California y su lucha contra los narcotúneles de ‘El Chapo’

El 31 de mayo de 1993, las autoridades mexicanas descubrieron un sofisticado narcotúnel que cruzaba de Tijuana a Otay Mesa, en el condado de San Diego, que supuso la confirmación del entramado de pasajes subterráneos que el cártel de Sinaloa encabezado por Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera estaba tratando de desplegar en la frontera suroeste de Estados Unidos. El objetivo, introducir masivamente droga en el país, principalmente para su distribución en California.

Aquel hallazgo y las grandes redadas que tuvieron lugar esos días, fueron un anticipo de la detención de “El Chapo” que se produciría el 9 de junio de ese año en Guatemala, y conforman el pilar sobre el que se sustenta el caso abierto en 1994 por la Fiscalía del Distrito Sur de California contra “El Chapo”, quien desde entonces ha sido reclamado por los tribunales de este estado para que haga frente a las acusaciones de narcotráfico.

La causa nunca pudo ser juzgada ante la habilidad del escurridizo Guzmán Loera para escapar de la justicia y los complejos trámites de extradición. Tras la recaptura del célebre narcotraficante en Los Mochis en enero, el proceso burocrático para llevar a “El Chapo” a EEUU avanza.

Este lunes una corte mexicana falló a favor de entregar al capo del cártel de Sinaloa a las autoridades estadounidenses, en concreto por aquel narcotúnel y sus supuestos negocios de la droga en California. Antes de que eso ocurra, el Gobierno de México tendrá que dar el visto bueno al traslado y es de prever que los abogados de “El Chapo” realicen peticiones de amparo que frenen el proceso.

Una vocera de la Fiscalía del Distrito Sur de California declinó este lunes hacer comentarios al respecto de la posibilidad real de que Guzmán Loera sea extraditado y se siente en el banquillo de los acusados en San Diego.

Desde el sábado, “El Chapo” se encuentra también más cerca de la frontera, también físicamente. El narcotraficante está encerrado en el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso 9), ubicado en Ciudad Juárez, hasta donde fue viajó desde la cárcel de El Altiplano en un cambio que, según la Comisión Nacional de Seguridad de México, corresponde a una rotación rutinaria.

La Cancillería mexicana tiene ahora un plazo de 20 días hábiles para dar su visto bueno al envío del jefe del cártel de Sinaloa, que fue recapturado el pasado 5 de enero tras casi seis meses prófugo de la justicia.

Línea de tiempo: la historia de “El Chapo”

Creado por Joanna Jacobo

Expediente California: así empezó todo

El último día de mayo de 1993, la policía mexicana realizó una operación a gran escala en Tijuana para tratar de encontrar pistas sobre el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, quien el 24 de mayo había sido abatido en el aeropuerto Internacional de Guadalajara. Recibió 14 impactos de bala. Su muerte, que no ha sido esclarecida, ha sido considerada un daño colateral del enfrentamiento que mantenía el cártel de Tijuana, de los Arellano-Félix, y el de Sinaloa, de “El Chapo”, por el control del narcotráfico en la frontera. Una batalla de la que saldría triunfal Guzmán Loera.

Se cree que el cardenal Posadas fue asesinado por hombres de los Arellano-Félix tras confundirlo con “El Chapo”. Ese crimen causó una reacción policial que puso patas arriba las operaciones de los cárteles en Tijuana. Así salió a la luz el primer narcotúnel hallado en esa región. La Agencia Antidroga de EEUU (DEA) había oído de esas rutas subterráneas en ese tramo fronterizo, pero los reportes que tenían hasta entonces habían resultado incorrectos.

La sofisticación del túnel hallado el 31 de mayo, que recordaba a otro que se encontró en Arizona, sorprendió a las autoridades.

Supuestamente, la organización de Guzmán Loera había excavó un agujero de 65 pies de profundidad y 1,417 pies de longitud, equipado con sistema de iluminación y ventilación que partía desde un almacén en Tijuana hasta una carretera al sur de otro almacén en San Diego. La obra estaba inacabada.

Según ese expediente contra “El Chapo” en California, los principales responsables de la operación en el sur de California eran Miguel Ángel Martínez Martínez, alias “El Tololoche”, y Enrique Ávalos Barriga, conocido como “Don Chepe”, “El Flaco” o “El Doctor”.

Ambos controlaban el cruce y el transporte de cocaína de Tijuana a Los Ángeles desde finales de la década de los 80 y hasta mediados de los 90, según el documento de la corte.

“El Tololoche” y “Don Chepe”, señala la acusación, trasladaban la droga escondida en vagones de tren o en alimentos de importación, además de dirigir la construcción de túneles en la frontera.

“Don Chepe”, a quien después le crearon el mote de “El Rey de los Narcotúneles”, también habría estado a cargo de rentar y preparar bodegas en California, Chicago y Nueva Jersey para almacenar cocaína.

Los documentos oficiales destacan que Los Ángeles era el principal destino de la droga que traficaba el cártel de Sinaloa, mercado que en ese entonces disputó a los hermanos Arellano Félix.

También se señala que los principales socios para el tráfico de la droga y el lavado de dinero en Los Ángeles en esa época eran los hermanos José Reynoso González, alias “Pepe Reynoso”, Antonio Reynoso González “El Ingeniero” y Jesús Reynoso González “El Chispas”.

Ellos eran originarios de Jalisco, México, y propietarios de varios negocios en Los Ángeles, entre los que se identifican a Reynoso Bros., Tía Anita, Frutería Tropicana, Grocery Depot y Cotija Cheese, a través de los cuales importaban productos mexicanos a California y entre ellos la cocaína.

Uno de los productos que solían importar eran los chiles jalapeños La Comadre, en cuyas latas se detectó un cargamento de 7.3 toneladas de cocaína en 1993.