Los millones que el gobierno mexicano le indultó a Elba Esther Gordillo en el pago de impuestos
La exlíder de la SNTE, pese a estar recluida en la cárcel por fraude, le fueron perdonadas algunas de sus obligaciones con el SAT por una empresa que fundó hace unos cuantos años
En 2013, la dirigente nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, fue detenida en el Aeropuerto Internacional de Toluca cuando provenía en su jet privado de San Diego, California. El evento, a todas luces, aparentó una ruptura con el Gobierno de Enrique Peña Nieto. Se cumplían 24 horas del envío al Congreso de la Unión de la propuesta del Ejecutivo para reformar la Educación en México. La mujer de la agrupación gremial más poderosa del país, que incluso logró modificar los estatutos para permanecer como líder vitalicia, era aprehendida.
Policías federales, elementos del Ejército Mexicano y la Marina Armada de México la esperaron al pie de esa aeronave en la que le dio la vuelta al mundo 17 veces en siete años. Había llegado el fin. Por lo menos en apariencia. La Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) había detectado una operación de 2 mil millones de pesos en cuentas bancarias del sindicato. A “La Maestra”, la Procuraduría General de la República (PGR), a cargo de Jesús Murillo Karam, le fincó cargos por evasión fiscal y lavado de dinero, un delito tipificado en el artículo 400 Bis del Código Penal Federal.
Dos años después y de acuerdo con los números, la separación de Elba Esther Gordillo Morales del sistema político mexicano no estaba, precisamente, hecha añicos. El Sistema de Administración Tributaria (SAT) a cargo de Aristóteles Núñez en la cartera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), conducida por Luis Videgaray Caso, le condonó 66 millones 668 mil 458 pesos a la empresa Servicios Financieros D.C.
Cuando ese perdón financiero llegó, ella estaba en el Centro de Readaptación Social de Tepepan desde donde, se suponía, ya no era tan poderosa.
El dinero no era lavado, era de los maestros
Una de las primeras declaraciones de los abogados de “La Maestra” tras la aprehensión, fue que sostendrían que el delito imputado a Elba Esther no estaba configurado, pues los fondos utilizados no tenían origen ilícito. En efecto, buena parte del dinero de “La Maestra” no tenía un origen ilegal porque provino de las cuotas puntuales que los maestros le dieron cada mes al sindicato. Y también de sus ahorros.
Visto a través de sus agremiados, el SNTE es el sindicato más grande de América Latina. También, el más portentoso para hacer dinero. En México, el maestro es el único empleado gubernamental que puede desempeñarse y ganar sueldo en dos plazas. Así, la historia del sindicato es la de un manjar de influencia política, pero también de generación monetaria.
A tal panorama en el Gobierno de Vicente Fox Quesada (2000-2006), se sumó una circunstancia bastante favorable para hacer negocio dentro del SNTE: la creación de las sofomes. Fox Quesada encarnó al primer mandatario que no había sido postulado por el Partido Revolucionario Institucional. Como Secretario de Hacienda, Fox –quien se propuso crear un “gabinetazo”, según sus propias palabras– nombró a Francisco Gil Díaz, un economista por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y con Maestría y Doctorado en la Universidad de Chicago.
Uno de los impulsos de Gil Díaz, como Secretario de Hacienda, fue la creación de las Sociedades Financieras de Objeto Múltiple (Sofomes). El proyecto consistió en impulsar la operación de intermediarios no bancarios que compitieran con los bancos y que lograran que el crédito incrementara su participación en la economía.
El proyecto le quitó la regulación a las Sociedades Financieras de Objeto Limitado (Sofoles) y las obligó a transformarse en Sofomes. Hay dos tipos de Sofomes las reguladas y las no reguladas.
Pero para la economía mexicana el modelo no salió bien.
Para 2010, la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público ya advertían que de las mil 500 Sociedades Financieras de Objeto Múltiple No Reguladas (Sofomes ENR), 930 ponían en riesgo el dinero de los clientes.
