Capitalismo: ¿El verdadero antagonista?

Natasha Lycia Ora Bannan, Presidenta-Electa, Gremio Nacional de Abogados

La semana pasada más que 400 mil personas marcharon en las calles de Nueva York exigiendo que los países del mundo tomen medidas necesarias para enfrentar y detener el cambio climático. Ya sabemos que los países más ricos como EE.UU. utilizan más recursos naturales que cualquier otro, desproporcionado con las necesidades y cantidad de la población. Obviamente concienciarnos sobre el uso de recursos y nuestro abuso del planeta es necesario, pero debemos concienciarnos también sobre las corporaciones multinacionales que cometen abusos y maltratos no solamente del planeta, sino de los seres humanos que luchan contra las acciones y consecuencias de ellas.

Los intereses de las corporaciones multinacionales en seguir contaminando, explotando y abusando son profundos, extensos y vinculados a gobiernos alrededor del mundo. La falta de una regulación exigente y adecuada contribuye a que sigan abusando, como Monsanto, que se destaca por su uso de transgénicos en la producción de “comida”. Ya muchos sabemos en qué condición la petrolera Exxon dejó a varias partes de la Amazonia y las comunidades que dependían de ella. En el departamento de Chocó en Colombia, donde hay más población afro-descendiente y de comunidades indígenas, la fumigación por las multinacionales daña a los cultivos y la salud de esas comunidades. Algunas de ellas han sido desplazadas de nuevo porque el terreno donde antes cultivaban y que les alimentaba ya está podrido. Y en Nicaragua, sobre todo en la Región Autónoma del Atlántico Norte (conocido como RAAN), donde existen 115 comunidades indígenas, las compañías mineras canadienses y norteamericanas tienen fama de extractar y sacar todo lo que pueden de la tierra, dejándola vacía para quienes la sudan y la trabajan, sin haber invertido ni ayudado a las comunidades aledañas.

El nuevo libro de la autora y activista Naomi Klein, llamado “Esto cambia todo”, habla de la tensión inherente entre el capitalismo y el cambio climático. El planeta quiere un reposo de tanta expansión, y el capitalismo requiere siempre un aumento y crecimiento para poder sobrevivir. Si llegamos a tener una escasez de recursos vitales esenciales, como agua potable (que todo indica que en un futuro no muy lejano será la realidad), las corporaciones se beneficiarán de la inevitable competencia que se creará. Y como siempre, son los más pobres y marginalizados quienes se verán más afectados, teniendo que emigrar a otros países a buscar agua, evitar las “súper tormentas”, huracanes e inundaciones, y escaparse de la inevitable violencia resultante provocada por tanta escasez.

Si realmente queremos vivir como si no tuviéramos otro planeta esperándonos por habitar, tendríamos que hablar claro sobre quiénes se benefician de su mal comportamiento. Si no, entonces pregunto: entre el capitalismo y el planeta, ¿quién ganará?

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