Clinton y Trump prometen cambios radicales en detención y deportación de inmigrantes

Aunque sus promesas van en dirección contraria, los planes de ambos son tan ambiciosos como poco detallados y serán difíciles de implementar, ya que no dependen solamente de la autoridad del presidente. Vea por qué.

Las plataformas de los dos principales candidatos a la presidencia, la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump son radicalmente diferentes en cuanto a encarar el tema de la detención y deportación de inmigrantes, pero puede ser que ambas sean igualmente difíciles de llevar a cabo.

La situación actual

El Presidente Barack Obama entró al gobierno en 2009 con la promesa de presentar una reforma migratoria en su primer año, pero en vez de hacerlo, se embarcó en una estrategia de deportaciones que generó grandes protestas en la comunidad inmigrante.

Durante su primer período de gobierno, el Presidente se concentró en ampliar la capacidad de deportación del gobierno federal, supuestamente con la intención de lograr la buena voluntad de los republicanos para hacer una reforma migratoria en el Congreso.

La maquinaria de deportación funcionó, pero la buena voluntad del Congreso no.

Casi 3 millones de indocumentados (alrededor de 2.8 millones), fueron deportados durante el gobierno de Obama, de los cuales unos 1.8 millones salieron durante su primer gobierno y un millón durante el segundo.

Este último año fiscal hubo menos deportaciones que ningún otro año (235,413), pero la cantidad de personas detenidas llenó al máximo las cárceles y centros de detención, con más de 40,000 personas en este momento.

La mayor parte de los inmigrantes detenidos están en centros privados, que supuestamente están siendo revisados por el Departamento de Seguridad Nacional, por las quejas en contra de su manejo y del trato que allí reciben los inmigrantes.

Obama también expandió en una cantidad sin precedentes la detención de familias, casi todos mujeres con niños o adolescentes, debido al aumento en la llegada de Hondureños, Guatemaltecos y Salvadoreños que huyen de un aumento de la violencia en esos países.

Adicionalmente, el gobierno de Barack Obama acaba de renovar el contrato del centro más grande detención familiar (Dilley, en Texas), generando la queja de los activistas.

Además, más de 700,000 jóvenes que vinieron al país siendo niños se han beneficiado del programa de Acción Diferida DACA iniciado en 2012 y tienen un estatus temporal que les permite trabajar legalmente y no ser deportados.

Pero según los estimados más recientes, aún quedan unos 11.1 millones de indocumentados en los Estados Unidos, con millones de familiares que están aquí legalmente y al menos 5 millones de hijos ciudadanos.

ICE reanuda las deportaciones de familias migrantes. EFE
ICE reanuda las deportaciones de familias migrantes. EFE

Propuesta de Hillary Clinton, en contexto

Durante la campaña, Hillary Clinton dijo que la estrategia de Barack Obama de acentuar las deportaciones  “no funcionaría con los republicanos de hoy” (no funcionó con los de ayer, tampoco).

Aparte de decir que va a presentar una reforma migratoria y que está a favor de programas como DACA (ambas cosas dependerán de otras instituciones, tanto como de ella: el Congreso y la Corte Suprema), Clinton no ha dado muchos detalles sobre cómo cambiará las deportaciones o detención de inmigrantes.

En Octubre, durante una entrevista con Telemundo, Clinton dijo que “no voy a estar separando familias”, y agregó que “volveré a una estrategia menos dura en deportaciones”.

Cómo ocurrirá esto está por verse, ya que Clinton no ha ofrecido detalles.

La demócrata también ha dicho que cerrará los centros privados de detención. Pero estos centros tienen contratos con el gobierno federal y, como se explicó arriba, el gobierno acaba de renovar el más grande de ellos en Texas.

Durante un debate con Univisión hace unos meses, Clinton prometió en vivo que “no deportaré a niños”, refiriéndose a los menores que llegan huyendo de la violencia en Centroamérica. No obstante, el gobierno de Obama ha venido deportando a los menores centroamericanos que no logran asilo y cumplen los 18 años.

Clinton también ha dicho que el proceso de deportación será “humano”, enfocando recursos en detener y deportar a los que “presentan una amenaza violenta a la seguridad pública”.

Esto es lo mismo que ha dicho Obama,  pero la realidad es que según las cifras del propio ICE, el 40% de las personas deportadas entre 2008 y 2015 no han sido convictos de un delito, aparte de una infracción de las leyes migratorias.

Queda entonces mucho por saber sobre qué hará una Presidente Clinton en cuanto a la detención y deportación de inmigrantes, tras prometer que “irá más allá que Obama” para proteger a las familias y a los menores.

Su campo de acción real, puede ser mucho menor de lo que ha prometido.

COBERTURA ESPECIAL DE LAS ELECCIONES

Propuesta de Donald Trump, en contexto

Donald Trump ha ofrecido mucho a sus seguidores, y según expertos legales, la mayor parte de lo que ha prometido no podrá cumplirlo por una simple razón: la constitución y el sistema legal de Estados Unidos requiere un proceso debido para todos, incluso los indocumentados.

En un discurso reciente, Trump ofreció que el “primer día” de su gobierno, comenzará “de inmediato”, el proceso de deportar a 2 millones de “ilegales delincuente” (es el término que usó él).

Aparte de eso, Trump “construirá un muro” y “México pagará por él”, amenazando con retener las remesas que mandan los mexicanos si esto no se cumple.

Además, Trump ha planteado aumentar la detención de inmigrantes, por lo cual es plausible imaginar que mantendrá y expandirá los actuales centros de detención, además de triplicar el número de agentes fronterizos, lo cual aumentará en miles de millones los gastos –ya bastante acentuados- de protección fronteriza.

Para todo esto, Trump necesitará el apoyo del Congreso pero además, sus planes de deportación pasan por alto un importante detalle: el gobierno no puede simplemente recoger a indocumentados que estén aquí –detenidos o no- y deportarlos.

Hay derechos constitucionales, procesales y legales que se deben cumplir y esto es algo que Trump no puede cambiar él solo.

Está claro sin embargo que a la larga, un triunfo de Trump significaría un Congreso más favorable a sus medidas y una Corte Suprema a su imagen y semejanza, haciendo posibles cambios profundos a todas estas protecciones y leyes.

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