Hay que regular los horarios de guardia

Me estaba preparando para llevar a mi abuela al médico cuando recibí una llamada de mi trabajo en David’s Tea. Necesitaban que estuviera disponible para estar de turno, y tan sólo tenía tres horas para llegar. Cuando le dije a mi gerente sobre la cita de mi abuela, me dijo que no había nadie más disponible. Me sentí presionada para ir.

Esta no fue la única vez que tuve que responder a llamadas aúltima hora: todo mi horario en David’s Tea fue establecido para que estuviera desesperada por tener más horas cada semana. Me dieron un horario de 5.5 horas a la semana. Acepté el trabajo para pagar mi primer semestre en la universidad, pero a menudo me llamaban cuando tenía que estudiar. Pronto entendí que asumían que yo tomaría horas cada vez que me necesitaran.

Nunca me dieron tan siquiera un día de aviso para un cambio en el horario; usualmente me daban tan sólo dos o tres horas. Siempre tenía que apresurarme para prepararme y hacer el viaje de una hora para llegar al trabajo.

No había ninguna razón real para esto. En la tienda preparaban nuestros horarios con dos semanas de anticipación y sabían cuando estábamos disponibles. Sin embargo, parecía que nuestra disponibilidad no jugaba ningún papel en sus asignaciones.

Y en lugar de ajustar los horarios por adelantado, la tienda prefería que la gente llamara a última hora para ausentarse y luego llamar a los que estábamos ansiosos por trabajar más horas. Rechazar un turno no era una opción; a menudo resultaba en recortes del horario.

Este es el resultado de la práctica de programar horarios de guardia, la cual es terriblemente injusta para los trabajadores que quieren trabajar todas las horas posibles, pero necesitan estabilidad —y menos ansiedad— en sus vidas. Los estudios han descubierto que la incertidumbre de la programación de horarios de guardia provoca ansiedad, por no hablar de la inseguridad financiera.

Esta práctica también perjudica a las empresas a largo plazo debido al volumen alto de remplazos y una moral baja entre los empleados.

Hay un proyecto de ley en el Concejo Municipal, patrocinado por el Concejal Corey Johnson, que esencialmente eliminaría la programación de horarios de guardia.

Esto requeriría que los empleadores les den a los trabajadores por lo menos 72 horas de aviso para cualquier cambio en el horario.

Este proyecto de ley simplemente tiene buen sentido común, sin embargo, algunos críticos han dicho que el municipio se está apresurando para aprobar la legislación que regularía la programación de horarios en las ventas al por menor y en la industria de comidas rápidas. No estoy de acuerdo: ¡Ya es hora de que tengamos una legislación como esta!

El Procurador General, Eric Schneiderman, recientemente envió una carta a siete negocios al por menor, incluyendo David’s Tea, acerca de sus prácticas de programación de guardia. Esos esfuerzos han logrado que otras empresas al por menor aceptenen no usar la programación de horarios de guardia. Necesitamos que las demás empresas de ventas al por menor también lo acepten. Lamentablemente, es muy poco probable que las empresas se ofrezcan voluntariamente a hacerlo.

Es por eso que el Concejo debe aprobar este proyecto de ley que prohíbe la programación de horarios de guardia. Necesitamos que los funcionarios que elegimos protejan a los trabajadores de las prácticas de los empleadores abusivos que usan cualquier recurso para obtener ganancias. ¡Ya es hora de que el Concejo y el Alcalde sigan el ejemplo de otras ciudades progresistas y aprueben una ley justa de programación de horarios sin más demora!

-Ruth Vargas ha trabajado en negocios al por menor durante los últimos dos años y es miembro del Retail Action Project en la ciudad de Nueva York.

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