Cuestionan programa de subsidio a supermercados

Un sondeo muestra que el programa de la ciudad FRESH es insuficiente para solucionar la escasez de alimentos frescos, un déficit que  afecta mayoritariamente a los neoyorquinos más pobres

Contar con alimentos frescos es uno de los aspectos que habitualmente está ausente en la dieta sana de la vida de los neoyorquinos pobres. En 2007 el Concejo de la ciudad se asoció con la Food Trust en Filadelfia para identificar áreas con grave escasez de acceso a los alimentos frescos. En respuesta, la Administración Bloomberg formó una Comisión de Supermercados con el objetivo de identificar las zonas marginadas con el fin de “fomentar la apertura de nuevas tiendas de comestibles y ayudar a los operadores existentes a modernizar las tiendas en los barrios que necesitan de alimentos más sanos”. Un estudio realizado por el Grupo de Trabajo sobre Políticas Alimentarias del Alcalde conducido por los Departamentos de Salud y Planificación y la Corporación de Desarrollo Económico de la Ciudad de Nueva York (EDC) encontró que la ciudad sufría de una “escasez generalizada de tiendas de comestibles y supermercados de barrio”, con neoyorquinos de bajos ingresos sufriendo la peor parte.

El estudio encontró que las farmacias, tiendas de conveniencia y tiendas de descuento fueron los mayores vendedores de alimentos en los barrios desatendidos en todo El Bronx, centro y este de Brooklyn, el extremo este de Queens y Harlem, todas esas áreas también mostraron altas tasas de enfermedades relacionadas con la dieta. “Nueva York puede soportar más de 100 nuevas tiendas de comestibles y supermercados de  barrio”, concluyó el informe, llamado “Going To Market”. “El aumento de la competencia en los barrios marginados reduciría los costos de comestibles. Más tiendas aumentarían la conveniencia y disponibilidad de alimentos frescos, capacitando a los consumidores a tomar decisiones más saludables sobre qué comprar y qué comer”.

La ciudad estableció un programa para incentivar a los propietarios de supermercados a construir nuevas tiendas o renovar las existentes, proporcionando incentivos financieros para hacer frente a problemas de salud. El programa, llamado Food Retail Expansion to Support Health (FRESH), proporciona incentivos de zonificación y financieros para promover el establecimiento y mantenimiento de las tiendas de comestibles de barrio en comunidades a través de los cinco condados.

Los beneficios que se ofrecen son enormes, incluyendo una exención del impuesto sobre las ventas de 8,875 por ciento en materiales para construir, renovar o equipar las instalaciones, además de una reducción de impuestos $ 500 por cada empleado a tiempo completo, y un aplazamiento de los impuestos de registro de la hipoteca. Incentivos de zonificación incluyen reducciones en el estacionamiento requerido y metros cuadrados adicionales en edificios de uso mixto.

Un total de 21 proyectos FRESH han sido aprobados hasta ahora, según el sitio web de la Corporación de Desarrollo Económico, seis de los cuales han sido aprobados para incentivos de zonificación y 16 para asistencia financiera. Diez tiendas están abiertas al público. Hasta la fecha, la Ciudad ha proporcionado aproximadamente $ 48 millones en incentivos, pero es una ganancia neta para la Ciudad, de acuerdo con Ian Fried,  portavoz  de la Corporación de Desarrollo Económico. “La Ciudad recibirá aproximadamente $ 110 millones de ingresos fiscales”, escribió en un correo electrónico.

Hay otros impactos económicos también. “Se espera que estos supermercados proporcionen aproximadamente 590,000 pies cuadrados de espacio nuevo o renovado, se estima que retendrán más de 500 puestos de trabajo y crearán más de 940 nuevos puestos de trabajo y representan una inversión de aproximadamente $ 80 millones en toda la ciudad”, según los documentos de la EDC sobre el programa.

Pero no está claro si los beneficios para la salud han seguido el ritmo de las ganancias económicas bajo el programa FRESH. Un vistazo a los sitios donde recién se han instalado los supermercados FRESH y a través de entrevistas a los compradores presentan el panorama de un programa que ha tenido éxito y ha reforzado el mercado de los alimentos, pero el progreso es menos evidente, en llenar los vacíos o la reducción de las disparidades sobre el acceso de los neoyorquinos a los productos frescos.

