Guardias de correccionales piden a De Blasio más protección
Más de 600 oficiales han sido agredidos y exigen se mantenga la segregación punitiva para los prisioneros violentos.
Los guardias del sistema penitenciario de Nueva York acusan al Departamento de Correccionales y a la Ciudad de no tomar acción frente a la creciente ola de ataques de la que dicen son víctimas por parte de los prisioneros violentos.
La Asociación Benevolente de Oficiales de Correccionales (COBA por sus siglas en inglés) emitió ayer una carta abierta dirigida al alcalde Bill de Blasio en donde le recriminan porqué, hasta ahora no ha tomado cartas en el asunto.
De acuerdo al documento firmado por Elias Husamudeen, presidente de COBA, unos 609 guardias fueron atacados por prisioneros violentos en el último semestre, según una estadística extraída de un reporte que publicó recientemente el New York Times, lo cual no es motivo de celebración, sino una llamada a la acción, afirma.
Lo que para el Departamento de Correccionales y la Ciudad es un progreso substancial en la disminución de los ataques a los guardias, la verdad es que 609 hombres y mujeres, expusieron sus vidas en la línea de trabajo sin protección adecuada para evitar esos asaltos, asevera la carta de COBA.
Lo que es más insultante sobre estas agresiones, agrega más adelante, es que ni el Departamento ni la Ciudad, reconocen la falta de un plan estratégico para asegurar que a estos internos no se les permita reincidir, lo cual no ocurre por cuanto, son colocados en la misma situación que los hizo tornarse violentos la primera vez.
COBA sostiene que el sistema de segregación con el que actualmente se sanciona a los prisioneros violentos, pone el riesgo a los guardias. Destaca además que la reducción de los días de 90 a 30 días en que un preso es colocado en una celda de castigo, no es efectiva para disuadir a los reclusos violentos de repetir sus acciones impulsivas.
El sindicato reconoce que le corresponde al Departamento de Correccionales gestionar adecuadamente la agencia y determinar las sanciones para los internos que no cumplan con las normas, pero reclama que hay ciertas delitos, tales como la agresión a un oficial de corrección, que deben resultar en que el recluso sea colocado en segregación de castigo por un período de tiempo más significativo.
Si después de 90 días de segregación de castigo, el comportamiento de un recluso no ha cambiado, él / ella debe ser entregado al Departamento de Salud Mental para evaluación y el tratamiento, si es el caso.
Si aún el uso de la segregación punitiva no es eficaz, COBA recomienda que con efecto inmediato, cualquier interno que agreda a un guardia debe ser retirado de la custodia del Departamento de Correccionales y alojado en otra jurisdicción.
COBA hace énfasis en su carta a De Blasio que se debe mantener el uso pleno de la segregación punitiva para los reclusos peligrosos como un recurso para disuadir la violencia de los mismos. El sindicato aclara que sus demandas no se hacen porque los guardias no están dispuestos a adaptarse a las nuevas ideas o estrategias de reforma sino, porque las políticas vigentes han creado un entorno peligroso y las medidas impuestas no han sido eficaces en la detención de la violencia, de hecho, incluso han empeorado.
Finalmente COBA urge a las autoridades a considerar sus puntos de vista, y de esta forma, el Departamento de Correccionales y la Ciudad estarían enviando un mensaje claro a los prisioneros, que no tienen vía libre para agredir a los guardias.
Guardias en la mira
Hace una semana, activistas, abogados y víctimas denunciaron en las escalinatas de la Alcaldía, la inacción de la Ciudad para prevenir el abuso sexual, investigar apropiadamente, y ofrecer servicios de rehabilitación para víctimas de abuso sexual en la cárcel en Rikers Island y en todas las prisiones del estado.
Según la Organización Nacional para Mujeres en la Ciudad de Nueva York, alrededor de 60% de las violaciones son cometidos por los oficiales de seguridad en las prisiones. Datos suministrados por el Departamento de Correccionales de la Ciudad de Nueva York en el 2014, sólo en la prisión Rikers hubo 135 alegaciones de abuso sexual.