Una cumbre sin sorpresas

Más allá de las buenas intenciones, no podemos afirmar que la cumbre de los cuatro presidentes sobre la migración infantil fue un éxito.

El pasado viernes, Barack Obama recibió en la Casa Blanca a los tres mandatarios centroamericanos: Salvador Sánchez Cerén (El Salvador), Otto Pérez Molina (Guatemala) y Juan Orlando Hernández (Honduras), para tratar la crisis de los niños migrantes.

Las declaraciones posteriores no fueron entusiastas. Obama reafirmó que los niños que no tengan casos concretos para quedarse en Estados Unidos serían repatriados. Por su parte, los mandatarios centroamericanos, devolvieron la pelota y dijeron que este país era corresponsable de la crisis por el alto consumo de drogas y su efecto inmediato en la violencia que los azota y obliga a que sus connacionales emigren hacia el norte.

Mientras tanto, un informe indica que los centroamericanos siguen subiéndose a La Bestia y no hay indicios de que pare. Otro reporte de la Comisión de Refugiados de la ONU afirma que el sistema de apoyo a los miles de deportados ha colapsado, no solamente en Centroamérica, sino también en México.

¿Qué pasará con la crisis migratoria?

Obama está ha expensas del Congreso para lograr recursos y atender esta crisis y los países centroamericanos demandan más dinero para combatir la violencia y retener a los migrantes.

En el medio, se encuentran los inmigrantes que esperan una solución a su estatus migratorio.

Más allá de la cumbre, lo que necesitamos urgentemente son medidas concretas e inmediatas para proteger a estos menores, no solamente en este país, sino en sus lugares de origen.

Ahora más que nunca es la hora de actuar

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