Un mapa de sutilezas

La página web del programa FRESH no especifica los barrios donde un supermercado debe estar localizado con el fin de calificar, sólo establece que “debe estar ubicado en una zona elegible”. Un informe del Concejo de 2010, sobre el programa dice: “Las zonas aptas para el programa FRESH actualmente cubren tres áreas de la ciudad, las cuales están identificadas como de más alta necesidad en base a las evaluaciones de salud y de escasez de supermercados: Jamaica, el centro de Brooklyn y el sur de El Bronx o el Alto Manhattan”.

Al menos dos tiendas que han recibido beneficios del programa FRESH no están en el mapa original de las zonas marginadas, mientras que una de las áreas prioritarias, Jamaica, sin embargo, tiene una tienda que utiliza los incentivos de FRESH.

Así mismo, al menos un supermercado que aparece registrado por la EDC como nuevo, el Super-Fi Emporium en Lexington- está en el sitio donde por mucho tiempo ha existido un supermercado, de acuerdo a los clientes que recuerdan que era un Associated.

Si bien el proyecto de FRESH fue debatido por el Concejo, la entonces concejal Simcha Felder dijo que era “vital” que las tiendas ya “estén haciendo lo correcto” si reciben incentivos y beneficios”. De hecho, Midwood, el ex distrito de Felder (ahora es senadora estatal) no está en el mapa de las zonas marginadas creadas en el estudio de 2007, sin embargo, el propietario de “Moisha’s”, un supermercado en la avenida M. recibió incentivos para renovarlo. (“un análisis de mercado determinó que aquella área estaba desatendida y con necesidades de nuevas opciones de alimentos frescos”, Fried insistió por correo electrónico).

“Las renovaciones a menudo también incluyen una ampliación de las instalaciones existentes de manera que los supermercados puedan satisfacer la creciente demanda y ofrecer productos a un precio asequible”, escribió Ian Fried, portavoz de la EDC. “El programa FRESH ayuda a los operadores de supermercados para que hagan mejoras necesarias en sus tiendas y les da apoyo para dirigir y mantener las operaciones a largo plazo. Esta inversión ha sido una red de beneficio para la ciudad”.

Sin embargo, el apoyo para los nuevos y los sitios ya existentes, así como los sitios fuera de lo que se consideraba originalmente áreas de alta necesidad, hacen que sea difícil medir el impacto de salud pública del programa. Para ser justos, esto no es todo lo que implica el alcance de FRESH. El hecho es que la conexión precisa entre el acceso a la comida y las opciones saludables de alimentación es muy poco entendida.

Bienvenidos los cambios

De hecho, los que hacen compras en supermercados recién incentivados parecían felices de tenerlos. En la manzana del complejo de vivienda Dewitt Clinton de NYCHA, en un barrio que cuenta en todos sus alrededores con bodegas y taquerías, en la entrada del Super-Fi se puede percibir la fragancia de las flores frescas y brillantes para la venta fuera de la tienda. En el interior, los clientes son recibidos por una selección de cervezas, y luego una zona de frutas y verduras frescas.

Una mujer que se identificó como Leslie estaba de pie en el pasillo de los cereales en una tarde reciente. Ella es profesional de la medicina y ha vivido en el barrio durante más de 30 años y acostumbra hacer compras en el lugar desde cuando era un Associated, hasta que se cerró por reformas, y en ese momento ella se cambió al supermercado Fine Fare que está en la calle 105 y avenida 3. Ella todavía frecuenta el Fine Fare, así como otros lugares en las proximidades. “Voy por todas partes,” dijo Leslie. “El que tenga mejores precios de venta”. Cuando se le preguntó si el barrio tiene buenos centros para conseguir alimentos, dijo que es difícil encontrar comida orgánica, un problema que ella dice que no se resuelve con las renovaciones de Super-Fi.

