No todo está claro sobre las torturas

La grandeza de este país estaba precisamente en poder admitir haber cometido un error

Hay que dejar sentado algunos precedentes antes de escribir esta columna.

No creo en la tortura como forma de interrogar a nadie.

Tengo dudas de lo que haría si alguien me dijera que mi país fuese a ser blanco de un terrible ataque terrorista y en mis manos está un reo que puede tener información que ayudaría a impedirlo.

Si alguien me dice que mis precedentes son contradictorios admito que tienen razón. Así de confuso estoy ante el informe sobre las torturas de la CIA presentado por la senadora Diane Feinstein.

Me gustó mucho lo que dijo el vicepresidente Joe Biden: la grandeza de este país estaba precisamente en poder admitir haber cometido un error.

Hay mucho más que decir y cuestionar sobre el informe de la senadora Feinstein. No todo está claro.

¿Cuáles son las verdaderas razones por las cuales el informe de Feinstein se limita a documentos y no cuenta con entrevista alguna con los que tienen conocimiento de lo ocurrido? ¿Cuáles con las razones por las cuales la investigación del Departamento de Justicia – ya bajo el presidente Barack Obama decide no llevar a juicio a ninguno de los involucrados? ¿Por qué es que la senadora Feinstein opta por publicar su informe a pocas semanas de que el Senado pase a manos del Partido Republicano?

Quizás la más fácil de contestar es la última pregunta.

La senadora Feinstein está consciente de que en poco menos de tres semanas el control de el Senado pasa a los republicanos y el informe de ella es partidista.

Lo increíble es que el presidente Obama haya mantenido una posición moderada y ni siquiera le ha pedido la renuncia a John Brennan, el director de la CIA, que era parte de la organización cuando muchos de estos terribles incidentes ocurrieron. Brennan admitió que la CIA “cometió errores” pero niega que la tortura fuese el sistema prevalente a la hora de los interrogarios.

Veo ahora, cada vez con mayor frecuencia como los que quieren destruir este país, sus libertades, y su forma de gobierno, le cortan la cabeza a inocentes y publican el video de lo que hacen.

Creo que entiendo lo que hace el presidente Obama. Como candidato él criticaba libremente todo tipo de torturas y ahora como presidente – con el peso de la seguridad del país en sus hombros – veo como modera sus posiciones.

Cada día que pasa creo más que el propósito del informe de la senadora Feinstein fue partidista y que a pesar de los errores cometidos, este país repudia la tortura como forma de interrogar a un enemigo.

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