Cuando el hijo de tu amiga quiere llevarte a la cama…

¿Tener una aventura amorosa con el hijo de una amiga o no? He ahí el dilema

pareja dispareja

Hay que valorar la pertinencia de una relación con un joven al que conoces desde niño. Crédito: Shutterstock

“Mira, el nene es de lo más lindo. Tenía 19 años en ese entonces. Estábamos en una fiesta de esas familiares, y él fue bien insistente en estar conmigo. Yo hacía meses que me había dado cuenta de que me echaba miraditas coquetas, pero no le hacía caso. Tú sabes, lo conocía desde que tenía 14 y aunque crezca lo sigues viendo como un niño, aparte de que es el hijo de una amiga mía. Pero ese día (de la actividad), fue cuando finalmente me lo dijo: que sería el hombre más feliz si yo le correspondía para estar con él en la cama”.

Para Wanda, quien pidió que ocultáramos su nombre verdadero antes de compartir su testimonio, el acercamiento la sorprendió mucho. Eso sí, no le molestó para nada.

“Me sentí súper halagada, como una artista. La mujer más bella del mundo. ¡Imagínate, yo de 34 (años), y que alguien mucho menor que yo me dijera eso!”, confiesa.

Ahora bien, no era cualquier joven, sino el hijo de una de sus mejores amigas, alguien a quien aún considera como su hermana.

“Esa parte fue la que no dejaba de martillar en mi cabeza. ¿Cómo le iba a decir que su hijo quiere que me acueste con él? Aun cuando me sentí halagada, me hice la loca y le seguí conversando de otros temas, pero él seguía insistiendo. Tanto estuvo, que cuando me despedí, que ya era de madrugada, le vino a su mamá con el cuento de que yo le iba a dar pon porque él estaba cansado y quería estar en su casa ya. Así que se montó en mi carro, y en el camino, seguía con el coqueteo”, recuerda.

“Frente a su casa, ahí fue que me insistió más y me comenzó a besar. Te reconozco que me dejé llevar y le correspondí un rato, hasta que de repente me arrepentí, y lo alejé, algo que le molestó, y mucho. Su intención era que me lo llevara para mi casa antes de que sus padres regresaran a la suya, pero no, le insistí que no era lo correcto, hasta que se resignó. Se enojó y por semanas ni me hablaba cuando coincidíamos sus padres, él y yo. Yo nunca le dije nada a mi amiga. Creo que al día de hoy, no lo sabe. Pero por un tiempo, me torturaba que ella pudiera enterarse de que nos besamos, aun cuando no llegó a mayores”.

¿Bien visto?

Ambos eran mayores de edad, solteros y sin compromiso. Sin embargo, ¿es correcto tener una aventura amorosa con el hijo de una amiga? ¿Y qué pasa si quieren llevar la relación más lejos? ¿Cómo le explicas a tu amiga que estás enamorada de su hijo, y que él te corresponde?

La psicóloga licenciada Noemí Bernier menciona que “el ser humano tiene un constante debate entre lo que es legal versus lo que es moral”. Sin embargo, ambos factores son importantes a los momentos de tomar una decisión de mayor envergadura. Cada cual es responsable de esas decisiones considerando que no todo lo que es legal te dará tranquilidad y la verdadera felicidad”.

Además,  la experta en terapia individual y de familia  expone que “cuando las relaciones de pareja se van desarrollando, deben ser enfocadas en una base de valores y principios.

“Por eso, al hablar de una relación de pareja donde existe una amistad con alguien tan cercano como el hijo de tu amiga, sería importante tomar en consideración el respeto y la amistad antes que dar ese primer paso o acercamiento”.

En el caso de Wanda, al día de hoy permanece con la duda de si debe decirle a su amiga lo que pasó. “El ser humano debe afrontar con responsabilidad y valentía las decisiones que toma, sean correctas o no. Esto hoy se ha perdido en nuestra sociedad”, responde Bernier.

Claro, como es de suponer, aceptar los avances sexuales del joven es algo que no necesariamente va a quedar en secreto. Y de descubrirse, sabemos que son mayores las probabilidades de que surjan roces. “El mayor conflicto que puede enfrentar es la visión de respeto y confianza”, señala la psicóloga. “Esto provocaría una laceración en la relación de amistad,  y en la relación de madre e hijo”, puntualiza.

“Me sentí rara”

La situación de Ariana, quien también solicitó que cambiáramos su nombre real, fue un poco distinta. Él tenía 21, y ella 37. “Yo no tenía ningún interés en él. Pero un día me llamó, aun cuando no le había dado mi número de teléfono, y me invitó a salir para una fiesta de la universidad, con sus amigos. Me sentí rara. Le comencé a poner excusas, pero él insistía, y ahí fue que comenzó a piropearme”, relata. Además, reconoce que había notado que él mostraba interés hacia ella, pero no le daba importancia al asunto. “Lo conozco desde que tenía 10 (años). Aunque cuando me hizo la invitación era todo un hombre, para nada dejaba de ver en él al hijo de mi amiga, a quien quiero con el alma”.

Rechazar sus avances no fue fácil, no porque se sintiera atraída, sino porque “le tengo mucho cariño (al joven) y no quería que se sintiera mal”.

En el debate de si debía o no decirle a su amiga lo que pasó, finalmente decidió llamarla. “Luego de conversar algunos temas, aproveché y le conté que su hijo me había invitado a salir, y de inmediato también le dije que rechacé su invitación. No quería que sintiera que yo me había pasado en la confianza”, menciona.

Pero si le sorprendió la invitación del joven para salir, más le asombró la respuesta de la madre. “Me dijo que fue ella quien le dio mi número de teléfono, y que sí, que ella lo sabía, que yo le gustaba. Que si yo quería salir con él, ella no tenía problemas porque su hijo ya era un adulto, yo era una buena mujer, y que ella no tendría problemas con eso… Sí, me pareció demasiado liberal. Pero aun así, me mantuve firme en no salir con él. No es que fuera más joven, es que es el hijo de una amiga, y pienso que tarde o temprano eso puede dañar la amistad”.

Respecto a la decisión de hablar a su amiga la situación, la psicóloga expone que “siempre es importante la sinceridad para aclarar cualquier mal entendido. En amistad verdadera hay espacio para la comprensión y el diálogo”. Por supuesto, “comunicar una decisión delicada, debe ser realizada de manera respetuosa, firme y sincera”.

Aun cuando el chico te resulte atractivo, la psicóloga enfatiza que “es importante que la mujer piense con sabiduría si vale la pena afectar una amistad por complacer un deseo momentáneo o pasajero”.

Además, concluye que “hoy día muchas relaciones se basan en solo atracción física, sexo y disfrute momentáneo, cuando la realidad es que el elegir una pareja debe basarse en aspectos más importantes. Por ejemplo, la fidelidad, compromiso, el verdadero amor, y sobre todo, el deseo de compartir una vida juntos”.

– Rosa Escribano

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