Otro testimonio es el de Shante Williams quien estaba en el pasillo de alimentos congelados. Ella ha vivido en el barrio durante más de 20 años. Le gusta Super-FI y dijo que, básicamente siempre compra allí. Ella va por los precios, los descuentos y el servicio al cliente. “La administración y los trabajadores son muy amables”, dijo. La tienda enriquece el barrio, según Williams, pero no necesariamente debido a su renovación actual. “Lo extrañamos mucho cuando estuvo cerrado”, dijo, refiriéndose al período de hace unos cuatro años, después del cierre de Associated y antes que abriera el Super-Fi. “Tienes la oportunidad de conocerlos, te conviertes en parte de la familia”. Aún así, dijo Williams, no es difícil conseguir productos frescos en el barrio. Hay otra tienda en la esquina. “Pero no es lo mismo”, agregó. En el Super-Fi uno se siente más como en familia.

Más arriba, otro lugar del programa FRESH se encuentra en la calle 161 Este en El Bronx, en un centro comercial que también tiene una tienda de zapatos Payless, un Burger King y un Popeye. Con un enorme estacionamiento exterior y enormes fotos de frutas frescas al lado del edificio, la tienda en sí es del tamaño de una gran bodega de almacenamiento.

En el interior, Faustino Chapman estaba examinando la sección de productos. “Vengo a esta tienda porque siempre tienen todo lo que necesito”, dijo, al igual que los limones a los que le había puesto el ojo para hacerse un té con jengibre.

Christopher Morelles estaba buscando algunas naranjas. Él ha vivido en el barrio durante 31 años, y dice que el supermercado le añade valor. La tienda fue catalogada como una renovación por parte de la EDC, aunque Morelles no podía recordar si tal renovación tuvo lugar, si acaso se hizo alguna. Él viene por las frutas y las verduras “Cualquier cosa que pueda ayudarme a mantener el cuerpo sano”. Pero no es el único lugar donde se puede ir para conseguir productos en el barrio, dijo Morelles. “Hay varios lugares donde puedo ir”.

La perspectiva del programa FRESH

La evidencia anecdótica no responde a la concluyente pregunta de si el programa FRESH es la mejor manera de cómo la Ciudad podría gastar el dinero para poner fin a la escasez de alimentos. ¿Cómo hacer accesible una tienda cuando el problema consiste en que solo se puede llegar a ella por carro, cuando en el fondo el tema de escasez de alimentos afecta a los neoyorquinos de bajos ingresos? Al mismo tiempo, todos los compradores están felices de tener las opciones que les brinda el programa.

De hecho, el efecto del programa FRESH parece haber sido más de tipo económico que cualquier otra cosa, incentivar la construcción y renovación de grandes superficies en lugar de invertir en bodegas más pequeñas, farmacias, tiendas de conveniencia y tiendas de descuento que ya están sirviendo a estas comunidades.

El profesor Weitzman cree que esto fue una buena decisión. Cuando se construye un supermercado en un barrio pobre, no hay evidencia incluso de que si la dieta no cambia, la satisfacción existe. Para objetivos como el desarrollo y el fortalecimiento de las comunidades, el empleo y la satisfacción, “apoyar a las bodegas no va a asegurar el sentido de la inversión”, dice Weitzman. El fortalecimiento de las tiendas más grandes “da a la gente la creencia en el gobierno, el orgullo en su lugar. Una gran cantidad de cosas pueden generarse fuera de esto que puede ser beneficioso”.

Así también para las renovaciones. “Cualitativamente, cuando uno entra en un supermercado en un barrio con mejores recursos se ve muy diferente al de los supermercados en las comunidades pobres”, explicó Weitzman. “Son más atractivos, hay más frutas y hortalizas frescas. Las ideas de las mejoras de los supermercados, ya no son completamente funcionales, en realidad es una forma más barata de ir sobre lo mismo que a partir de uno nuevo”.

Aún así, la adición de un supermercado a un barrio o una ciudad, puede tener complejas repercusiones en la salud, dice Weitzman. “Los supermercados no sólo tienen que poner las frutas y verduras en un barrio. Ponen pasillos y pasillos de basura”, dijo. Como un único paso, el programa FRESH es insuficiente para proporcionar los beneficios para la salud que los neoyorquinos de bajos ingresos necesitan, de acuerdo con Weitzman. “Tiene que servir de andamiaje junto a otros esfuerzos programáticos para esperar cualquier impacto sobre la dieta y la salud”.

Para leer la versión en inglés ingresar a: CityLimis.org

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