la flexibilidad laboral en el siglo XXI

@scottmstringer

“Mi amor toma el tren de la mañana. Trabaja de nueve a cinco y luego toma otro de vuelta a casa, donde me encuentra esperándolo”.

Esta es parte de la letra de la canción “9 to 5” que en 1981 lanzó a Sheena Easton al estrellato. Pero incluso cuando los estadounidenses bailaban al ritmo de “9 to 5”, la familia “tradicional” de mediados del siglo XX que la canción describe –un padre que gana el dinero y una madre que cuida de la casa y la familia— empezaba ya a dar paso a un nuevo modelo: las familias de doble ingreso.

Hoy en día, las madres son el principal sostén o co-sostén de casi dos tercios de las familias estadounidenses, y una de cada cinco trabajadoras cuida de un familiar anciano.

Sin embargo, a pesar de los drásticos cambios en la clásica vida estadounidense, muchos de nuestros lugares de trabajo siguen aferrados a horarios laborales inflexibles de la jornada de “9 a 5”. Como resultado, no sorprende que casi el 75 por ciento de los empleados –hombres y mujeres— aseguren no tener tiempo suficiente para pasar con sus hijos, mientras muchos otros millones luchan para integrar sus vidas personales en sus responsabilidades profesionales.

Nueva York puede y debería ser un líder en crear un lugar de trabajo para el siglo XXI, respaldando arreglos de trabajo flexibles (FWA, por sus siglas en inglés). Esto permitiría a los empleados trabajar en horarios fuera del marco tradicional en lugares que no sean necesariamente la oficina, aprovechando por ejemplo la tecnología para trabajar a distancia.

Los arreglos de trabajo flexibles no solo mejoran la moral al ayudar a los empleados a integrar el trabajo y la familia sino que también mejoran la productividad e incrementan la retención del personal para las empresas.

Mi oficina publicó recientemente un nuevo informe sobre los arreglos de trabajo flexibles, con la ayuda de grupos defensores como A Better Balance y Families and Work Institute. El informe ofrece una serie de “prácticas recomendadas” para empleadores y empleados y hace un llamamiento para que los gobiernos federal, estatal y local consideren aprobar la legislación “right to request” (“derecho a pedir”).

Esta legislación no garantizaría el derecho a un arreglo laboral flexible, sino que fomentaría la creación de un espacio seguro para la negociación entre empleados y empleadores. Estas leyes tienen resultados positivos probados en el Reino Unido a lo largo de la última década y leyes similares han sido implementadas hace poco en Vermont y San Francisco.

La legislación de “right to request” en Nueva York convertiría al estado en un líder nacional en flexibilidad laboral

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