A los 17 años se querían suicidar; 34 años después son aceptadas en EEUU

Rebeca y Alejandra Rosas son inmigrantes mexicanas, lesbianas y tienen una historia de amor de casi 40 años que nació en Michoacán, México y que cruzó fronteras cuando migraron a Los Ángeles en la década de los 90s. De ahí que cuando recibieron la noticia de que les habían concedido el asilo político, lloraron, cantaron y bailaron de puro gusto.

Y no era para menos, el asilo puso fin a sus 24 años de vida como indocumentadas en el país. “No lo podíamos creer. Ya no tenemos miedo. Podemos volar a donde sea”, exclama Alejandra.

Rebeca y Alejandra tienen 51 años de edad pero desde los 15 años se enamoraron y no se han separado. Víctimas de un rechazo y acoso continuo en su pueblo en Michoacán, decidieron venir a Los Ángeles en busca de una vida en la que pudieran vivir con más libertad donde no fueran constantemente señaladas y juzgadas.

A Alejandra, su madre, con residencia legal en los Estados Unidos, y su hermano ciudadano le habían solicitado su residencia. Pero habían pasado 14, 15 años sin tener una respuesta de migración.

“Escuchamos en la radio del abogado en migración Eric Price. Y decidimos visitarlo para ver si podía agilizar mi petición de migración 245 (i). El abogado me dijo que tenía que esperar. Para Rebeca tampoco había ninguna posibilidad”, recuerda.

Pero la pareja fue al despacho legal, acompañada de su patrona, una anglosajona quien, a solas con el abogado Price, le contó que las mexicanas eran pareja. Price recomendó que se casaran y que regresaran a verlo.

La pareja se casó en abril de 2014. Ya con el acta de matrimonio en mano, el abogado Price presentó la solicitud de asilo político.

Durante la entrevista en Migración para el caso de asilo, Alejandra dice que aunque estaba llena de miedo y era presa de los nervios, simplemente abrió su corazón a la agente que le tocó y le platicó su historia. “Le conté que de niña, de los 7 a los 12 años, fui molestada sexualmente por mi padre. Le dije de todas las burlas que sufríamos por ser lesbianas, del rechazo de la familia, hasta de cómo mi madre me dijo que la había decepcionado treméndamente. Le platiqué que tuvimos novios, tratando de esconder el amor que nos teníamos. Le confesé que a los 17 años planeamos suicidarnos juntas para escapar de las burlas”, cuenta.

Alejandra consiguió el beneficio del asilo político, y de inmediato solicitó a su compañera Rebeca. El mismo año que se casaron, lo obtuvieron. Este año, se hicieron residentes permanentes.

“Este caso nos enseña que los mexicanos sí pueden beneficiarse con el asilo político porque por años se ha dicho que ellos no califican. Mi consejo es que vayan a ver a un abogado experto en migración que no solo sea honesto sino que sepa lo qué hace, y no se les ocurra ir con notarios que pueden hacerles fraude”, dice el abogado Price.

“Para obtener el asilo, lo que se tiene que probar es que hay un miedo legítimo a regresar a México, un miedo que Estados Unidos está dispuesto a proteger”, explica.

El abogado dice que las parejas indocumentadas del mismo sexo pueden solicitar el asilo politico, pero si uno de ellos es ciudadano, tiene la opción de solicitar en Migración a su pareja indocumentada, de la misma manera como se hace con los matrimonios heterosexuales.

“En el caso de Rebeca y Alejandra, las dos eran indocumentadas y tenían un miedo legítimo a regresar a México, por eso se les dio el asilo”, precisa.

Con el rezago de casos de asilo que existe en Migración, se toma un promedio de dos años en obtenerlo, puntualiza el abogado Price.

Es muy importante que las parejas indocumentadas del mismo sexo venzan el miedo al rechazo y hablen con toda sinceridad con su abogado de migración y que recuerden que estos profesionales se apegan a una cláusula de confidencialidad. Si no hubiera sido porque la patrona de Alejandra se atrevió a decirle al abogado Price que la inmigrante y su pareja eran lesbianas y tenían una relación, es muy probable que ambas todavía vivieran en las sombras.

Rebecca y Alejandra Rosas son nombre ficticios creados por la propia pareja para esta historia a fin de proteger su privacidad.