¿Es cierto que la menstruación se sincroniza cuando las mujeres viven juntas?
Comúnmente se cree que las mujeres que pasan mucho tiempo entre ellas terminan atravesando sus periodos menstruales al mismo tiempo. ¿Se trata de una cuestión de azar o de verdadera sincronización?
Comúnmente se cree que las mujeres que viven juntas terminan atravesando sus períodos menstruales al mismo tiempo. ¿Se trata de una cuestión de azar o de verdadera sincronización?
La teoría detrás de la sincronización es que las feromonas de las mujeres interactúan cuando están cerca y causan que la regla les venga al mismo tiempo.
Muchas féminas creen que es cierto.
“Definitivamente es verdad”, dice Emma. “Si no, sería mucha coincidencia”.
Emma, de 24 años, vivió con cinco chicas mientras estudiaba en la universidad. Dice que en unos pocos meses todas tenían sus ciclos al mismo tiempo.
Compraban tampones y se ponían temperamentales durante los mismos días y su único compañero hombre se daba cuenta.
“Es una creencia popular”, dice Alexandra Alvergne, profesora de Antropología Biocultural de la Universidad de Oxford, en Reino Unido.
“Como humanos, siempre nos gustan las historias emocionantes. Queremos explicar lo que observamos a través de algo que tenga sentido. La idea de que se deba al azar o a la casualidad no es tan interesante”, agrega.
Primera investigación
Alvergne, la antropóloga de Oxford, dice que la idea de la sincronización empezó con estudios publicados en la revista científica Nature en 1971.
La psicóloga estadounidense Martha McClintock, conocida por ser una de las primeras en difundir este planteamiento, analizó los períodos menstruales de 135 mujeres de una universidad estadounidense.
“[McClintock] encontró que la fecha de inicio de la regla era más cercana entre amigas y compañeras de habitaciones que entre desconocidas”, dice Alvergne.
McClintock postuló la hipótesis de que las muchachas que pasaban tiempo juntas tenían la oportunidad de que sus feromonas afecten unas a otras.
¿Por qué pasaría esto? La explicación más aceptada era que se trataba de una estrategia desarrollada por las féminas para cooperar entre ellas y dejar de ser una especie de “ harem “ para un solo hombre dominante.
Si las mujeres tuvieran ciclos sincronizados, todas serían fértiles al mismo tiempo, así que un solo hombre sería incapaz de reproducirse con todas.
“El hombre no podría manipularlas a todas, así que por eso se cree que se trata de una forma de cooperación entre ellas”, dice Alvergne.
Auge del feminismo
Cuando se publicó la investigación de McClintock en 1971, el feminismo estaba surgiendo como un movimiento importante. Alvergne piensa que esta fue una de las razones por las que la idea se volvió tan popular.
“Creo que a veces detrás de las hipótesis se esconden ‘valores sociales’. Desde un punto de vista feminista, la posibilidad de que las mujeres cooperen para enfrentar la dominación masculina es atractiva”, comenta Alvergne.
Otros estudios, algunos realizados en humanos y otros en primates, arrojaron resultados similares.
Pero también hubo búsquedas que no encontraron evidencia de la sincronización. Los críticos detectaron defectos en las primeras investigaciones e inconveniencias en las mujeres escogidas para estas.
Además, la definición de cuándo estaban sincronizadas era muy vaga.
El cuestionamiento más importante, según los detractores, era que McClintock no había tenido en cuenta al azar para explicar la simultaneidad de los ciclos.
Esto parece ir en contra de lo que muchas mujeres experimentan.
¿Útero líder?
“Si paso un tiempo con una mujer que está menstruando, empezaré a menstruar yo también”, dice Inez, de 26 años. “Mi vientre es como el jugador de un equipo. Simplemente quiere ser parte del grupo de chicas”.
Inez cree además que algunas mujeres tienen úteros que prefieren ejercer un papel de liderazgo.
“Tengo un útero clásico beta. Mi amiga Suzanne tiene un vientre alfa. Ella influye en cualquiera en un radio de 15 kilómetros. Si llega menstruando a algún lugar, todo el mundo empieza a buscar tampones”, cuenta.
Pero el problema viene cuando la teoría parece venirse abajo. Inez dice que nunca se ha sincronizado con su compañera de apartamento: “la conozco desde los 12 años y creo que se resiente un poco porque no me sincronizo con ella”.
¿Casualidad?
La antropóloga Alvergne no se sorprende de que las mujeres observen cierta coincidencia en su ciclo menstrual con sus amigas.
“La pregunta es: ¿ocurre por casualidad o no? Si se debe al azar, uno esperaría que pase al menos la mitad del tiempo”, señala.
Recientemente algunos académicos decidieron investigar si la sincronización de los períodos podía atribuirse a la casualidad.
Estos compararon datos recogidos durante seis años de los ciclos menstruales de las hembras de nuestros primos cercanos, los monos babuinos.
“Propusieron dos modelos”, dice Alvergne. “Uno era el modelo con la hipótesis emocionante”, también conocida como la “estrategia evolucionada”, por la que las mujeres se sincronizan como un mecanismo de defensa contra los machos dominantes.
“Y el otro modelo era la propuesta aburrida, en el que los patrones eran atribuidos al azar”, detalla la especialista.
Los investigadores contrastaron qué tanto se adecuaba cada modelo a los datos reunidos. Decidieron que la segunda propuesta era la mejor de lejos.
En el futuro se podrían realizar más averiguaciones que arrojen evidencia de que los periodos de las mujeres se sincronizan. Pero por ahora los estudiosos se muestran escépticos.
“Quizás lo que vemos no es más que casualidad”, dice Alvergne.
Investigación adicional de Elizabeth Cassin.