Una Navidad feliz por el reencuentro

Madre e hija pasan juntas por primera vez tras cinco años de separación

@Zaira_Reporter

Los últimos cincos años, la hondureña Dunia Vanegas (34) pasó las fiestas navideñas ansiando reunirse con su hija Samanta (6), a quien dejó de un año y cuatro meses al cuidado de su madre en su país natal.

“El papá de mi hija nos abandonó. No tenía trabajo, ni dinero para comprarle una buena comida a mi niña”, contó en la sala de su departamento en Hempstead, Long Island. “Me rompió el alma separarme de mi hija, pero me armé de valor para cruzar tres fronteras y venir a Estados Unidos”.

Tras superar los peligros de un cruce turbulento, Dunia se estableció en Long Island, donde es una trabajadora del hogar. Una vez aquí, ahorró cada dólar con el firme propósito de traer a su hija.

“La llamaba por teléfono todos los días. Al escuchar su voz crecía la urgencia de tenerla en mis brazos”, expresó. “Me deprimía en las navidades al ver a todas la medres celebrando con sus niños. Me sentía sola y vacía, no tenía paz”.

La fe cristiana fue el pilar que sostuvo a Dunia, quien acompañó sus oraciones con ayuno prolongado. “Tenía la esperanza de que cada palabra fuera escuchada en el cielo”, dijo. La madre indicó que en dos ocasiones intentó traer a su hija, pero el dinero no fue suficiente para costear la travesía de Honduras a Nueva York.

En abril pasado, Samanta hizo caso de las recomendaciones de otras madres que en meses recientes trajeron a sus hijos de Centroamérica, como parte de la ola de niños no acompañados que causó alarma en autoridades federales.

Samanta emprendió el viaje con dos primos pequeños, hijos de la prima de Dunia, y felizmente logró reunirse con su mamá.

“Soy una madre soltera y mi meta en la vida es que mi hija se sienta orgullosa de mí”, dijo Dunia. “Todo el esfuerzo para traerla es una forma de decirle cuanto la quiero”.

Según la Oficina de Reasentamiento de Refugiados, más de 2,200 menores no acompañados residen en Long Island. De esa cifra, 1,181 están en Suffolk, estadística que ubica al condado en el tercer lugar nacional como destino de niños inmigrantes. Nassau ocupa en quinto lugar, con 1.096 menores.

Dunia dijo que la primera navidad que celebra con su hija luego de años de separación será la más feliz.

“Mi más hermoso regalo es tener a mi niñita tan cerca de mí”, comentó. “Pienso en esas madres que sufren por no poder ver crecer a sus hijos y me siento bendecida, porque Dios me trajo a Samanta”.

Pese a las barreras del idioma, la niña no tuvo dificultades para adaptarse a su nueva vida. Con una sonrisa tímida, describió las fiestas navideñas en Honduras al lado de su abuela ‘Mamá Tere’ y con emoción enlistó los juguetes que espera recibir.

“En mi país no había regalos debajo del árbol”, comentó. “Estoy feliz con mamá. Escribí una lista de regalos y dibujé una casita. Mi mami me ayudó”

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