Sobrino de Berta Cáceres pide ayuda a EEUU para castigar a responsables del crimen

“Mi tía Bertita es ahora una mártir”, dice su sobrino

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Crédito: Goldman Environmental Foundation

WASHINGTON.- Estados Unidos debe ejercer presión sobre el gobierno hondureño, incluso reteniendo la ayuda económica y militar, para que investigue a fondo el asesinato de la activista Berta Cáceres y castigue a los responsables, dijo este domingo su sobrino, Silvio Carrillo.

En entrevista con este diario, en el marco de una visita a Washington, Carrillo sugirió que las autoridades están encubriendo el asesinato de la coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), ocurrido en la madrugada del jueves en la ciudad de La Esperanza, y dijo no confiar en la voluntad del gobierno del presidente Juan Orlando Hernández para resolver el caso.

Carrillo, un periodista asentado en San Francisco (California), recibió la mala noticia sobre “tía Tita” a través de un confuso texto por parte de su madre,  pero rechaza rotundamente las versiones de la policía y de periódicos “de derecha” de que se trata de un “crimen pasional”.

Al igual que una hija de la víctima, Olivia Zúñiga Cáceres, también Carrillo cuestiona las cambiantes versiones de la policía sobre lo ocurrido y la identidad de los presuntos responsables, y le molesta la sugerencia de que pudieron ser dirigentes del COPINH “porque estaban celosos de Bertita”.

¿Encubrimiento de muchas manos?

“Están fabricando cosas para encubrir a los autores intelectuales de este crimen. Hay tantas manos metidas en esta bolsa, y eso es típico en Honduras… es el mismo sistema, el mismo grupo de gente, que por años le ha estado robando a la gente pobre”,  afirmó.

Para Carrillo,  la muerte de Cáceres es consecuencia de sus años de trabajo en defensa de los derechos del pueblo lenca en La Esperanza y, más recientemente, en contra de la construcción de la represa en Agua Zarca.

Berta Caceres stands at the COPINH (the Council of Popular and Indigenous Organizations of Honduras) offices in La Esperanza, Intibucá, Honduras where she, COPINH have organized a two year campaign to halt construction on the Agua Zarca Hydroelectric project, that poses grave threats to Rio Blanco regional environment, river and indigenous Lenca people.
Berta Caceres stands at the COPINH (the Council of Popular and Indigenous Organizations of Honduras) offices in La Esperanza, Intibucá, Honduras where she, COPINH have organized a two year campaign to halt construction on the Agua Zarca Hydroelectric project, that poses grave threats to Rio Blanco regional environment, river and indigenous Lenca people. Photo: Goldman Environmental Foundation

En el panteón de los mártires

Tratando de sofocar las lágrimas, Carrillo recordó a Cáceres como una “hermana” –se llevaban dos años de diferencia-, como la niña que le provocaba carcajadas jugando al escondite o al fútbol en el patio de su casa, y como la activista que desde joven le gustaba enseñar a leer a familias indígenas.

Sobrino de Berta Cáceres, Silvio Carrillo, junto a la madre de la víctima, Bertha Flores López. Carrillo viajó a Washington para exigir justicia en el caso.
Sobrino de Berta Cáceres, Silvio Carrillo, junto a la madre de la víctima, Bertha Flores López. Carrillo viajó a Washington para exigir justicia en el caso.

Por ello no le cabe duda de que Cáceres, ganadora del prestigioso premio de la “Goldman Environmental Foundation” de 2015, se ha convertido en una “mártir”.

Tenemos demasiados mártires, ahora ella es una más, pero no vamos a dejar que su muerte sea en vano. Queremos abrir los ojos de la gente, y que se escuchen las palabras de Bertita ¿Cuántos mártires hacen falta?”,  señaló.

Cáceres estaba consciente del peligro que corría por su trabajo ?logró medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), una entidad autónoma de la OEA-, pero, según Carrillo, lo asumió porque “estaba mejorando la vida de la gente”.

Carrillo recordó cómo, para un reportaje en 2009, ambos tuvieron que verse a escondidas, cambiando de taxis, de casas o de teléfonos,  rutinas que para Cáceres se habían convertido en un hábito de supervivencia.

El propio padre de Carrillo tuvo que emigrar a EEUU tras recibir amenazas de muerte en Guatemala y en Honduras, y ahora su hijo teme que Cáceres no será el último miembro de su familia en ser blanco de ataques.

Papel de EEUU y la comunidad internacional

Carrillo consideró clave que, como parte de una campaña de presión internacional, EEUU tenga protagonismo para esclarecer el asesinato,  tomando en cuenta que Washington ha desembolsado dinero al gobierno de Honduras para reducir la emigración ilegal.

“Lo que se tiene que hacer es cortarle ese dinero hasta que haya una apropiada investigación independiente, con agencias internacionales. El dinero es lo único que quiere este presidente (de Honduras) para echarlo en la bolsa de sus amigos”, argumentó Carrillo, quien señaló que la gente está emigrando porque “allí ya no se puede vivir”.

Tanto la Fundación Goldman como la Administración Obama y una serie de organismos internacionales, entre éstos la CIDH, Amnistía Internacional, Oxfam Internacional y Naciones Unidas, han condenado el asesinato a través de las redes sociales,  y han pedido una investigación plena.

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Activismo para exigir justicia

En su labor para medios internacionales como CNN o Al Jazeera, Carrillo ha cubierto problemas de corrupción y desplazamientos por conflictos civiles, pero ahora la muerte de Cáceres lo ha convertido, sin buscarlo, en un activista que exige justicia.

Carrillo se ha puesto en contacto con las oficinas del senador demócrata de Vermont, Patrick Leahy, y del congresista demócrata por Nueva York, Eliot Engel, quienes han pedido una investigación exhaustiva del crimen.

Entre mañana lunes y el martes próximo, tiene previsto reunirse en privado con representantes de organizaciones no gubernamentales y representantes de la Administración Obama.

“No pude ir al funeral… he hablado con mi prima Olivia y el resto de la familia, han escuchando las entrevistas, y entienden que hay que llamar la atención internacional…duele no haber podido estar allí”, precisó.

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Carrillo puntualiza la entrevista parafraseando las palabras de Cáceres al aceptar el premio Goldman en 2015: “tenemos que despertar la conciencia de la humanidad”.

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