Te mataré en silencio: Hipertensión Arterial
Una de cada tres personas tienen la presión arterial demasiado alta, lo que puede ser fatal. Sigue estos consejos para prevenirla
Mi padre me enseñó que uno siempre debe ir de frente. Que los problemas, se solucionan con acciones y que las cosas que nos hacen mal se deben decir porque si no, de a poco nos van dañando hasta que un día desbordan y se apoderan de nosotros. Por eso, es que en nuestra vida debemos tener momentos para reflexionar y poder tomar sabias decisiones y a tiempo. Estos consejos no dejan de estar presentes en el día a día ya que se aplican no solo a nuestras relaciones o nuestro trabajo, sino también a nuestra salud.
Déjenme contarles hoy la historia de María, quien ha caminado por nuestro hospital durante los últimos 15 años cuidando de su hijo Jorge que sufre una enfermedad compleja del corazón. Como tantos hombres y mujeres, su principal foco era el bienestar de sus seres queridos.
Fue un lunes por la noche cuando Jorge me llamó por una emergencia. Esta vez no fue por él, sino por su madre, quien de manera súbita perdió la capacidad de comunicarse. Su cuerpo se había desplomado, como cuando uno se duerme sobre su brazo o pierna, éstos no le respondían. Tal era su desesperación sin poder alcanzar su teléfono que pensó que no volvería a ver a su familia. Esperó y esperó hasta que alguien se atrevió a entrar a su casa. Su perro, apodado “El Zorro”, ladraba de una manera no habitual.
Rápidamente llamaron al 911, María se encontraba desplomada contra una pared, sin poder comunicarse y sin fuerzas en la mitad derecha de su cuerpo. Respiraba de manera muy laboriosa, con una sensación de ahogo que le permitía recordar los tiempos en que Jorge sufría por su corazón enfermo y tomó conciencia que ésta podría ser la última vez que estarían juntos.
Fue el rápido accionar de la comunidad lo que le salvó la vida permitiendo que los paramédicos llegaran rápidamente para trasladarla a tiempo y recibir tratamiento en el hospital. Al constatar los signos vitales se encontró que su presión arterial se encontraba elevada. María había sufrido un accidente cerebrovascular o “stroke” y su corazón se encontraba muy debilitado haciendo que sus pulmones se inundaran con líquido que tampoco podía ser eliminado por los riñones, dado que también se hallaban dañados por trabajar de manera sobrecargada durante muchos tiempo.
La presión arterial es resultado de la fuerza que el corazón debe producir para impulsar la sangre hacia todo el cuerpo a través de los vasos sanguíneos. Esa fuerza depende de la rigidez de las arterias, la presión inducida por la propia sangre que viaja dentro de ellas, la acción de diferentes sustancias que el cuerpo libera en respuesta a estímulos como la ansiedad, el sobrepeso, el estrés o la dieta y factores denominados “genéticos” o hereditarios.
¿Por qué hay dos cifras en la presión arterial?
El diagnóstico de presión arterial elevada o “Hipertensión Arterial” se efectúa luego de constatar en más de dos oportunidades y siguiendo una técnica adecuada que la presión es mayor de 120/80 mmHg.
El valor superior (en este caso 120) indica la fuerza con la que el corazón debe contraerse para impulsar la sangre y el valor inferior (el 80) indica la fuerza que la sangre ejerce dentro de los vasos sanguíneos cuando el corazón se encuentra relajado.
La definición de estos valores como “normales” no ocurre por ningún motivo sino que incontables estudios de investigación muestran que esos son los valores que presentan la mayor parte de la población sana y que se asocia a menor posibilidad de sufrir complicaciones cardiacas y cerebrovasculares entre otras.
La clave está en detectar la hipertensión arterial de forma temprana, antes que se produzca el daño al corazón que entonces deberá latir más fuertemente gastando hasta el doble de energía reduciendo su vida útil a la mitad y produciendo lo que se denomina “insuficiencia” o “falla cardiaca”. Buscaremos también detectarla antes que los vasos sanguíneos se debiliten como mangueras viejas hasta romperse y causen un sangrado dentro del cerebro.
Aún más, el daño producido por la presión arterial alta no se queda en estos dos órganos. Ciertamente, todos los órganos sufren algún tipo de alteración incluyendo los riñones que pierden su función y llevan a la necesidad de diálisis así como también la vista, conduciendo a la ceguera.
¿Qué hacer entonces?
Lo primero y más importante es saber que la presión arterial es un problema frecuente que cualquiera de nosotros puede estar afectado. Se estima que 1/3 de la población padece hipertensión arterial.
Lo segundo es cambiar el estilo de vida para eliminar los factores que aumentan la presión arterial, entre ellos, eliminar el exceso de sal en la dieta; en un estudio se observó que el riesgo de padecer ataques cerebrales era explicado por una dieta con exceso de sodio y que al cambiar la dieta por una baja en sodio, ese riego disminuía drásticamente.
Dormir bien es otro factor muy importante, nuestro cuerpo necesita un periodo prolongado de descanso para permitir que todos nuestros termostatos regresen a cero.
Dejar de fumar, de manera que los tantos tóxicos del tabaco dejen de afectar el estado de nuestras cañerías (vasos sanguíneos) endureciéndolos o haciéndolos más susceptibles al daño por la presión de la sangre.
Hacer ejercicio de manera regular para promover larelajación de los vasos sanguíneos, facilitar la circulación de la sangre y la liberación del oxígeno a los tejidos.
Sólo con estas medidas, una gran cantidad de pacientes logran controlar su presión arterial pero cuandono se logra existen una variedad de medicamentos que logran hacerlo.
Sin ninguna duda, lo más importante es saber que todos estamos en riesgo y que detectar la presión arterial temprano es la clave para hacer una diferencia en nuestras vidas y en la vida de nuestros seres queridos y no dejar que este insensible y silencioso enemigo interfiera con nuestra salud y por lo tanto con nuestra felicidad y la de nuestros seres queridos.
Por eso, en la vida uno siempre debe identificar los problemas, afrontarlos y actuar para que así nunca llegue el día en el que la enfermedad sin decirnos nada desborde y se apodere de nuestras vidas y la de nuestras familias.
María, hoy poco después de cumplir sus 60 años de edad vive dependiendo de que alguien la cuide, solo puede hacer pocas cosas por sí misma debido a la afección de su cerebro, su corazón se encuentra muy débil dependiendo de una cantidad importante de medicamentos y sus riñones ya no funcionan requiriendo diálisis tres veces por semana.
La dedicación a los otros llevó a María a olvidarse de sí misma sin darse cuenta que cuidar a los otros implica primero cuidarse a uno mismo. Nunca es tarde para reflexionar y tomar sabias decisiones y a tiempo.
Háblalo con tu familia y amigos, pregúntales si conocen cuál es su presión arterial y aconséjales que se informen. Consulta a tu médico y trata que también ellos lo hagan.
Si nosotros tomamos control de nuestra salud la vida siempre se verá más bonita y seremos más felices.
Puedes encontrar más información sobre la hipertensión arterial aquí
Martín Cadeiras es Assistant Professor del Department of Medicine – Division of Cardiology del Ronald Reagan UCLA Medical Center en Santa Mónica, CA