El plan para los niños
Finalmente hay una propuesta republicana de inmigración en la Cámara de Representantes. Lástima que hayan tenido que venir decenas de miles de niños y jóvenes centroamericanos para que el liderazgo actúe en este tema.
Se espera que la mayoría legislativa presente un proyecto asignando 659 millones de dólares, de los cuales dos tercios van para la seguridad fronteriza, mientras que deja 197 millones de dólares para atender a los menores de edad. Tampoco hace mucho, en relación a las propuestas de la Casa Blanca y del Senado, en asignar fondos para que haya más jueces de inmigración para procesar a los jóvenes.
La propuesta incluso hace un cambio en las leyes, al determinar como caduca una legislación de 2008, que permite a los menores de edad que no son de un país fronterizo tener una audiencia con un juez de inmigración antes de ser deportados.
Hay muchas leyes inadecuadas y obsoletas de inmigración, pero esta ley que los republicanos quieren cambiar para acelerar las deportaciones no es una de ellas. Como tampoco es la pésima idea de eliminar la Acción Diferida como si tuviera algo que ver con la llegada de los niños.
La Cámara Baja se ve forzada a tomar una acción y, como en tantos otros temas, es incapaz de lograr una posición razonable que no sea fruto de las incongruencias que surgen de una ideológicamente dividida bancada.
De ahí, que surge un proyecto con una asignación muchísimo menor a los miles de millones propuestos por la Casa Blanca y el Senado, resaltando el argumento de la seguridad fronteriza para enfrentar una cuestión humanitaria.
Es irónico que la Cámara Baja, que ha demorado todo lo posible para actuar en inmigración, saque con un apuro un proyecto para ser aprobado días antes del próximo receso legislativo para poder decir que están haciendo algo.
En realidad los congresistas republicanos se ven forzados a actuar en inmigración mostrando que con todas las presiones y cabildeos no pueden ir mas allá que la seguridad fronteriza y aumentar las deportaciones