Regresa La Víbora con su veneno
¿Qué pensaron, que tan fácil se iban a librar de mí? Como dice la canción, “No estaba muerta, andaba de parranda”.
Y como sé que me extrañaron, pues a grandes rasgos les cuento que todo este tiempo que estuve ausente me dediqué a trotar por el mundo, a visitar tierras lejanas, exóticas, raras. Todo para volver más venenosa y tirana que nunca; para que me sigan odiando y mandando sus malas vibras. Que al cabo de eso vivo.
Y no necesitan enviarme sus mensajes de bienvenida. De antemano sé que les da gusto que esté de vuelta.
Y para no darle más vueltas al asunto, entramos en materia, y la víctima con la que comenzamos es Emmanuel, ese cantante mexicano que fue muy famoso por allá por los 80 y que por lo visto se quedó atorado en aquella época.
Al hombre lo traen en jabón en su país porque en un concierto reciente que ofreció en Yucatán, le dijo al público: “Tenemos que luchar por nuestra familia, tenemos que luchar por nuestros niños; querían quitarnos a nuestros hijos”.
Yo inmediatamente pensé, “Híjole, ya está pasando como en Rusia, donde durante el régimen comunista separaban a los hijos de los padres para instruir en el sistema a los primeros”.
Pero no, ¡es algo mucho peor! El beato Emmanuel se opone a la gestión de un grupo denominado Circuito de la Diversidad Sexual, que está proponiendo a la Secretaría de Educación Pública que se distribuya un libro de texto gratuito en las escuelas de educación básica que difunda información científica y social sobre la diversidad de género. ¡OMG, sacrilegio!
Quién sabe de dónde sacó este hombre que se pretende obligar a los niños de las escuelas a participar en una práctica que consiste en vestirse con ropa del sexo opuesto, supuestamente para promover la tolerancia hacia los transexuales.
Pero más tardó el hombre en decir su discurso que la gente en tacharlo de homofóbico. Usuarios de las redes sociales se encargaron de decirle cuan absurdo era su mensaje y desfasado de la realidad.
Por lo pronto, Mijares, compañero de Emmanuel en la gira, ya dijo que él no dijo nada, que a él ni lo metan en esa bronca.
Mira tú, con esos amigos…
¡Nos vemos la próxima semana!