Editorial: Bofetada para los niños migrantes

Estados Unidos muestra las contradicciones entre lo que dice y lo que hace respecto a los niños migrantes

Estados Unidos hoy se presenta como el defensor de los derechos humanos y de los débiles bajo la administración Obama, pero las contradicciones salieron a luz en la reunión de esta semana en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Refugiados e Inmigrantes. Y ni mas ni menos que en el trato a los menores de edad.

El borrador de la resolución que iba a surgir de la primera reunión global sobre este tema declaraba que los niños nunca deberían ser detenidos.

Pero Estados Unidos, junto a otros países, se opusieron a este lenguaje para reemplazar el nunca por un raramente, en la resolución final. El resumen publicado habla de “trabajar para dar fin a la práctica de detener ninos…”.

Entre el raramente y el nunca hay una brecha en donde que cabe un sistema totalmente inaceptable. En un sistema en donde los menores están encerrados en centros de reclusión de compañías muy hábiles para reducir a las personas a ser jugosas ganancias.

Esos mismos administradores que el Departamento de Justicia considera inadecuados, en parte por el trato a los detenidos, para manejar prisiones federales con presos, son los que están a cargo de menores de edad que escapan de la violencia, como muchos centroamericanos.

Como si esto fuera poco, estos menores enfrentan un proceso ante un juez de inmigración sin el derecho a un abogado -que se le otorga al criminal más perverso- y sin un traductor para hacerle frente a los adultos quieren deportarlo. La aberración de este sistema conduce a que el juez Jack H. Weil, que está cargo de capacitar a otros magistrados, declare ante un juez federal que “literalmente le enseñé la ley migratoria (a niños de) 3 y 4 años de edad… toma tiempo, pero lo consiguen (entender).”

Es difícil imaginar, ante este panorama, esos raros momentos en que es bueno detener a los menores.

Qué bueno que el presidente Obama haya realizado en la ONU una reunión especial para que se comprometa dinero y esfuerzos internacionales hacer frente a la crisis mundial de gente desplazada. Que vergüenza que mientras se hable de dar un buen trato a los menores de edad, sea nuestro país uno de los que impone límites por tener un sistema migratorio abusivo hacia ellos que desafía toda lógica.

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