Juicio contra Pedro Hernández en la recta final
La próxima semana empezarán las deliberaciones del jurado
Nueva York – Después de 10 semanas de testimonios, la Fiscalía y la defensa terminaron de llamar a sus testigos y el próximo lunes ambas partes presentarán sus argumentos finales frente al jurado, en el caso contra Pedro Hernández, el principal sospechoso por la muerte del niño Etan Patz, quien desapareció en 1979 en SoHo.
El jueves la Fiscalía llamó a su último testigo, Yvonne Vélez (51), quien fue la novia del acusado en la adolescencia. Como otros testigos de la parte acusadora, la mujer dijo que Hernández no había mostrado síntomas de enfermedad mental mientras crecían en Camden, Nueva Jersey. “Nunca oyó voces ni tuvo problemas mentales”, testificó Vélez en español.
Desde la semana entrante la suerte del acusado dependerá de siete hombres y cinco mujeres que componen el jurado, quienes a partir del martes iniciarán sus deliberaciones para luego decidir si es culpable o inocente.
La Fiscalía se apoya principalmente en las declaraciones que hizo Hernández en mayo de 2012, en las cuales confesó que había asesinado al pequeño que tenía seis años.
Pero los abogados de la defensa insisten que tales declaraciones fueron invenciones de un hombre con un bajo coeficiente intelectual y desorden de la personalidad que le dificulta distinguir la fantasía de la realidad.
Hace algunas semanas su hija Becky declaró que su padre tenía frecuentes alucinaciones y episodios de paranoia, inclusive antes de que confesara el crimen.
La Fiscalía contra argumentó que Hernández (54) nunca se quejó de alucinaciones y no mostró retrasos mentales cuando pidió beneficios de incapacidad a principios de la década de 1990. La fiscal Joan Illuzzi-Orbon dijo que el acusado ha exagerado sobre su discapacidad.
Hernández fue arrestado en mayo de 2012 después de que su excuñado reportó a la Policía que él le confesó en 1979 a su familia y a varios miembros de una iglesia cristiana que había cometido el crimen.
Etan desapareció cuando caminaba por primera vez solo hacia la parada del bus escolar. El pequeño solía detenerse en la bodega donde trabajada Hernández y compraba dulces. El acusado confesó que atrajo al niño al sótano con la promesa de una soda, luego lo estranguló, metió en una caja y finalmente abandonó a cuadra y media en la calle Thompson.
El cuerpo de Etan nunca fue encontrado.