Cualquier tipo de discriminación nos afecta a todos

Muchas personas que viven en alguno de esos 14 estados donde no se reconoce al matrimonio igualitario, sufren discriminación y acoso condonados por el mismo estado

Frankie Miranda, es el nuevo Presidente de la Hispanic Federation. /Suministrada

Frankie Miranda, es el nuevo Presidente de la Hispanic Federation. /Suministrada Crédito: Suministrada | Hispanic Federation

La Corte Suprema escuchó ayer argumentos en el caso de Obergefell v. Hodges, en el que se decidirá si el matrimonio igualitario será reconocido en todo Estados Unidos.  Éste es un momento histórico, ya que aunque la mayoría de los estados ya reconocen el matrimonio igualitario, en 14 aún no reconocen el derecho de las personas adultas del mismo género a unirse legalmente en matrimonio. Para algunos, se trata de una batalla legal que no les concierne o afecta. Por experiencia personal, a esos les digo que están equivocados.

A pesar de ser puertorriqueño y por ende, ciudadano estadounidense, yo sufrí discriminación y fui penalizado por las leyes de mi propio país por el simple hecho de ser gay.  En 2003, mi compañero de tres años fue deportado a Brasil, su país de origen. Aunque las leyes de inmigración permiten que ciertas personas puedan ajustar su estatus migratorio a través del matrimonio, el mismo beneficio nos fue negado. Al contrario, se le impuso una penalidad de 10 años durante los cuales no pudo regresar a los Estados Unidos.

Estábamos devastados. Sin ninguna posibilidad de apelación, en un instante pasamos a ser dos más de los miles de personas que sufren la terrible realidad de ser separados de sus familias debido a leyes que usan la discriminación como base para negar derechos humanos básicos. Durante una década, Ricardo y yo luchamos para mantener nuestra relación a pesar del impacto económico y psicológico. Finalmente, triunfaron nuestro amor y nuestra perseverancia. En 2013, gracias a la decisión de la corte en el caso US v. Windsor, que reconoció el derecho de las parejas del mismo sexo a recibir derechos federales, Ricardo y yo pudimos casarnos y él obtener residencia permanente en este país.

Luego de 14 años de relación, nuestra historia tuvo un final feliz… pero sólo por la casualidad de residir en Nueva York.  Muchas personas que viven en alguno de esos 14 estados donde no se reconoce al matrimonio igualitario, sufren discriminación y acoso condonados por el mismo estado. Y un ambiente donde se promueve la discriminación y la coerción de los derechos fundamentales no sólo nos afecta a los gays, sino a todo aquellos y aquellas que se perciben como diferentes, incluso los miembros de la comunidad latina, que ha luchado durante muchos años por una reforma inmigratoria equitativa, por los derechos humanos de los inmigrantes, por los Soñadores, por la reunificación familiar.

Una comunidad cuyos integrantes han vivido en carne propia la exclusión no debe tolerar ningún tipo de discriminación, incluyendo la discriminación contra las personas gay, ni tolerar la privación de ningún derecho, como el derecho al matrimonio igualitario.  Porque al final, la discriminación nos afecta a todos.

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