WhatsApp a grupo equivocado agrava crisis de Dilma y su ‘vice’

Michel Temer mandó a un grupo equivocado un mensaje de audio con un “pronunciamiento a la nación” como si el juicio político contra la presidenta brasileña ya estuviera aprobado

Enviar un mensaje al grupo equivocado de WhatsApp le puede pasar a cualquiera. Pero si se trata del vicepresidente de Brasil y está tan impaciente por sustituir a la presidenta que se anticipa a una votación en el Congreso contra ella, la única consecuencia es que se convierta en una bomba para las redes sociales y acabe robando protagonismo al propio impeachment.

Así ocurrió este lunes: a sus 75 años, Michel Temer, todavía vicepresidente de Dilma Rousseff, le mandó a un grupo de políticos un mensaje de audio con un “pronunciamiento a la nación” como si el juicio político contra Rousseff ya estuviera aprobado. Según sus asesores, el envío fue “por accidente”, pero su contenido acabó llegando hasta el periódico Folha de S. Paulo, que decidió publicar íntegramente los 15 minutos de grabación.
El audio agravó aún más el distanciamiento entre Temer y Rousseff, que este martes acusó a su vicepresidente sin nombrarlo de ser “jefe de la conspiración” en su contra.

“Cayeron las máscaras de los golpistas (…) Ahora usan la farsa de la filtración para difundir la orden del golpe. Ahora conspiran abiertamente, a la luz del día, sin escrúpulos, para desestabilizar a una presidenta legítimamente electa”, declaró la mandataria en clara alusión al audio difundido por su vicepresidente por error.

“Quiero dirigirme al pueblo brasileño…”, comenzaba Temer en ese discurso divulgado la víspera, hablando como si la Cámara de los Diputados ya hubiera “autorizado” a seguir adelante con el proceso contra la presidenta en una “votación significativa”. En realidad esa votación aún no se ha producido, sino que se espera para los próximos días, previsiblemente el domingo 17. Pero el vicepresidente, dicen sus asesores, estaba ensayando para tener un discurso preparado en caso de haber un desenlace favorable para él y acabó apretando el botón equivocado en el momento inoportuno.

El propio Temer, tranquilo como de costumbre, se refirió unas horas más tarde al episodio que calificó de “filtración”. “Estaba hablando con varios compañeros y me preguntaban si estaba preparado para la eventualidad de lo que pueda ocurrir el próximo domingo. Ahí hice una grabación de lo que imagino que puedo decir”, explicó. “Confieso que después, cuando decidí mandársela a otro amigo, hubo una equivocación y fue a un grupo que acabó divulgándola”, se lamentó, aunque sin arrepentirse de una sola palabra pronunciada. “Lo que dije sería exactamente lo que hice en el pasado y lo que seguiré haciendo”, aclaró.

Pese a pertenecer a diferentes partidos, Dilma –así la llaman sus compatriotas– y Temer se convirtieron en aliados durante la campaña electoral de 2010 y renovaron su coalición para un segundo mandato en 2014. Sin embargo, la apertura del proceso de destitución desde el pasado diciembre ha provocado un divorcio político del que sólo uno podrá salir como vencedor. “Hay un conflicto entre la presidenta y todos los brasileños”, aseguró este lunes el exministro Wellington Moreira Franco, hombre de confianza de Temer, durante una entrevista con corresponsales extranjeros en Río de Janeiro.

En el borrador de discurso difundido por WhatsApp, Temer insiste varias veces en que se trata apenas de “una palabra preliminar” y “provisional” a los brasileños, “con mucha modestia, cautela y moderación” puesto que el resultado no depende sólo de la Cámara Baja. “Tenemos un largo proceso por delante”, reconoce.

Si dos tercios de los diputados votan “sí” al impeachment, los senadores tendrán la última palabra para decidir si Dilma abandona el Palacio de Planalto o continúa en el poder para completar el mandato conquistado en las urnas hasta 2018.

“Hablo en mi condición de vicepresidente y sustituto constitucional de la presidenta”, explica Temer. “No quiero adelantarme a la decisión del Senado, pero necesito estar preparado para afrontar los graves problemas que hoy afligen a nuestro país”, afirma, y a continuación añade que su “gran misión” es “pacificar y reunificar” Brasil mediante un “Gobierno de salvación y unión nacional” que incluya a “todos los partidos políticos” para salir de la crisis económica.

Temer, al frente del heterogéneo Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), no especifica si la oferta incluirá eventualmente al izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), que llegó al poder en 2003 y ha ejercido cuatro mandatos consecutivos entre Luiz Inácio Lula da Silva y su sucesora.

En cualquier caso, nada más conocerse el contenido del mensaje de audio, el PT acudió a las redes sociales para criticar al vicepresidente, antes socio y ahora adversario declarado: “Michel Temer ya está incluso divulgando el discurso que hará si asume (el poder). Un golpismo descarado. ¡Pero no sabe la fuerza de nuestra militancia!”.

El partido fundado por Lula también aprovechó para comparar la precipitación del número dos de Dilma con el caso de otro destacado político brasileño: Fernando Henrique Cardoso. En 1985, una década antes de llegar a la Presidencia, Cardoso se presentó a las elecciones municipales en São Paulo y se fotografió sentado en la silla del alcalde antes de tiempo. Al final, las urnas no le dieron lo que quería y tuvo que conformarse con seguir en el Senado a la espera de oportunidades mejores.

Al margen de la confusión con el WhatsApp del vicepresidente, tanto sus aliados como los que se mantienen fieles a la presidenta creen tener los votos exigidos para aprobar o frenar el impeachment. Después de la luz verde dada por la comisión oficial de la Cámara para seguir adelante con el proceso de este mismo lunes, la oposición necesita dos tercios de los 513 diputados, mientras que al Gobierno le basta con que un tercio vote en contra, se abstenga o se ausente del pleno de la Cámara.

“Los números indican claramente el camino de la victoria (para Temer)”, aseguró confiado el ex ministro Moreira Franco en el encuentro con la prensa extranjera en Río. Sin embargo, el recuento actualizado diariamente por el periódico O Estado de S. Paulo indica que por ahora 295 diputados se han declarado a favor del impeachment y, por tanto, falta casi medio centenar hasta alcanzar la meta de 342 para que el proceso avance hacia el Senado. Lo más probable es que la balanza acabe inclinándose en la recta final por un puñado de parlamentarios que resisten como “indecisos” hasta el último momento, quién sabe si para conseguir favores en un Gobierno actual o futuro a cambio de sus valiosos votos.

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