Directora Mariana Rondón trae su “Pelo Malo” a EEUU

La cineasta venezolana habla de su reciente película

Mariana Rondón estuvo recientemente en Nueva York.

Mariana Rondón estuvo recientemente en Nueva York. Crédito: Marcela Álvarez / impreMedia

El pelo, sostenía la diva Elizabeth Taylor, no se lo puedes confiar a cualquiera. Para muchos, la masa capilar es todo un tema. La película “Pelo Malo” de la directora Mariana Rondón aborda este issue y su impacto en Venezuela. La cinta ha sido bien acogida por la audiencia y jurados: ganó en el festival de San Sebastián.

Has dicho que “Pelo Malo” aborda un tema nacional en Venezuela. ¿Es una especie de obsesión el pelo?

Pelo malo es un gran tema en Venezuela y en el área del Caribe, e incluso Brasil. Es el pelo de la gente de raza negra. La gran mayoría en Venezuela es “pelo malo”, porque nosotros estamos tan mezclados que puedes ser inclusive ser blanco, con eso que llaman pelo malo. El origen de la expresión es racista y para muchísimas personas es ese encuentro doloroso e íntimo ante el espejo, de no lucir como te gustaría o como los cánones de belleza dicen que debes lucir.

¿Cómo se financió la cinta?

Es una película de bajo presupuesto y bastante austera. Se financió a través del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía de Venezuela, Ibermedia y el World Cinema Fund del Festival de Berlín.

Además de la financiación, ¿qué otros escollos tuviste que sortear para hacer esta cinta?

Creo que lo más difícil e importante era mantener claros los puntos de partida. “Pelo Malo” es una película sobre la violencia del gesto, la violencia de las miradas. La construí desde lo íntimo, desde lo familiar, para poder hablar de lo grave que puede llegar a ser no respetar al otro, no respetar las diferencias.

marcela.alvarez@impremedia.com

MIRA EL TRAILER DE “PELO MALO”

¿Qué descubriste como cineasta en el proceso de hacer esta movie?

Poco a poco me adentré al mundo de mis personajes y descubrí cómo este pequeño niño de 9 años, Junior, está respondiendo a un mundo de exigencias culturales para tratar de parecerse a un cantante de moda con pelo liso.

Pero en una cultura machista como la venezolana no es bien visto que un hombre se quiera alisar el pelo y es ese prejuicio que lleva a la madre a creer que protege a su hijo, impidiéndole cumplir sus deseos.

Es un retrato de cómo quedar atrapado en medio de una cultura de contradicciones. Ellos son una familia, reflejo de su contexto, que poco a poco van incorporando y haciendo propios los gestos de incomprensión y violencia.

Trabajar con actores amateurs. ¿Es más fácil o difícil?

Samantha Castillo, que hace el personaje de la madre, es actriz de teatro, pero nunca antes había hecho cine. Ninguno de los otros actores había hecho cine antes, menos aún los niños. Los actores que escogí son muy distintos a los personajes que hacen.

A mi no me interesa robarle la vida a mis actores, así que trabajamos durante cuatro meses construyendo los personajes.

Como debía trabajar con los niños y adultos, jugar resultó ser lo más natural, nunca ensayamos el guión. El juego consistía en trasladar el poder de uno a otro y así fueron apareciendo los personajes.

¿Cómo ha recibido el público en EE.UU. tu película?

Ha sido increíble, muy emocionante, Siempre se abre un gran debate sobre todos los temas de la película: el racismo, la homofobia, la política.

La película no le hace juicio a los personajes y eso permite que el espectador escoja su propio lugar desde donde ver la historia.

¿En qué países de Latinoamérica se estrenó?

Argentina, Uruguay, Brasil, Perú, Venezuela, México y a fínales de mes sale en Colombia y Chile.

¿Cuál es tu director favorito para ganar el Óscar? ¿Películas?

No vi aún todas las películas que están postuladas, por lo que no me parece correcto decir nada al respecto.

¿A qué director, o directores, vivos o muertos, invitarías a una cena imaginaria?

A John Cassavetes.

¿Cuántas otras directoras hay en Venezuela?

Hay muchas directoras mujeres, desde los años 60, con Margot Benacerraf, que fue la pionera, muchas mujeres en Venezuela se sintieron en total libertad de hacer cine.

¿Qué nos enseña el cine? ¿Por qué debemos verlo?

Primero que nada es un placer, pero además, como todo arte, es una ventana para descubrir nuevos mundos, descubrir el universo de otras personas.

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