Xochimilco podría dejar de ser Patrimonio Cultural de la Humanidad

MÉXICO.- Xochimilco se encuentra hoy lejos de ser la Venecia mexicana, como se le llamó en 1987 cuando recibió el título de Patrimonio Cultural de la Humanidad, y más lejos aún de ser el exótico canal bordeado de árboles que abrían paso a coloridas embarcaciones de turistas que podían divisar las siembras sobre el agua al estilo prehispánico conocidas como “chinampas”.

“Me decepcionó un poco conocerlo, me lo imaginaba de otra manera”, dice Paul Jones, un inglés residente de la Ciudad de México.

El desencanto tiene una razón muy concreta: cientos y cientos de casas destartaladas, mal hechas o a medio construir levantadas de manera ilegal por funcionarios corruptos o líderes tramposos que abusan de la necesidad de vivienda, afectan actualmente no sólo la estética sino la vida misma de la Ciudad de México porque Xochimilco es también un centro de abastecimiento de agua.

“Anteriormente los escurrimientos eran de agua natural; ahora, son drenajes que llevan una gran cantidad de inmundicia”, señala la asambleísta Wendy González. “Están dañando el medio ambiente, la inversión pública y la identidad cultural”.

González emprendió recientemente una campaña para evitar que Xochimilco pierda el título de Patrimonio Cultural y termine arrasado por la mancha urbana, una campaña que emprendió hace más de una década Claudia Zenteno, activista de la región quien tras denunciar a vendedores de terrenos en áreas protegidas fue atacada y hoy vive custodiada las 24 horas al día.

“La gente tiene derecho a la vivienda pero no sobrepasando el derecho de los demás ni deteriorando el entorno: aquí antes llegaban pelícanos, garzas, loros, patos canadienses, golondrinas y, debido a este cambio paulatino, las aves han emigrado”, asegura Zenteno.

Xochimilco tiene un área protegida de 10,000 hectáreas y alrededor de 600 barrios con alrededor de 17,500 casas construidas ilegalmente, la mayoría adquiridas por gente de buena fe que busca tener una vivienda en la Ciudad de México y son engañados por corruptos a cambio de dinero o votos.

“El incremento de estas viviendas se da en tiempos electorales”, afirma la asambleísta González, quien exige firmeza para atacar el tema, específicamente por parte del gobierno de la Ciudad y la delegación.

Pero no es un asunto sencillo. Los invasores llegan primero sin hacer ruido y montan pequeñas chozas de madera que con el tiempo se vuelven de cemento, luego, cuando la fuerza pública los quiere sacar responden con agresiones y trifulcas. Actualmente hay alrededor de nueve predios que están a punto de desalojarse.

“La realidad de Xochimilco es dolorosa, mezquina y apabullante”, lamenta González.