OSHA se compromete a proteger de la violencia a trabajadores de la salud
Los ataques a enfermeros y asistentes aumentaron un 64% entre 2005 y 2014
Helene Andrews, enfermera de psiquiatría en Connecticut estaba dando un vaso de agua y unas medicinas a un paciente cuando este le dió un puñetazo en la mandíbula tan fuerte que la tiró al suelo. El golpe le rompió la pelvis. Andrews no pudo volver al trabajo hasta seis meses y medio después y tuvo que hacer rehabilitación además de soportar dolores intensos.
El enfermo que la golpeó tenía un historial de violencia que se conocía en una de las dos plantas de psiquiatría del hospital pero Andrews trabajaba en la otra y no había ningún sistema de seguridad para alertar del peligro que representaba este paciente. No hubo una señal o información que hubiera ayudado a prevenir este ataque.
El lamentable episodio de violencia vivido por esta enfermera fue uno de los que fueron relatados esta semana en una audiencia ante las autoridades de OSHA (la Administración de Seguridad y Salud en el Trabajo) para ilustrar la necesidad de desarrollar unos estándares federales para frenar la violencia en el trabajo para el personal de salud. Enfermeros, asistentes y trabajadores sociales son frecuentes víctimas de estas situaciones y muchos han sufrido asaltos que han resultado en lesiones e incluso la muerte. Muchos de los fallecidos lo fueron por arma de fuego.
La Administración ha aceptado la petición de los sindicatos y asociaciones de enfermeros para desarrollar reglas con las que proteger la integridad de estos trabajadores. El trabajo está, no obstante, por iniciarse y caerá dentro de la responsabilidad de la nueva administración de Donald Trump. Tanto la confederación sindical AFL-CIO como National Nurses United solicitaron la puesta en marcha de regulaciones de seguridad laboral en julio de 2016 porque las medidas voluntarias actuales son inadecuadas para proteger a estos trabajadores de actos violentos relacionados con su trabajo.
De hecho, y según las estadísticas del Departamento de Trabajo, entre 2005 y 2014 la tasa de lesiones por asaltos físicos en el trabajo en el sector de la salud y la asistencia social ha crecido a un ritmo del 64%. En 2014, 14.4 trabajadores de cada 10,000 fueron atacados y heridos en el sector privado y 19 por cada 10,000 en el público. En el caso de los que trabajan en asistencia psiquiátrica, los números son mucho más elevados y el informe de los sindicatos explica que lo que se reporta es solo la punta del iceberg. Los sindicatos explican que muchos de los asaltos no se reportan oficialmente y es el caso del 95% de los que ocurren en los geriátricos.
Los trabajadores creen que debería ser obligatorio que las instalaciones de salud tengan protocolos para gestionar problemas potenciales y reales de violencia y reducir los riesgos para enfermeros y enfermeras, el personal en general y otros pacientes.
Nueva York es el único estado que ha tomado acciones para adoptar leyes que previenen de forma estandarizada la violencia en el lugar de trabajo y se espera que California lo haga antes de finalizar el año.
Fallecimientos
Hace dos años, 13 trabajadores del sector de la salud perdieron la vida en ataques violentos.