Una noche de leyenda: JC Chávez vs. Meldrick Taylor

Polémica y emocionante, brutal y sublime, histórica e inolvidable. Son algunas de las etiquetas que se le pueden colgar a la primera pelea entre Julio César Chávez y Meldrick Taylor que este 17 de marzo cumple 25 años de haberse inscrito en las páginas de las grandes noches del boxeo mundial.

Esa batalla puede todavía encender discusiones. Para muchos, el réferi Richard Steele le robó a Taylor de la oportunidad de vencer al campeón mexicano cuando le detuvo la pelea a los 2:58 del último asalto.

Para otros, ese combate es el que lanzó a Chávez del estrellato al universo de las leyendas. Es la historia de un hombre que sabiéndose derrotado, siguió adelante y ganó con un providencial derechazo a unos segundos de la última campana.

La crónica que entonces escribió Raúl Fernández para El Diario, lo dice todo:

“Señores, fuimos testigos de una hazaña, de una pelea formidable, de esas que se ven muy de cuando en cuando…”, se lee en el archivo.

No es increíble que tanto tiempo después no recordemos de aquella batalla. Al volverla a ver gracias a la magia de YouTube.com (está disponible en su totalidad en español e inglés), uno se maravilla ante la entrega de ambos púgiles que poco se imaginaban lo que ahí ocurriría.

Ninguna otra pelea ha llamado tanto la atención, pues los dos campeones de los súper ligeros (140 libras) –Chávez del Consejo Mundial de Boxeo y Taylor de la Federación Mundial de Boxeo-llegaban al pleito en plenitud de facultades, algo que rara vez ocurre en la actualidad.

Además, el ganador podría ganarse el título del mejor peleador libra por libra ya que 34 días antes Mike Tyson, el monstruo del boxeo, había perdido su título mundial ante James ‘Buster’ Douglas, dejando así una vacante en el trono del mejor libra por libra del mundo.

La cartelera se llamó ‘Trueno vs. Relámpago’. Con 27 años de edad, el originario de Ciudad Obregón, Sonora, era el trueno que acababa a sus oponentes con el poder de sus puños y la dura lucha cuerpo a cuerpo, combinación que le daba una marca de 68-0 y 58 nocauts al llegar a este combate.

Cuatro años menor, el originario de Filadelfia, apodado TNT como la dinamita, era un veloz y ágil peleador que, con menor experiencia profesional (24-0-1, 14 KO), representaba la prueba más dura para el mexicano.

Aunque los primeros asaltos fueron divididos, para el cuarto episodio Chávez no encontraba a Taylor que lo castigaba a placer con metralla y luego salía por piernas.

“Es un hombre muy veloz. Me sorprendió un poco”, dijo Chávez después de la pelea a la televisión mexicana que lo seguía a todos lados.

Del cuarto al octavo round, Chávez no presentó argumentos para responder al centelleante y eficaz estadounidense, que ya para entonces había sumado los puntos suficientes para irse adelante en la cuenta de al menos dos de los jueces.

Pero aunque muchos consideran que Taylor le estaba dando una paliza a Chávez, su rostro decía otra cosa.

Tenía la nariz demolida, los ojos casi cerrados y sangre escurría de su boca. Para el noveno asalto, ese castigo le pasó la factura.

Chávez comenzó a conectar más golpes de poder buscando acabar algo que ya tenía fuera de sus manos.

Al final del onceavo asalto, Taylor se fue a su esquina levantando las manos en señal de triunfo. Tres minutos lo separaban de la gloria.

Chávez salió a buscarlo al final, y Taylor obedeció a su esquina, en un error de estrategia, y aceptó el combate.

Con menos de un minuto en el reloj, el mexicano lanzó una derecha por encima de un jab de su rival que se cimbró dramáticamente.

Chávez olió la sangre y supo que no le quedaba mucho. Se abalanzó en el intercambio de golpes y encontró el hueco en la guardia de Taylor para conectar con la derecha en el rostro de Taylor que cayó en la esquina con 17 segundos en la pelea.

Steele le dio la cuenta de ocho, y le preguntó dos veces a Taylor si estaba bien, pero él no le respondió. Steele entonces detuvo el pleito y nadie lo podía creer.

Pero lo increíble abre el camino de los inmortales. Chávez sufrió toda la pelea, pero gracias a esa derecha milagrosa se hizo leyenda