Cómo me transformé en drogadicto, alcohólico y hippie para infiltrar a los narcos

A la edad de 29 años, Stephen Bentley, un joven detective de Liverpool se convirtió en Steve Jackson

A la edad de 29 años, Stephen Bentley, un joven detective de Liverpool se convirtió en Steve Jackson, un hippie consumidor de marihuana y bebedor de grandes cantidades de alcohol.

El tiempo que permaneció encubierto con una pandilla que producía y distribuía la droga psicodélica LSD ayudó a desarticular dos organizaciones criminales, pero el proceso tuvo un enorme costo personal para él.

La red de narcotráfico que infiltró durante dos años a mediados de los 70 tuvo sus orígenes en la cultura inconforme de los 60. Ésta involucraba doctores, científicos y graduados universitarios.

En 1969, el autor e intelectual David Solomon radicado en Cambridge, reclutó al químico de la Universidad de Liverpool Richard Kemp con el fin de fabricar LSD (ácido lisérgico) para lo que fue al principio un experimento social de lograr la paz mundial mediante “la expansión de la mente”.

Contrataron al empresario londinense Henry Todd para manejar las ventas pero, para 1973, el grupo se distanció así que Kemp y Solomon trasladaron la producción de LSD al oeste de Gales, lo que creó dos redes diferentes.

Operación Julie reportado en televisión
El operativo Julie desmanteló dos redes de narcotráfico en Cambridge y Gales.

En 1975, la policía quedó alertada cuando encontraron evidencia de hidrato de hidrazina, un ingrediente clave en la fabricación de LSD, en un automóvil propiedad de Kemp que estuvo involucrado en un accidente mortal cerca de Machynlleth, en el oeste de Gales.

Las autoridades armaron un operativo para desarticular la red narcotraficante. Ésta fue dirigida en secreto por el comandante de operaciones Dick Lee, como precaución contra la corrupción dentro de la Policía Metropolitana y las lenguas sueltas de las estaciones de policía en la provincia.

Para la potencialmente peligrosa misión, el comandante Lee seleccionó directamente a Stephen Bentley, porque consideraba al joven como un “talentoso, amigable e inteligente detective”.

Sin embargo, como Bentley lo recuerda, en ese entonces no existía “un manual de entrenamiento” para infiltrar carteles de las drogas.

Su primer operativo fue vigilar Plas Llysyn, una imponente mansión en todo el centro de Gales, donde se sospechaba que Kemp y su novia, la doctora Christine Bott, producían LSD.

Aunque la mayoría de la vigilancia era “completamente aburrida”, se tomó la decisión de entrar a escondidas en la propiedad. Eso implicó ir a la tienda local a comprar herramientas como martillos, destornilladores y guantes de goma.

La incursión secreta en la mansión les proveyó la evidencia de una fábrica de ácido en el sótano.

News footage of Operation Julie

En junio de 1976, el siguiente plan de Lee fue para que Bentley y su colega Eric Wright infiltraran lo que aparentaba ser una comunidad de hippies inconformes que vivían cerca de la aldea de Llanddewi Brefi. Un individuo allí, Alston Huges, alias “Sonrisas”, era una figura clave en la distribución de LSD.

Los detectives recibieron identidades falsas: Steve Jackson y Eric Walker, además de una historia para encubrirlos como vendedores de autos usados. También afirmaron que buscaban a un hermano perdido que había evadido la justicia y unido a una comuna de hippies en Gales.

Jeans desteñidos y camisas de estopilla se convirtieron en sus uniformes. Ambos dejaron de afeitarse y cortarse el pelo y vivieron en la parte trasera de una furgoneta que tenía unas flores psicodélicas pintadas a los lados para añadir a la imagen hippie.

“Tenía un trabajo que hacer pero estaba recibiendo un buen sueldo y viviendo una vida despreocupada”, dice Bentley.

“Pude deshacerme de las cadenas de ser Stephen Bentley y convertirme en una persona completamente diferente, con otra perspectiva, estándares diferentes, panorama diferente”.

