cualquiera de los políticos que están interviniendo y proponiendo la deportación de todos estos niños, estoy seguro que si se tratara de sus hijos que no estuvieran a su lado, harían todo lo posible porque llegaran sin considerar para nada la legalidad o no. Yo no puedo criticar a unos padres que independientemente de su situación migratoria quieran tener a sus hijos a su lado, pero si puedo hacerlo al respecto de la deportación de padres que resulta en la orfandad de los niños que se quedan aquí.

Sería bueno que pudiéramos, aunque solo sea por una vez, olvidarnos de leyes, reglamentos y documentaciones, y nos sentemos a pensar que puede hacerse para que aquí o fuera de aquí, las familias estén unidas, y los niños puedan estar al lado de sus padres.

La verdad es que no sé en que condiciones están siendo “detenidos” los niños capturados en sus intentos de cruzar la frontera, porque legalmente no se puede detener como prisionero a un menor, pero sí debiera tratárseles humanamente en toda la extensión de la palabra. ¿Qué cuesta eso ? Claro que sí, pero se gasta tanto dinero en tantas cosas inútiles, que es inaceptable que a esas creaturas se les prive de lo indispensable por motivo económico, y mucho menos por criterios políticos que en este caso están totalmente fuera de lugar.

Estamos ante un problema puramente humano, que requiere la cooperación de todos los gobiernos de los países de donde vienen estos niños y del nuestro, para solucionar el problema antes de que se agrave, para también atacar los problemas que de seguro tienen a su paso por otros países.

No me explico como creaturas de distintas edades puedan venir desde Honduras, atravesar Guatemala y todo México, y llegar hasta aquí cruzando la frontera.

No he considerado al escribir esta nota, el riesgo al que están expuestos durante su travesía, ni tengo cifras de cuantos desaparecen sin llegar nunca a su destino, y no sería nada difícil que cayeran en manos del crimen organizado, incluyendo los traficantes de órganos.

Insisto en que debemos atacar el problema de origen. Estados Unidos se conoce por intervenir en problemas de algunos países distantes con recursos multimillonarios, militares y demás, intentando resolver asuntos internos cuando con muchísimo menos recursos pueden ayudar a mejorar la situación económica de muchos países latinoamericanos y abatir la migración.

Seria bueno explorar estas alternativas de solución. Quien vive feliz, seguro, y con sus necesidades básicas cubiertas, no emigra.

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