Rangel busca sanar heridas
El 'León de Harlem' evita pronunciarse sobre reemplazo de Gabriela Rosa
Washington, DC – Sentado en una poltrona de cuero en su espaciosa oficina, el congresista demócrata de Nueva York Charles Rangel reflexiona sobre la dura batalla de las primarias pasadas. No piensa en su legado sino en su prioridad inmediata: sanar las heridas de un distrito polarizado como nunca, y las próximas batallas de su último término en el Congreso.
El llamado “León de Harlem” lleva 44 de sus 84 años de vida representando al distrito 13 de Nueva York, y el pasado 24 de junio venció en las urnas al senador estatal dominicano Adriano Espaillat, de 59 años, con una diferencia de menos de 2,000 votos.
Rangel reconoció que la contienda fue dura y fracturó a la maquinaria demócrata de Nueva York, en medio de recriminaciones y ataques sobre la edad y origen étnico de los candidatos.
Por ello, asegura que aunque está “muy orgulloso” de sus logros legislativos, por ahora no piensa en su legado sino en los retos que aún tiene por delante.
“Me siento bendecido de que he podido realizar muchos cambios positivos, pero queda mucho por hacer para avanzar la agenda demócrata”, explicó Rangel.
Esa agenda incluye, a su juicio, continuar luchando contra la desigualdad social, mayores oportunidades económicas y educativas para la clase media y las minorías, y el fortalecimiento de la competitividad económica del país.
A corto plazo, otra de sus prioridades es sanar las “divisiones” creadas en la contienda, y trabajar tanto con los votantes y los líderes comunitarios en todos los rincones de su distrito, subrayó.
“En los años 60 hubo muchas divisiones raciales y étnicas, y esas cicatrices aún están allí… lo he dicho en público y en privado: estoy dispuesto a trabajar con todo grupo que quiera trabajar conmigo, para devolver al distrito la tranquilidad y la fortaleza política”, enfatizó.
Ante la tibia felicitación que recibió de Espaillat, Rangel insiste en que éste nunca explicó qué más ofrecía a los votantes aparte de “ser dominicano” y aún “acarrea mucho bagaje”.
Otro de sus retos, continuó, es continuar avanzando la agenda legislativa del presidente Barack Obama, varada en el Congreso en medio de fuertes divisiones entre demócratas y republicanos.
Sin heredero político
Rangel evitó pronunciarse sobre si tiene un candidato favorito para llenar la vacante de la asambleísta estatal dominicana Gabriel Rosa, si apoyará o no al exasambleísta Guillermo Linares en una eventual contienda en la Legislatura estatal, o sobre quién podría reemplazarlo cuando deje el escaño en la Cámara Baja en 2016.
Su adornada oficina da fe de los logros acumulados desde que llegó al Congreso hace 44 años: hay fotos con Obama, medallas que recuerdan sus sacrificios como veterano de guerra.
Conocido por su astucia política, Rangel ha sido testigo de los enormes cambios demográficos en su distrito, otrora bastión de una influyente base política afroamericana.
Pero también ha sobrevivido a tormentas políticas –incluyendo las acusaciones de violaciones de ética en 2010.
Reiterando su grito de guerra tras ganar las primarias, Rangel aseguró que en los dos años que le quedan en el Capitolio, aún tiene “mucha pelea por delante”.