Esa libertad fue embriagante. Fue emocionante”, reconoció.

“¿Quién era Steve Jackson? Realmente era yo en una obra de teatro en vivo pero, en lugar de ser en el West End (el distrito teatral de Londres), sucedió en la vida real”.

Stephen Bentley
Antes y después. Stephen Bentley vive ahora en Filipinas. Stephen Bentley

Sin embargo, ese nivel de libertad no fue gratis. La “constante e implacable consciencia” de la vital importancia de no ser descubierto, tanto para el éxito de la operación como para su propia seguridad, añadió más y más presión.

Encima de eso, los detectives virtualmente no tenían contacto alguno con sus familias en casa.

“Mi pretensión de ser un vendedor de autos usados me permitía viajar a casa donde mi esposa por uno o dos días cada tanto, pero tenía que permanecer encerrado. Los vecinos hubieran hecho demasiadas preguntas sobre mi cambio radical de apariencia”.

Cuando habla de qué atributos son necesarios para ser un exitoso agente encubierto, Bentley es muy claro.

“La primero es ser amigable. Eso disuelve la mayoría de las sospechas. No creo que mucha gente considera que un agente de la policía puede ser un tipo realmente buena persona. Lo segundo es estar preparado para ser temerario y tomarlos por sorpresa”.

Para cumplir con la imagen de Steve Jackson, Bentley tuvo que adoptar hábitos nuevos, y eso incluyó tomar drogas.

La sensación más dominante era el temor. Me preocupaba el fumar marihuana e inhalar cocaína pero esos temores disminuyeron cuando consumí más y no terminé en la alcantarilla”, dijo.

Operación Julie 1976-77

  • Involucró más de 800 agentes de 11 fuerzas en uno de los mayores operativos antinarcóticos en Reino Unido
  • El 26 de marzo 1977, 120 sospechosos fueron arrestados en redadas por toda Inglaterra y Gales, incluyendo el químico Richard Kemp y el distribuidor Henry Todd
  • Desarticuló dos redes de producción y distribución de LSD responsables de casi 90% del mercado de esa droga en Reino Unido
  • Un millón de tabletas de LSD fueron incautadas, con suficiente cristal para fabricar 6,5 millones más
  • Tras el juicio, 15 acusados recibieron condenas de cárcel por un total de 120 años
  • La sargento Julie Taylor, una de varios detectives involucrados, le dio el nombre al operativo
  • El grupo punk The Clash’s inmortalizó el operativo en su canción “Julie’s Been Working for the Drug Squad” (“Julie trabaja para la escuadra antinarcóticos”)

Muchos en la pandilla bebían en exceso y tuve que beber a la par.

“Bebía por la patria. Eran por lo menos cinco o seis pintas (de cerveza) al día y tres o cuatro tragos (de licores). En los días más pesados podían ser 12 a 15 pintas y quién sabe cuánto whisky”.

Su libro, “La operación encubierta Julie -La historia interna”, documenta el día a día de cómo se ganó la confianza de los miembros de la pandilla.

La pareja de detectives empezaron a ganarse la confianza y socializar con los miembros clave de la comunidad hippie, ofreciendo sus servicios para talar árboles (Eric Wright lo hacía con una sierra eléctrica) o utilizando su furgoneta para transportar los muebles de la gente.

En una ocasión cómica, un piano que mudaban salió despedido de la furgoneta cuando la pandilla intentaba hacer una mudanza después de haber bebido y fumado marihuana.

Como la policía local no estaba enterada del operativo secreto, en otra ocasión Bentley aumentó sus credenciales al insultar embriagado a un agente de pueblo.

El agente, con macana en mano, sacó corriendo a los hippies del bar, aunque Bently recuerda que el estado físico de agente lo había abandonado hacía mucho tiempo así que pudieron escapar.

Para entonces, Bentley estaba tan asimilado al grupo que lo apodaron “matapolicías” por la manera en que insultó al agente.

Con el pandillero clave que estableció una relación “perfecta” fue conSonrisas. Pero esa amistad casi echa a perder toda la operación.

