Demócratas en crisis: su derrota en las elecciones los obliga al cambio

El Partido Demócrata se enfrasca ahora en el análisis de su derrota y en lo que debe hacer para recuperar seguidores

WASHINGTON.- Hillary Clinton ganó el voto popular por millones pero su derrota final en las urnas ha sumido al Partido Demócrata en una crisis de liderazgo que obliga a elaborar estrategias para reconquistar a la clase trabajadora blanca, que aparentemente contra sus intereses votó por Donald Trump, y a recuperar el terreno perdido.

El Partido Demócrata se embarcará en un período de autocrítica en las próximas semanas, y desde ya ha comenzado la búsqueda de un nuevo líder para el Comité Nacional Demócrata (DNC), puesto para el que se han apuntado figuras como el congresista musulmán, Keith Ellison, y el controvertido Howard Dean.

Contra todo pronóstico, el Partido Demócrata no sólo perdió la Casa Blanca sino que tampoco pudo recuperar el control de la Cámara de Representantes o del Senado.

Ahora los republicanos también podrán llenar la vacante para un juez vitalicio en el Tribunal Supremo de EEUU, la corte que tiene la última palabra para anular leyes que considere inconstitucionales sobre una amplio gama de asuntos de la vida nacional.

COBERTURA DE LOS RESULTADOS DE LAS ELECCIONES

Muchos fueron sorprendidos con el resultado de las elecciones. Drew Angerer/Getty Images
Muchos fueron sorprendidos con el resultado de las elecciones. Drew Angerer/Getty Images

¿Qué dirá la autopsia?

Mientras el Partido Demócrata prepara su “autopsia” con las múltiples razones por las que perdió Clinton el martes pasado –cuando las encuestas garantizaban su triunfo-, datos preliminares apuntan a que ésta perdió el apoyo de los blancos de la clase trabajadora.

Entre el puñado de estados clave de la contienda, Clinton sólo ganó en Nevada y New Hampshire, mientras que Trump arrasó con el resto, sobre todo en aquellos ubicados en la región del “Rust Belt”, que desde hace décadas han sufrido un deterioro u “oxidación” del sector industrial.   En Ohio, por ejemplo,  la diferencia a su favor fue de 450,000 votos.

Clinton también perdió entre la coalición de votantes que catapultó al presidente Barack Obama al poder en 2008 y 2012, además de que muchos jóvenes no votaron, y un 43% de los miembros de sindicatos respaldó a Trump.

De hecho, se calcula que alrededor de seis millones de votantes que votaron por Obama en 2012 esta vez se quedaron en casa.

Es especialmente bochornoso para el Partido Demócrata es que en condados con alta concentración de blancos que Obama ganó en 2012, como el condado Howard, en Iowa, el condado Luzerne, en Pensilvania, o el condado Juneau, en Wisconsin, Trump derrotó a Clinton por amplio margen. El apoyo a Trump fue particularmente fuerte entre votantes blancos con menos educación y menos ingresos.

Y pese a que Clinton pobló su campaña con empleados y voluntarios hispanos e invirtió millones en anuncios en español, ésta perdió en estados clave como Florida y Carolina del Norte, y entre 17% y 29% del voto latino fue a Trump, quien inició y terminó su campaña tratando a los inmigrantes mexicanos como “violadores” y “criminales”.

Para el estratega demócrata, Moisés Vela, presidente de The Vela Group, el partido tiene que examinar sus errores y desaciertos, especialmente si los votantes blancos de su base, afectados por la economía, se sintieron marginados del diálogo.

“¿Será que nosotros tenemos que vaciar nuestro propio pantano en el DNC? Hay muchas interrogantes sobre por qué millones se quedaron en casa, en comparación con 2012. Es necesario un período de introspección y analizar si el problema fue nuestra candidata, si ésta no pudo inspirar y motivar, si la clase trabajadora blanca encontró alternativas viables, si nuestro acercamiento con los hispanos fue suficiente”,  dijo a este diario Vela, exasesor del vicepresidente Biden.

“El sendero hacia adelante requiere una nueva forma de pensar, nuevas soluciones, nuevos mensajes y una ´carpa´ que reintegre a la clase trabajadora, y a los blancos que pertenecen a sindicatos en la zona del “Rust Belt”… la gente necesita una razón para creer en nuestros candidatos y nuestro partido. Es hora de sumar fuerzas y sentar metas para ganar las legislativas de 2018 y recuperar la Casa Blanca en 2020”, enfatizó Vela.

El “lenguaje” de los trabajadores

El dilema para el Partido Demócrata será hablar con una sola voz y emitir un solo mensaje a toda su base, tanto a la coalición de votantes minoritarios y jóvenes que apoyó a Clinton, como a los votantes blancos que abandonaron sus filas.

Bernie Sanders y Hillary Clinton.
Bernie Sanders y Hillary Clinton.

Es que, desde que lanzó su campaña el 15 de junio de 2015 hasta las postrimerías de la contienda, Trump mantuvo un discurso antiinmigrante, antiglobalización y contra el “establishment” político en Washington.

Fue una fórmula que encontró eco en la clase obrera blanca, que desde hace décadas ha sufrido la erosión de empleos por causa de la competencia del exterior, y una resistencia a los cambios demográficos en Estados Unidos.

Al igual que Trump, el senador independiente de Vermont, Bernie Sanders, también recurrió a un mensaje populista, desde la izquierda, y ganó el apoyo de millones en 22 estados, pero perdió la nominación presidencial demócrata frente a Clinton.

En declaraciones a Minnesota Public Radio, Sanders calificó como una “vergüenza” para el partido que los votantes blancos en su mayoría hayan votado por Trump, porque, a su juicio, “eso significa que el mensaje demócrata de apoyar a la gente trabajadora ya no convence mucho”.

En ese sentido, el partido debe “recalibrar” su mensaje, urgió Sanders,  quien prevé apoyar a Ellison, devolviéndole el favor de respaldarlo en las primarias.

La senadora demócrata de Massachusetts, Elizabeth Warren, reconoció el dolor de la derrota pero tuvo un consejo para la base en su programa de MSNBC: “Nos levantamos y luchamos”.

En medio del duelo, el DNC ha iniciado sus reuniones en privado para trazar la “hoja de ruta” que les permita recuperar todo el terreno perdido, y en marzo próximo elegirá a su próximo presidente en reemplazo de la afroamericana Donna Brazile, quien ahora es blanco de fuertes recriminaciones.

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