Capellanes cumplen rol clave en el NYPD

Apoyan a ex veteranos y al resto de oficiales que atraviesan situaciones traumáticas

Entre los alrededor de cincuenta mil miembros del Departamento de Policía, NYPD, 3,500 han sido militares antes de unirse, e inclusive algunos oficiales decidieron alistarse para la guerra de Kuwait en 1990 o las de Irak y Afganistán desde 2001 por lo que debieron recibir entrenamiento extra. Sirven a la ciudad y también al país. “Muchos con experiencia vienen porque esto se siente como una familia”, dice el detective Raúl Rodríguez (44) quien además es capellán de la fuerza.

Rodríguez cuenta a El Diario que muchos oficiales regresan con estrés post traumático u otras complejas secuelas de la guerra y su labor es ayudarlos en la transición al NYPD o si deben enfrentar de nuevo situaciones estresantes. Es uno de los doce capellanes que recorren cuarteles y otras unidades para dar asistencia.

Al mismo tiempo que los ex militares, hay un grupo más grande de oficiales que en ocasiones necesitan ayuda sicológica. “Alguien puede estar alterado por casos que manejan, porque tiene problemas personales como un hijo o un padre enfermo, entonces les damos opciones de apoyo”.

El inspector Eric Pagán, de la oficina de información del NYPD, expande el alcance de la labor de los capellanes. “Cuando un niño muere, van consejeros a la escuela a hablar con los compañeros y a asesorar a los profesores. Conversan sobre mecanismos que pueden usar para enfrentar la pérdida”.

La función de los capellanes abarca todas las religiones y credos. Aprenden un poco de todas para ayudar al personal y al público según sus creencias.

El capellán Rodríguez continúa: “tienes que estar psicológicamente preparado, es como disponer tu sistema inmunológico. Tanto en la guerra como en las calles de Nueva York vas en una misión. No es nada personal, es la manera en que nos entrenan”.

Como parte del entrenamiento los oficiales operan un simulador en el que responden según la situación. “Así en la realidad, a veces solo se cuenta con dos segundos en los que uno debe tomar una decisión”.

En los procesos de recuperación de situaciones adversas, lo que puede ser importante para uno, no puede serlo para otro. “Hay un dicho que tenemos los militares: mantenlo simple. Dime tres aspectos que sean importantes para ti: la familia, la salud, el trabajo, el amor”, explica el capellán Rodríguez. “Desde allí se ayuda a reconstruir emocionalmente”.

De los miembros civiles y uniformados, todos sin importar el rango pueden obtener servicios y los capellanes los remiten a agencias como Safe Horizon. “Todo es confidencial”.

“Nosotros nos tenemos que cuidar entre sí porque no todo el mundo puede hacer este trabajo. Mucha gente olvida que nosotros también somos humanos”, concluye el sargento Carlos Nieves.

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Imagen de archivo del detective Raúl Rodriguez en sus tiempos en la Fuerza Aérea. Suministrada/ NYPD

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