Centros comerciales con serios problemas en Venezuela

Las tiendas enfrentan los estrictos controles gubernamentales, las numerosas inspecciones o la escasez de productos

Se hacen largas filas para poner conseguri alimentos en el país sudamericano.

Se hacen largas filas para poner conseguri alimentos en el país sudamericano. Crédito: EFE

Asediados por el peso que representan los controles gubernamentales, las numerosas inspecciones o la escasez de productos, los centros comerciales de Caracas registran un deterioro de sus servicios o el cierre de varias de sus tiendas.

“Aquí hubo una temporada en la que vinieron inspectores pidiendo papeles y varias tiendas fueron clausuradas por unos días, otras a la larga terminaron cerrando después que los obligaron a vender su mercancía y no pudieron reponerla”, lamentó la gerente de un local.

Las vitrinas de las tiendas ahora “lucen” calcomanías de las distintas dependencias que los han inspeccionado para saber si cumplen con las diversas regulaciones que van desde sanidad hasta pago de impuestos.

El Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat) y la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socio Económicos (Sundde), encabezan la lista de organismos que visitan los comercios.

Estas dos dependencias son los más temidas por los comerciantes ya que tienen la facultad de cerrar tiendas por evasión de impuestos o incurrir en el delito de usura, en el caso de la Sundde, que además puede intervenir para que venda su mercancía a precio de remate.

Además, la Comisión Nacional para las Personas Discapacitadas (Conapdis), el Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces), o los entes municipales de tributos son otros “visitantes” que suelen frecuentar los comercios.

A la presión de estos organismos hay que sumarle los atrasos en la asignación de dólares para importaciones que mantiene a muchos negocios con escasez permanente de mercancía para cerrar el círculo en el que operan muchos comercios.

Muchas de las tiendas venden sus productos con límites de unidades por personas para regular las ventas, lo que genera largas filas que en algunos casos son inclusive vigiladas por militares armados para mantener el orden.

Este ambiente hostil hacia el comercio es algo que va más allá de la percepción de los usuarios, e inclusive el Banco Mundial hizo un ranking sobre la facilidad para hacer negocios, en el que Venezuela ocupó el puesto 182 entre 187 países.

En el centro comercial Sambil, uno de los más emblemáticos de Caracas y que además tiene sucursales en muchas ciudades de América Latina, varias tiendas operan con escasa mercancía e incluso un par de locales cerró sus puertas.

Un visitante llamado Jorge González criticó cómo la gente por ser “presumida” se abalanza sobre tiendas como Nike, Adidas, Zara, Bershka o Pull and Bear, tras las fiscalizaciones, lo que en su opinión “demuestra que a la gente la mueve la vanidad y no la necesidad”.

Pese a todo, muchos usuarios siguen prefiriendo frecuentar los centros comerciales por ser más aseados, seguros y tranquilos que las ajetreadas calles de Caracas, pero lamentan como la crisis económica ha empezado a traducirse en un deterioro del servicio.

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