Para el sindicato de maestros, el modelo fue muy exitoso. Elba Esther, al amasar su fortuna, actuó en ese escenario que conjuntaba maestros cautivos de crédito y sofomes sin regulación. “La Maestra” firmó convenios con, por lo menos, 22 dentro del sindicato. Acordó con todas intereses que iban de 60 a 160 por ciento, y entre la empresa prestamista, ella y otros líderes, se repartieron la comisión.
No sólo se benefició “La Maestra”. Algunos de los que aceptaron el convenio con la lideresa fueron Sergio Chedraui Eguía de Consupago, Juan Pablo Montiel (hijo de Arturo Montiel), Ernesto Zedillo junior y el extenista Olivier Fernández (Crédito Maestro). Otro beneficiario fue José Bernardo Quezada Salas, profesor, exdirigente sindical y exfuncionario del Partido Nueva Alianza (Etesa, de Grupo Peredo).
The Miami Herald dio a conocer en abril de este año que Quezada Salas gastó con su esposa seis millones 300 mil dólares en la compra de 11 condominios de lujo en un edificio de la exclusiva zona de Brickkell, en Miami, en 2005, un año próspero dentro del sindicato para este negocio de préstamos con altas comisiones.
Según la investigación del diario, Quezada Salas podría haber pagado en efectivo. Las ofertas de compra se realizaron a través de diversas empresas de Florida que pertenecen a sus familiares.
El 5 octubre de 2009, la dirigente magisterial participó en la creación de la empresa Servicios Financieros D.C. –la perdonada por el SAT– cuya escritura pública número 93,623, avalada por el notario público número 121 del Distrito Federal, Armando Mastachi Aguario, quedó inscrita con el Registro Federal de Contribuyentes SFD-091006-GT7, según el Sistema de Información Empresarial Mexicano (SIEM) de la Secretaría de Economía.
La actividad de Servicios Financieros D.C. resultó sospechosa para el mismo SAT. En una auditoría, la misma autoridad descubrió que la empresa basaba sus movimientos en dispersar el dinero obtenido con las altas comisiones de los préstamos otorgados a los maestros, lo que quedó asentado en la causa penal 10/2015, en el Consejo de la Judicatura, que también expone que la suma por este negocio de usura fue de por lo menos nueve millones de pesos.
En febrero de 2013, cuando la ex dirigente Gordillo fue detenida por delitos relacionados con el lavado de dinero, el sindicato ofreció una conversión a los datos abiertos. Dirigido por Juan Díaz de la Torre, montó un Observatorio Público de Transparencia e Información (OPTINSTE) y en septiembre pasado, para acatar las disposiciones de la nueva Ley General de Transparencia, firmó un acuerdo con el Instituto Nacional de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales (INAI).
Pero ese observatorio aún no muestra el flujo que recibió durante el Gobierno de Felipe Calderón (2006-2012), ni mucho menos en el de Vicente Fox (2000-2006), los años prósperos de los préstamos del sindicato de donde provino buena parte de la fortuna de la dirigente del SNTE.
El poderoso SNTE: El botín
Fundado en 1943, durante la presidencia de Manuel Ávila Camacho, el cacicazgo ha sido el lugar común en el SNTE. Y las formas de hacer dinero también. Entrega discrecional de créditos hipotecarios, venta de plazas, negociación de ascensos y creación de cacicazgos regionales son tópicos en los sótanos del sindicato sin que sus cuentas hayan sido alguna vez claras.
Jesús Robles Martínez ocupó la dirigencia de 1949 a 1972. Su poderío era un secreto a voces. Hubo siete secretarios generales en ese tiempo y todos debían preguntarle y darle cuentas. En septiembre de 1972, el entonces Presidente Luis Echeverría Álvarez impulsó su derrocamiento. Entonces, Carlos Jonguitud Barrios tiró bala para tomar las instalaciones del sindicato. Tras el golpe, Eloy Benavides fue elegido Secretario General en un Congreso Nacional Extraordinario.
Dos años después, en La Paz, Baja California Sur, Jonguitud Barrios fue elegido Secretario General. Duró 17 años. Fue una época de México en la que ningún funcionario ni ningún dirigente sindical logra verse a través del prisma de la Transparencia. Al contrario. El concepto Rendición de Cuentas ni siquiera era pronunciado. Pero los estilos de vida de los políticos era un discurso que conjugaba lujo frente a un país que se sumía en crisis económicas en las que la moneda nacional cada vez se devaluaba más.
