Adolescente es encontrado culpable por asesinato de padre dominicano

Kahton Anderson se enfrenta a una pena de cárcel de entre 15 años a cadena perpetua, por la muerte de Ángel Rojas en Brooklyn

Nueva York—  La juventud de Kahton Anderson, de 15 años, se esfumará tras las rejas. El adolescente fue encontrado culpable de homicidio y se enfrenta a una condena de 15 años de prisión a cadena perpetua por la muerte del dominicano Ángel Rojas, de 39 años, a quien disparó en la cabeza cuando la víctima viajaba en un autobús repleto de pasajeros en el sector de Bedford-Stuyvesant, en Brooklyn.

Anderson, quien cometió el crimen en 2014 cuando tenía 14 años y era un estudiante de octavo grado, declarado culpable de asesinato en segundo grado. El fiscal del Distrito de Brooklyn, Ken Thompson, anunció que el muchacho también fue encontrado culpable de intento de asesinato en segundo grado, un cargo de intento de asalto en primer grado, uno de imprudencia temeraria en primer grado y otro de uso criminal de un arma de fuego en primer grado.

“Ángel Rojas era un hombre inocente y trabajador que llegó a nuestro país para perseguir el sueño americano”, dijo el fiscal Thompson en un comunicado de prensa. “Todo eso fue trágicamente y brutalmente arrebatado en un instante por un adolescente atrapado en la cultura de las pandillas y la violencia al azar y sin sentido generada por las armas de fuego. Con suerte, su convicción traerá a esa familia destrozada algo de consuelo”.

Está previsto que Anderson sea sentenciado el 18 de febrero por el juez Dineen Riviezzo, del Supremo Tribunal de Justicia de Brooklyn. El adolescente fue juzgado el año pasado, pero el jurado no pudo llegar a una decisión sobre la acusación de asesinato.

La tarde del 20 de marzo de 2014, Anderson, un miembro de la pandilla Stack Money Goons, sacó un revólver .357 de su mochila y abrió fuego en un autobús B15 cuando abordaron tres miembros de la pandilla rival Twan Family.

Ángel Rojas, padre de dos niños de 8 y 12 años, se encontraba en un asiento delantero hablando por teléfono cuando recibió un disparo en la parte posterior de la cabeza. El joven pandillero salió corriendo del autobús tras sus rivales y continuó disparando hasta vaciar su arma, según los fiscales. La víctima murió poco después en el Hospital Woodhull.

“Espero que el chico pague por lo que ha hecho. Quiero justicia. Ha matado a una persona inocente y nos ha dejado solos. No sé que vaya a pasar. Hasta he pensado que yo también podría morir”, declaró la esposa de la víctima, María López, al diario New York Post cuando ocurrió el asesinato. Para entonces, el hijo mayor de Rojas, Suray, se preguntó desconsolado “¿Por qué un chico de 14 años tiene un arma?”.

Rojas trabajaba en un puesto de frutas en Brooklyn y tenía un segundo empleo para complementar los ingresos familiares. El comerciante había llegado a Nueva York hace cuatro años con su esposa y sus dos hijos de Republica Dominicana.

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