“En realidad, cuando lo recuerdo, me pregunto cómo hice para tener todo bajo control”, dice. “Hay una ocasión que se destaca de las otras”.

Stephen Bentley
Bentley dice que la pura fuerza de voluntad fue lo que le permitió mantener el control de su personalidad asumida. STEPHEN BENTLEY
 

“Estaba sentado con las piernas cruzadas con ‘Sonrisas’ en su sala. Con el fumar de cannabis y la bebida estuve muy cerca de perder el autocontrol y revelarle quién era yo, simplemente porque me caía muy bien. Fue la fuerza de mi voluntad lo que me frenó”.

Durante su misión encubierta, Bentley siguió en buenos términos con Sonrisas. Reconoció: “me alivié de no estar involucrado en su arresto aunque fui a visitarlo en la cárcel de Swindon”.

“Me había afeitado la barba. Me reconoció y simplemente me dijo ‘No te tengo rencor’. Me sentí muy conmovido. Al borde del llanto. Era como un hermano“.

En febrero de 1977, con toda la evidencia en contra de la pandilla ya acumulada, los dos detective encubiertos fueron retirados de la misión.

En las redadas en 87 lugares en Gales, Londres, Cambridge y Francia entre marzo y diciembre de 1977 encontraron equipos de laboratorio, casi US$1,5 millones en efectivo y acciones, y suficiente LSD para 6,5 millones de dosis.

Aunque recibió un ascenso, Bentley se volvió alcohólico, continuó fumando marihuana y sus segundo matrimonio fracasó.

Es algo que culpa principalmente a su trabajo de agente encubierto.

“Me trataron tan mal que todavía me aflige”, confiesa. “Yo fui un buen policía y disfruté de la camaradería de ser parte de un equipo de detectives élite. Adoraba mi trabajo y renuncié cuando sufrí de una severa depresión”.

Mis hábitos con drogas nunca se hubieran presentado sin estar expuesto a la Operación Julie“.

Aunque la Operación Julie fue catalogada como un éxito, con un total de 120 arrestos, 15 condenas y sentencias de cárcel por un total de 120 años, Bentley sostiene que el impacto a largo plazo fue “insignificante”.

Él cree que se perdió la oportunidad de desarrollar un trabajo especializado para policía encubierta.

“Las técnicas de vigilancia y operativos encubiertos pulidos durante la operación se perdieron”, afirma Bentley. “La infiltración es altamente especializada y debió haberse convertido en una opción de carrera para evitar la transición a las tareas normales de policía”.

“La Operación Julie fue especial porque trascendió esa mentalidad pequeña y comprobó lo que se podía lograr con la imposición de una escuadra nacional”, explica.

“Pero las autoridades tradicionales no querían saber nada de aquello”.

Sostiene que una escuadra nacional de especialistas encubiertos hubieran podido ayudar a evitar el flujo de heroína barata en Reino Unido durante los 80.

También cree que los operativos encubiertos han sido desprestigiados por la Policía Metropolitana que actuó contra grupos de protesta, parlamentarios de izquierda y activistas pro justicia familiar en unos hechos que están en estos momentos bajo investigación.

Bentley calificó las tácticas de los agentes encubiertos de la Policía Metropolitana -incluyendo el de un agente que tuvo una relación amorosa de cuatro años con una activista ambiental- de “completamente repugnantes”.

“Ni siquiera concuerdo con la infiltración de grupos de protesta”, señala. “No creo que la policía tiene el derecho a involucrarse a no ser que estén causando daños serios o colocando bombas”, indica.

“En aquellos días, el gran problema eran las drogas pero si hubiéramos establecido una escuadra nacional esa hubiera podido ser la precursora de una unidad capaz de enfrentar el crimen organizado y el terrorismo”.

“Todavía tenemos un enorme problema con eso, que es internacional y no sucede únicamente en Reino Unido y EE.UU. Sigo abogando por el establecimiento de una escuadra nacional ahora mismo.”

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Inglaterra

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