Jonguitud Barrios vivía en una casa del Pedregal de San Ángel, una de las zonas de mayor poder adquisitivo en la capital del país. Se transportaba en un coche LTD negro, un modelo muy caro en ese tiempo y que ningún maestro, con su sueldo, podría tener. Además, tenía chofer.
El derrumbe de su poderoso cacicazgo ocurrió en menos de treinta minutos. Era 1989 y Carlos Salinas de Gortari tenía unos meses como Presidente. Un mediodía de domingo, el dirigente esperaba la visita de sus cuatro hijos cuando la trabajadora doméstica le avisó que tenía llamada. Era Andrés Massieu, secretario particular del Presidente, quien le pidió que fuera a Los Pinos. Media hora después y con el rostro desencajado había renunciado al liderazgo vitalicio del SNTE.
Aquel mediodía se inició el reinado de Elba Esther Gordillo Morales.
Ella, nacida el 6 de febrero de 1945, en Comitán, Chiapas, maestra de Primaria en Ciudad Netzahualcóyotl, donde formó parte, a fines de los sesenta, de un círculo de estudios troskistas, dirigido por el profesor Armando Vázques, militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores. La mujer que se ganó la simpatía de Carlos Jonguitud Barrios cuando fue secretaria de la delegación D-1-21, al contradecirlo en el pleno de delegaciones de la sección 36. Ante quien él, maravillado, se rindió. “A ver, tráingame a esa flaca”, diría.
En 1974, Elba Esther Gordillo se convirtió en secretaria de Conflictos de Primarias de la sección 36 y en 1977 llegó a la Secretaría general. En la elección, de 200 delegados sólo 77 votaron por ella. De todos modos ganó.
Elba y el dinero
Se convirtió en algo parecido a una reina. No sólo por su ostentoso estilo; sino por lo intocable. No volvió a dar clases en el aula. Empezó una carrera sindical en la que siempre tuvo las riendas. El derroche lo hacía a la vista de periodistas, políticos interesados en ganar candidaturas o los mismos maestros. Por ejemplo, en 2008 le regaló 59 camionetas hummers a los líderes seccionales del magisterio. Ella misma aparecía ataviada con ropa de diseñadores o fotografiada en tiendas exclusivas de la colonia Polanco. Su rostro tiene unas veinte cirugías según el doctor Gustavo González, miembro de la Academia de Cirugía Plástica y Reconstructiva Mexicana, que le habló sobre el tema al periódico Reforma. Chanel, Prada, Escada, Hermés, Diave Von Fürstenberg eran las marcas de“La maestra” en un país donde el salario mínimo es de 73.04 en la zona A.
Sólo entre los Gobiernos de Salinas y Zedillo, “La Maestra” recibió casi 66 mil millones de pesos y 13 mil millones de pesos provenientes de cuotas sindicales, según una denuncia que interpuso la agrupación magisterial disidente Punto Crítico del magisterio del DF en 2005, en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal y que fue desechada. En ese legajo, la organización indicó que Elba era dueña de por lo menos 61 bienes inmuebles.
La voz de Elba Esther “La Maestra” Gordillo Morales se quebró. Era si último acto público como dirigente del SNTE. Pero ella no lo sabía.
Fue el miércoles 6 de febrero de 2013, a un día de su cumpleaños. La acompañaba el Gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila Villegas, un viejo (ella pensaba) aliado. Estaban los maestros de la Sección 36 y el secretario general ejecutivo, Juan Díaz de la Torre.
En medio del discurso, con Eruviel a su extrema izquierda, “La Maestra” levantó el puño y gritó: “Ni amenazas, ni nada me van a intimidar. Para morir nací. Quiero morir con un epitafio: ‘Aquí yace una ‘guerrera’; como ‘guerrera’ murió’”.
Este es un personaje político que formó una empresa sobre las ganancias de las sofomes y que, pese a la cárcel, el SAT le otorgó un perdón.