Juez rechaza anular el juicio contra Pedro Hernández

Nueva York – Después de un impase el martes con uno de los testigos de la fiscalía, el juez Maxwell Wiley decidió este jueves continuar con el juicio contra Pedro Hernández por la muerte del niño Etan Patz en 1979.

Juan Santana, cuñado del acusado, quien era cajero de la bodega en SoHo donde también trabajó Hernández, testificó en el estrado el martes y negó haber dicho a los investigadores que el último día de trabajo de su cuñado fue el mismo día del crimen, el 25 de mayo de 1979, con lo cual contradijo su propia declaración de 2012 ante un gran jurado.

La parte acusadora le pidió al juez que declarara ‘hostil’ al testigo, mientras que el defensor de Hernández solicitó que se anulara el juicio.

“No recuerdo. El que recuerde lo que almorzó hace dos semanas que levante la mano”, había dicho el testigo llamado por la parte acusadora.

Tras un día de interrupción el miércoles, el juez Wiley acordó con las dos partes, pero sin la presencia del jurado, continuar con el interrogatorio de Santana este jueves. Sin embargo, el magistrado advirtió que volvería a revisar las transcripciones del testimonio que dio el testigo el martes en el que incurrió en las inconsistencias.

Por su parte el abogado Harvey Fishbein, defensor de Hernández, criticó que la Fiscalía hubiera llamado a testigos que tenían “alguna o poca información”.

La fiscal Joan Illuzzi-Orbon explicó que el énfasis en las fechas era porque quería refrescar los tópicos que el testigo había dicho y que eso produjo su desconcierto.

El juez pidió más paciencia durante el proceso de interpretación y que tanto las respuestas en español como la interpretación en inglés fueran habladas frente al micrófono.

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Tras hacer estas aclaraciones se retomó el juicio y se permitió la entrada del jurado y de Juan Santana, el testigo de 69 años que se mostró más tranquilo y colaborador que el pasado martes.

La fiscal formuló preguntas sobre la ubicación de los objetos y las máquinas en la extinta bodega y la manera en que se recibían las mercancías y se botaba la basura, para sugerir que aquellas eran faenas constantes realizadas por Hernández a quien se acusa de haber atraído a Etan con un soda hacia la bodega, donde luego supuestamente lo estranguló en el sótano del local.

Por su parte el defensor le preguntó a Santana por las medidas de seguridad en la puerta de acceso que conectaba con el sótano. El testigo respondió que los dueños insistían que se mantuvieran cerradas con candado porque había habido episodios de robo de cervezas y gaseosas. Con esto pretendió resaltar que habían protocolos para el acceso al sótano donde supuestamente ocurrió el crimen.

Fishbein continuó recalcando las limitaciones de su defendido: “Él es un buen hombre que ha sabido hacer su trabajo en bodegas o como conserje, pero en 2012 los investigadores lo coaccionaron y lo trataron como ‘saco de arena de boxeadores’”.