Tres estrategias para convertir la crítica en aprendizaje
Especialmente en el trabajo, ser blanco de críticas puede generar molestia y frustración, pero es posible tomar algo positivo de la situación
Has hecho un gran esfuerzo y por fin la presentación de tu nuevo proyecto laboral fue aceptado y aplaudido por tu jefe, pero cuando compartes el logro con la más cercana de tus colaboradoras no tarda para soltar el primer dardo: “La exposición te quedó bien, ¿pero te fijaste que comprometiste tu horario de trabajo? Una vez más quedó demostrado que no tienes carácter, deberías de…”
Ésta es sólo una pequeña muestra de las muchas críticas negativas a las que puedes estar expuesta, aunque también está el otro lado de la moneda: quien lo hace de manera positiva y sus comentarios contribuyen a que cada vez seas mejor en lo que realizas. Aprende a lidiar con ellas y aprovecha el punto de vista de los demás para que, lejos de causarte temor y malestar, te sirva como impulso para reconocer tu esfuerzo, tus limitantes, así como las áreas de oportunidad que posees.
Rafaella aspira a ser escritora, aunque no tiene la experiencia necesaria. Cuando su editora le hace ver sus fallas, lejos de poner atención en lo que ella le dice, tiende a fijarse en el cómo; el resultado es fatal “porque no aprovecha el conocimiento de su formadora para aplicarlo en su trabajo y está más preocupada por ser víctima, por lo mismo corre el riesgo de convertirse en el peor juez de su trabajo, vivir eternamente inconforme y temerosa de lo que los demás opinen de ella”, explica el psicólogo y catedrático Luis Escorcia.
Cualquiera que sea la crítica ocúpate de rescatar lo que sea de valor para ti. Por ejemplo, si alguien desvirtua tu proyecto laboral debido a tu supuesta incapacidad de proteger tus horarios de trabajo, es una llave de aprendizaje que deberás considerar para saber si requerirás de apoyo externo. Aunque la intención de quien hizo el comentario no era buena, tu capacidad para tomar lo que te conviene puede transformarla en algo afortunado.
La exigencia en este sentido es clara: no puedes convertirte en presa de ti misma y de quienes te rodean. De pronto es muy fácil juzgar con severidad cada paso que das e incluso validar lo que el resto de la gente opina.
Muchas personas que alcanzan el éxito, se lo deben precisamente a que estuvieron abiertas a escuchar las críticas. El psicólogo Luis Escorcia va más allá y sugiere que pidas a tu juez un informe oral detallado de lo bueno y malo que ve en tu actuar. A más información, dice el experto, más idea de las áreas de crecimiento y de estabilidad tendrás a tu alcance. Dale un giro a la concepción negativa de ser juzgada y empieza a gozar de las mieles de estar en el ojo del huracán.
Saca provecho de quienes tienen a bien hacer una evaluación de ti. Conoce tu cuestionario base para mejorar:
• ¿Cuáles consideras que son mis aciertos?
• ¿Qué cualidades observas en mí, para modificar mis errores?
• ¿Por qué piensas que estoy equivocada en mi proceder?
• ¿Puedes ofrecerme algunas soluciones?, no para actuar como lo haría tu crítico, sino para ver otras alternativas.
Para leer: No cuentes conmigo. Pilar Guerrero. Ediciones Obelisco
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