No fue magia: cómo hizo Leicester para quedar a un paso de la mayor hazaña del deporte global

A partir de la próxima temporada Leicester recibirá aproximadamente unos 100 millones de euros por año por derechos de televisión y esa cifra puede variar de acuerdo a su posición en el torneo

Leicester City

Leicester City está a un paso de conquistar la Premier League. Crédito: EFE

Billy Beane, personificado por Brad Pitt, se esfuerza por conseguir un presupuesto superior para contratar jugadores en una charla con Connie Mack, el gerente y el dueño de los Athletics de Oakland, antes del comienzo de la temporada 2002. La escena de la película Moneyball representa exactamente lo que ocurrió en la vida real. Tanto que Mack aceptó su participación en la película representándose a sí mismo.

Beane, un jugador fracasado, había logrado el milagro de llevar a su equipo a la final de béisbol de los Estados Unidos, pero ese mismo año se le hacía imposible retener a sus tres principales figuras, Johnny Damon, Jason Giambi y Jason Isringhausen, que tras la magnífica campaña se fueron a ganar mucho más dinero a los Red Sox de Boston, los Yankees de New York y Cardinals de St. Louis, respectivamente.

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No hay ficción, todo esto ocurrió, así que está salvado el problema de spoiler. Beane aceptó experimentar con la teoría de Bill James, un fanático que encapsuló cada acción del juego en una fórmula matemática de modo tal que proyectó el rendimiento que los jugadores podían tener de acuerdo a sus estadísticas. Ese mismo 2002, con ese revolucionario método logró el récord de 20 victorias consecutivas, aún vigente en la MLB. Logró la misma cantidad de victorias que New York Yankees, pero con una gran diferencia. Mientras su equipo invirtió 260 mil dólares para cada victoria, los Yankees tuvieron que pagar 1,4 millón de dólares.

Hay algo más: no pudo salir campeón. Volvió a quedarse fuera en los playoffs. “Sos un perdedor, sos un perdedor“, le canta su hija, simbolizando con humor que las hazañas tienen un límite cuando se trata de pelear contra los millones. Con un presupuesto de 26,7 millones de dólares, Oakland intentó competir contra los Yankees, que tuvieron a su disposición 144,2 millones. Cambió la historia del béisbol, es cierto, pero no pudo ganar.

En tiempos de capitalismo sin contemplaciones, los títulos suelen ser para los equipos que tienen los mejores jugadores que el dinero puede comprar. La regla vale para el béisbol, para el fútbol o para cualquier deporte desde que la era de la globalización llevó cada partido a las pantallas de todo el mundo, haciendo que la televisión sea la piedra basal de la mayoría de los presupuestos deportivos.

Barcelona tiene ingresos por derechos de televisión por 160 millones; Real Madrid, 158. El tercero en la lista en la Liga de España es Valencia, que cobra 48 millones. En ese esquema, lo que hace el Cholo Simeone con Atlético de Madrid, con 41 millones, es fantástico. El equipo colchonero, como equipo grande, tiene otros ingresos que lo hacen poderoso (no tanto como Real Madrid o Barcelona, claro).

Lo de Leicester es distinto. Muy distinto. Es un equipo de los más chicos de la Premier. ¿Es, entonces, un milagro? Seguro que no. No deja de ser una actuación que puede ganarse el calificativo de hazaña. Pero es conveniente advertir: antes de creer en la magia, es mejor observar cómo la Premier eligió distribuir sus riquezas.

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A partir de la próxima temporada Leicester recibirá aproximadamente unos 100 millones de euros por año por derechos de televisión. Esa cifra puede variar de acuerdo a su posición en el torneo. En la Premier League existen 14 equipos que cobran más que el conjunto de Ranieri. Sin embargo, las diferencias no son abismales como en España. La lista de algunos de equipos que más dinero reciben explica por qué Leicester puede competir con ellos: Chelsea (138,6), Manchester City (137), Manchester United (135), Liverpool (129), Tottenham (124), Southampton (115), Everton (112) y Swansea (112).

En la temporada actual, Leicester cobró por derechos de televisión 71,6 millones de libras, contra los 99 millones que recibió Chelsea, el campeón por entonces y equipo con más ingresos.

Vichai Raksriaksorn es un tailandés que es dueño de King Power, una cadena de tiendas aueropuertuarias libres de impuesto que domina el continente asiático. Adquirió Leicester en agosto de 2010 por 30 millones de euros y lo primero que dijo fue: “Se necesitará una gran cantidad de dinero para llegar a los primeros puestos, posiblemente unos 200 millones de euros. Eso no nos desanima, solamente pido tres años y estaremos ahí”.

Y así empezó esta historia. Después de un par de temporadas de ordenamiento interno, para la temporada 2014/15 contrató a Esteban Cambiasso (3 millones de euros), Leonardo Ulloa (10), Nick Powell (4), Kramaric (4,5), Albrighton (2,5) y Mahrez (500 mil euros). En total invirtió unos 25 millones de euros. De ese mercado sólo permanecen Ulloa, Albrighton y Mahrez, que se capitalizó de modo tal que hoy está valuado en 20 millones de euros.

Para esta temporada destituyó al entrenador Nigel Pearson y trajo a Claudio Ranieri. Salió otra vez a comprar masivamente. Llegaron Fuchs (3 millones de euros), Inler (7), Kanté (9), Huth (4,2), Okazaki (11) y Dyer (préstamo). Fueron cerca de 35 millones de euros esta vez.

Pero el equipo no generaba una rentabilidad acorde a esas compras y el déficit creció. Los balances lo dejaron al borde de la penalidad por no cumplir con el Fair Play financiero. Fue entonces cuando Raksriaksorn echó mano a una maniobra financiera muy utilizada. Emitió artificialmente 103 millones de acciones por el valor de una libra, las compró él mismo y las cambió por la deuda para limpiar los libros.

Con la deuda cambiando de lugar para salvar la urgencia, sólo faltaba la respuesta deportiva del equipo para evitar el desastre. Y es lo que pasó en esta temporada.

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El deporte actual no tiene lugar para los cuentos de hadas. Si se suma los ingresos por merchandising, venta de entradas, premios y derechos de TV de torneos internacionales, la diferencia de presupuestos entre Chelsea y Leicester es de 2 a 1. El equipo de Ranieri está generando una revolución para un equipo chico. Las grandes estrellas siguen jugando con las principales camisetas, pero su nivel de competitividad estuvo avalado con futbolistas que costaron más de 50 millones de euros en las dos últimas dos temporadas. La probabilidad de que algo así ocurriera en Inglaterra era mucho mayor que, por ejemplo, en España, donde la relación de ingresos entre Real Madrid y Eibar es de 12 a 1. Leicester invita a creer que el romanticismo del deporte no ha muerto. Sin embargo, antes de hablar de milagro, es más prudente buscar una explicación.

El sistema de distribución de dinero por la TV en Inglaterra

¿Cómo se llega al número final que recibe cada equipo? La Premier League estableció que el 70% de ese dinero se reparta en porciones idénticas. Si se toma como ejemplo la temporada 2014/15, eso significó 54,1 millones de libras para cada uno de los 20 equipo.

El resto se distribuye así: el 15%, por rendimiento deportivo. El campeón del torneo es el que más recibe y el último, el que menos. En esta temporada, Chelsea (último campeón), ingresó 24,9 millones de libras, mientras que Leicester, 14°, obtuvo 8,7. El otro 15% depende de la exposición en pantalla (partidos de mejor rating, transmitidos en directo). Allí, el que más recibió fue Manchester United (21,5 millones) y Leicester fue el que menos cobró (8,8 millones).

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