Abuela argentina halla a su nieto después de 36 años (video)

El hombre, que se presentó voluntariamente a una prueba de ADN, desapareció cuando era un bebé durante la dictadura

Estela de Carlotto, presidenta a grupo  Abuelas de Plaza de Mayo, abraza a un niño durante el 38 aniversario del golpe militar en su país.

Estela de Carlotto, presidenta a grupo Abuelas de Plaza de Mayo, abraza a un niño durante el 38 aniversario del golpe militar en su país. Crédito: AFP/Getty / DANIEL GARCIA

Buenos Aires — “Ya tengo mis catorce nietos conmigo”, dijo Estela de Carlotto (83), titular de las Abuelas de Plaza de Mayo, tras conocer que su nieto nacido en cautiverio y desaparecido desde la última dictadura argentina (1976-1983) fue hallado luego de que se presentara voluntariamente a una prueba genética.

“Él me buscó; ya lo he podido ver, es hermoso”, dijo Carlotto, llorando por momentos. “Yo no quería morirme sin abrazarlo”, dijo Carlotto, que ante el hallazgo de cada nieto de las Abuelas de la Plaza de Mayo se alegraba como si fuera el suyo propio.

El nieto recuperado, el número 114 que las Abuelas logran recuperar, es hijo de Laura Carlotto, detenida en noviembre de 1977, durante la dictadura, estando embarazada, y llevada al centro clandestino de detención de “La Cacha”, en la ciudad de La Plata (sur de Buenos Aires).

Laura tuvo un bebé que nació en cautiverio el 26 de junio de 1978 y al que llamó Guido.

El cuerpo de Laura Carlotto fue hallado sin vida y entregado a su madre el mismo día del asesinato, pero su hijo Guido no fue encontrado y la búsqueda llevó a Estela de Carlotto a ser una de las fundadoras de la asociación Abuelas de Plaza de Mayo.

“Soy el nieto de Estela de Carlotto”, le dijo ayer a uno de sus amigos más íntimos el pianista, arreglador y compositor de Olavarría Ignacio Hurban. “Él estaba sereno. Lo que le preocupaba a Pacho’ -tal su apodo- es cómo les iba a afectar la noticia a sus padres, los que lo criaron, porque se iban a enterar por televisión”, contó el amigo a LA NACION.

No fue un dato preciso, tangible, lo que llevó a Pacho, de 36 años, a albergar dudas sobre su identidad. Sólo lo sintió y decidió hacerse los estudios de ADN. Fue hace alrededor de dos semanas cuando finalmente resolvió hacerse los análisis, contó el amigo. “Le dijeron que iban a tardar tres meses -añadió-, pero le dieron los resultados a los diez días. Lo tomaron por sorpresa.” Tanto que casi no tuvo tiempo de avisarle a nadie.

Casi todos sus amigos se enteraron por televisión. “Nos estamos llamando entre todos. Fue una sorpresa total. Ni siquiera sabíamos que era adoptado”, dijo otro de sus amigos íntimos a LA NACION.

El nieto de Estela de Carlotto, hijo de Laura Carlotto, pensaba que había nacido en 1978, en Olavarría. Fue criado en un paraje rural cercano, llamado Colonia San Miguel. Lo criaron Juana y Clemente Hurban.

“No es parecido a Juana y a Clamente. Tiene la cara larga, puede ser parecido a la foto de Laura que mostraron por televisión”, dijo Oscar, un vecino de Loma Negra, la localidad donde hasta ahora vivió Ignacio.

El joven pasó su infancia en un campo propiedad de Francisco Aguilar -donde Clemente trabajaba como peón-. No tenía hermanos. Estaba mucho tiempo solo, leía: en su casa había una nutrida biblioteca.

“Es el intelectual de la barra. Nos recomienda libros, escribe muy bien. Es muy solidario, muy querido, y nos ayuda cuando hay que escribir”, contó otro de sus más queridos amigos.

Además, dijo, es un hincha fanático de River Plate -cuentan que “realmente estuvo muy mal cuando se fueron a la B”- y es dueño de un sentido del humor muy afilado. Está en pareja con Celeste, una diseñadora con la que planea casarse.

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