Ni 67 leyes frenan la violencia contra las mujeres en México

¿Por qué continúan tantas muertes violentas de mujeres en México pese a las leyes? La abogada y activista mexicana Ana Yeli Pérez lo explica en esta entrevista especial

MÉXICO.- Mientras usted dormía esta madrugada, dos mujeres fueron asesinadas en las puertas de sus propias casa en la Ciudad de México, las primeras de siete que morirán este día en un país donde la desigualdad y los feminicidios continúan a pesar de las 67 leyes a favor de las mujeres y  su presupuesto anual de alrededor de 1, 200 millones de dólares que se distribuye en 89 programas.

“El problema no ha sido la creación de leyes ni la firma de tratados internacionales, sino la voluntad del estado para dar seguimiento a las políticas públicas que generen un cambio cultural para erradicar el machismo”, advirtió Ana Yeli Pérez, abogada del Observatorio Nacional Ciudadano contra el Feminicidio y activista de la organización Justicia Pro Persona.

Desde finales de los años ochenta, México comenzó a firmar los primeros convenios para erradicar la violencia de género y ya entrado el siglo XXI siguieron leyes federales y estatales a favor de la igualdad de hombres entre hombres y mujeres y una ambiciosa reforma a favor de los derechos humanos que han dado algunos frutos.

La violencia de género en México no cesa pese a las leyes. Getty Images

En materia política, por ejemplo, ellas han logrado acceso al poder a través de cuotas impuestas a los partidos que deben dar el 50% de las candidaturas a la igualdad de género. Pero la realidad dista aún mucho de los objetivos planificados y todavía se contabilizan siete muertes violentas de mujeres al día como las ocurridas en las últimas horas a María Luisa Bolaños, de 50 años, y Alejandra Quintanar, de 38, baleadas en diferentes hechos en la CDMX bajo las mismas circunstancias que apuntan a feminicidio: masacradas dentro de sus automóviles y sin indicios de robo.

“Los feminicidios son un buen ejemplo de la falta de trabajo profundo por parte del Estado porque se han negado mucho a tipificar las muertes de las mujeres como delitos de género y eso hace mucho daño porque no hay una investigación adecuada”, destaca la abogada Pérez. “Otro asunto es la educación: se habla de igualdad en los libros de texto, pero no se capacita a los maestros para que hagan conciencia entre los niños”.

Por esta carencia, todavía es común el acoso callejero. “Cuando voy en el transporte, en el metro, siento miradas o alguien que me toca o dice cosas; es muy frecuente. Me molesta mucho, pero no lo denuncio porque luego no hay policías cerca o por miedo (a que la agarren contra mi)”, cuenta Yesica Zavala, una usuaria del transporte público en la capital mexicana.

En el ámbito laboral, la desigualdad de salarios y posibilidades de crecimiento para las mujeres aún reflejan los pocos avances del país, según estadísticas divulgadas por el Foro Económico Mundial a principios de febrero pasado que posicionó a México en el sitio 128 de 144 países analizados, incluso por detrás de El Salvador, Camboya, Vietnam o Ruanda.

“Las mujeres mexicanas no están integrándose de manera justa con relación a sus compañeros varones en sus respectivos trabajos”, detalló.

Uno de los principales obstáculos a vencer en el ámbito laboral se encuentra el acoso, uno de los trabajos finos que hace falta atender en el país, según observa Pérez. “Hay protocolos para detener este tipo de abusos, pero no se toman en serio y entonces el combate a la violencia contra la mujer se queda a medias, como muchas de las políticas públicas: llenas de leyes sin acción”.

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