Comunidad hispana conmocionada tras homicidio de familia mexicana en Chicago
Hispanos expresan tristeza y shock por el brutal asesinato de los seis miembros de una familia mexicana que vivía en el barrio de Gage Park, Chicago
En la mañana del domingo, en un ambiente sombrío y melancólico, docenas de personas se detuvieron en Gage Park, Chicago, frente a la casa de la familia mexicana que fue asesinada hace solo unos días, para darles un último adiós y para ofrecer, muchos sin haber conocido a las víctimas, sus condolencias.
En el jardín al frente de la casa de dos pisos, donde ocurrió el crimen macabro, se encuentran seis cruces blancas decoradas con corazones rojos, rodeadas de flores, osos de peluche, velas con imágenes de santos y de la Virgen de Guadalupe, y un par de balones de futbol color anillo fluorescente, uno con un mensaje que decía: “Para Ti Alexis, tu Couch Rogers”.
Cada cruz esta dedicada a cada una de las víctimas: Rosaura Martínez, de 58 años, su esposo, Noe Martínez Sr., de 62, sus hijos Noe Martínez Jr., de 38, y María Herminia Martínez, de 32, y los hijos de Herminia, Leonardo Cruz, de 13, y Alexis Cruz, de 10.
Mientras la policía entraba y salía de la casa, uno con bolsas de evidencias y artículos de investigación, y mientras los vecinos miraban hacia afuera cautelosamente desde sus ventanas, hispanos llegaban a este lugar, persignándose, observando las cruces, unos en silencio, otros conversando en voz baja, especulando sobre el por qué esta horrible tragedia ocurrió.
Simplemente, nadie lo puede creer.
Juan Álvarez, un hombre mexicano que lleva viviendo en este barrio de Gage Park por más de 20 años, caminó hacia la casa junto a sus tres nietas. Se detuvo a la distancia y observó a la muchedumbre. “La verdad es que esto es una cosa terrible”, dijo. “Uno nunca piensa, nunca en la vida, piensa que va a pasar eso. Quedamos en shock”.
Su esposa ha llorado. Ambos se preguntan una y otra vez, qué fue lo que paso y por qué. “Fíjese que el señor (Noe Martínez Sr.) era bien tranquilo, de su casa a su trabajo, y así… Ellos no tenían problemas con nadie. Todos los de aquí de mi barrio siempre estamos mirando, nos ayudamos. Estamos sorprendidos”.
Mónica Arias, una de las vecinas, dice que sus hijos de 10 y 13 solían jugar con Leonardo y Alexis, las otras dos víctimas. “Eran niños juguetones, nunca tuve ningún problema con ellos, no eran traviesos”, dijo.
En los veranos ella veía a los Martínez sentarse afuera en el patio de atrás. Todos se saludaban cordialmente a la distancia mientras los perros de ambas familias se ladraban. Los niños, cuando eran más pequeños, solían bañarse en una pequeña piscinita en el patio de atrás de los Martínez, mientras los adultos se sentaban en el garaje.
Al enterarse de la masacre, los niños de Arias no pudieron dormir por unas noches por lo que los tuvo que dejar dormir en la sala de la casa porque tenían miedo. Y ahora la familia se quiere ir del barrio, dijo Arias.
“Mis niños dicen que estas cosas solo pasan en las películas, no en la vida real. Uno nunca se hubiera imaginado que pasaran las cosas tan cerca de uno”, dijo. “Vi cuando sacaron dos de los cuerpos y me dio escalofrío y mucho miedo.”
“Me pasan mil cosas por la cabeza. Estoy triste, no hay palabras para describir lo que uno siente, es que aún no lo podemos creer”, dijo Arias.
Salomón Pérez llegó al lugar a entregar flores junto a su esposa, Celena, y dos hijos, desde otra comunidad. “Es desconcertante. Le duele a uno y acá venimos a apoyar. Con tanta cosa que se ha dicho que ya no sabemos nada. No los conocemos, pero estamos con su dolor y cada día estamos siguiendo las noticias.”
“Pues los niños inocentes, apenas estaban empezando a vivir,” añadió Celena Pérez. “Uno piensa en sus hijos, pues la juventud es el futuro del mañana y uno se pregunta cómo puede pasar una tragedia así. Nadie tiene derecho de quitarle la vida a alguien, esto es terrible”.
“Sólo queremos que se aclare esto para que puedan descansar en paz,” dijo Guillermo Cervantes. “Esto es un golpe muy duro para todos, pues fue toda una familia, los niños, todos, aquí en su propia casa, es algo muy difícil de asimilar, pues no los conocemos pero son la misma raza de uno. Somos latinos y nos duele. Ojalá que estén con Diosito y descansen en paz.”
María Martínez llegó desde Arlington Heights a dar sus condolencias. “Me enteré de esto y me conmovió mucho esta historia que es muy terrible. A todo el público lo ha conmovido. Hay tantas cosas que uno puede pensar cuando en realidad no se puede especular”.
Así como personas llegaban con recuerdos, flores y cosas, otras escribían mensajes en las cruces. Uno decía: “Descanse en paz, Sr. Rosa. Que Dios los tenga en la Gloria, a todos ustedes.”