Crisis migratoria en la frontera llega a las escuelas de EEUU
Reporte especial Niños migrantes: El acceso a la educación pública es un derecho que EEUU que no se le puede negar a los niños migrantes
Miembros de la Guardia Nacional patrullan la frontera de EEUU con México en Nogales, Arizona. Crédito: EFE
WASHINGTON, D.C.— A pocas semanas del inicio del año escolar 2014-2015, la crisis humanitaria que se vive en la frontera sur, comienza a reflejarse en las escuelas públicas de varios estados del país, con un incremento en su matrícula.
Aunque el número de niños que emigran solos de El Salvador, Honduras y Guatemala ha bajado drásticamente, ya hay más de 57 mil en el interior del país, y se prevé que la cifra superará los 90 mil para finales de septiembre.
Esa cifra se traducirá en una mayor demanda de aulas, maestros bilingües, almuerzos escolares, clases para el aprendizaje del inglés, transporte, consejeros, y psicólogos.
La ley federal exige el acceso a la educación pública de todo niño, sin importar su estatus migratorio, y un fallo del Tribunal Supremo de 1982 avaló ese derecho.
“No va a ser una tarea fácil porque muchas escuelas y distritos escolares ya afrontan hacinamiento y pocos recursos. Estos niños van a necesitar muchos servicios relacionados con la matrícula, sin tener suficiente tiempo de preparación”, explicó Margie McHugh, directora de política de integración de inmigrantes del Instituto de Política Migratoria (MPI).
“Aparte de no hablar inglés, muchos de estos niños posiblemente tengan agujeros en su educación formal y será necesario evaluarlos bien, algo que puede costar mucho dinero y tomar mucho tiempo”, agregó.
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Según McHugh, los adolescentes en escuelas intermedias o secundarias presentan los
mayores retos porque requieren de instrucción especializada, y los distritos afrontan
fuertes presiones para mejorar su “ránking” académico, algo que se vería afectado por
niños que no hablan inglés.
Los niños inmigrantes bajo custodia del Departamento de Salud y Recursos Humanos
(HHS) viven en su propia burbuja y reciben enseñanza, ropa, comida, y demás servicios
sociales, sin afectar a las comunidades o distritos locales.
Eso cambia cuando son entregados a sus familias, pero los niños “tienen derecho a la
educación mientras esperan una audiencia de Inmigración…seguiremos de cerca esta
situación ante la llegada del nuevo año escolar”, dijo Raymond Charles, una portavoz del
Departamento de Educación.
El gobierno federal ha tomado nota de las presiones presupuestarias en los distritos
escolares, y la misión que se les ha encargado de acoger a los niños.
El secretario de Educación Arne Duncan dijo este miércoles que su agencia evalúa, junto a otras agencias federales, el impacto de la crisis en cada distrito escolar y elaborará un plan de acción para ayudarles.
Michael Casserly, director ejecutivo del “Council of Great City Schools” dijo que los 67
distritos escolares miembros de su grupo buscan ayudar a los niños migrantes y tratarlos “de la manera más humana posible”.
“(El huracán) Katrina es un ejemplo perfecto de cómo los distritos escolares se unieron
para ayudar a los niños desplazados desde Nueva Orleans”, enfatizó Casserly.
Duncan no tiene cifras sobre los distritos más impactados pero, a juzgar por datos del
Censo, éstos se encuentran en ciudades con alta concentración de centroamericanos en ambas costas. Los salvadoreños, por ejemplo, suelen concentrase en Los Angeles, el área de Washington D.C., y Nueva York.
Ciudades como Nueva York, Chicago (Illinois), Miami (Florida), Adelphi (Maryland) o
Arlington (Virginia), hacen lo propio ante la ola de niños migrantes, como ya lo han
hecho ciudades en estados fronterizos.
En Miami, unos 300 niños, principalmente de Honduras, se matricularon antes de junio
pasado y, según el superintendente, Alberto Carvalho, eso conllevó un costo adicional de
$1,590 más por estudiante de lo que reciben en fondos estatales.
