Senado confirma a Neil Gorsuch como juez vitalicio del Tribunal Supremo

Se trata de la primera victoria legislativa y política del presidente Donald Trump, quien lleva varias semanas de titulares negativos

WASHINGTON.- Tras recurrir a un extremo cambio en las reglas del juego, el Senado confirmó este viernes al juez Neil Gorsuch a un puesto vitalicio en el Tribunal Supremo, pese a objeciones de la oposición y de grupos cívicos que temen su impacto en los derechos de las minorías.

Con 54 votos a favor y 45 en contra, el Senado aprobó a Gorsuch al cargo, un día después de que, ante una rebelión demócrata, los republicanos recurrieron a la llamada “opción nuclear” y cambiaron las reglas parlamentarias, de tal manera que sólo requerirían una mayoría simple, en vez de 60 votos, para confirmarlo.

Se trata de la primera victoria legislativa y política del presidente Donald Trump, quien lleva varias semanas de titulares negativos.

En un comunicado, Trump aseveró que el proceso de confirmación de Gorsuch fue “uno de los más transparentes y accesibles en la historia, y su temperamento jurídico, su intelecto excepcional, su integridad sin par, y su historial de independencia lo hacen la selección perfecta” en el Tribunal Supremo.

“Como profundo creyente del imperio de la ley, el juez Gorsuch servirá al pueblo estadounidense con distinción, en lo que continúa defendiendo con fe y vigor nuestra Constitución”, aseguró.

El presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, tomará juramento a Gorsuch como el juez 101 en una ceremonia privada la mañana del próximo lunes, y luego habrá otra ceremonia pública en la Casa Blanca.

Solo tres demócratas, que buscarán la reelección en 2018 y provienen de estados que votaron por Trump en noviembre pasado, aprobaron a Gorsuch: Joe Manchin,  de Virginia Occidental; Heidi Heitkamp, de Dakota del Norte, y Joe Donelly, de Indiana.

En cambio, otros dos demócratas sí votaron por Gorsuch, pese a las objeciones de su propia base, Claire McCaskill, de Missouri, y Jon Tester, de Montana, también se presentarán a la reelección y representan a estados con fuerte apoyo a Trump.

Un país muy dividido

Predeciblemente, legisladores y grupos a favor y en contra de Gorsuch emitieron sendos comunicados y mensajes en las redes sociales para manifestarse, reflejando, al final, las divisiones políticas en el país, magnificadas con la elección de Trump.

El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, elogió a Gorsuch como una persona con “impecable” historial y un temperamento jurídico “ideal”, haciéndose eco de su bancada.

Pero la senadora demócrata por California, Kamala Harris, cuestionó que Gorsuch pueda interpretar las leyes “sin filias o fobias” –como prometió durante su proceso de confirmación- porque su historial más bien demuestra que ha emitido, de forma consistente, “dictámenes contra las mujeres, los trabajadores, la comunidad LGBT” y discapacitados.

Según Harris, Gorsuch “quizá entiende el texto de las leyes, pero no ha demostrado que entiende plenamente el significado de ´Justicia Equitativa bajo las leyes”,  el lema inscrito en las puertas del Tribunal Supremo.

Dan Gross, presidente de la “Campaña Brady”, un grupo que aboga por el control de las armas, dijo que la industria armamentista “gastó millones para presionar a los senadores a que confirmaran a Gorsuch a como diera lugar”.

“Vamos a exigir cuentas a Gorsuch y a los senadores que vendieron su escaño por cualquier decisión que él haga que anteponga las ganancias de la industria de las armas a los derechos de los estadounidenses” a vivir libre de la violencia de las armas, prometió Gross.

Enconada batalla

La batalla por la confirmación de Gorsuch, un juez del décimo circuito de apelaciones, acrecentó la acritud en el Senado, donde los demócratas protestaron desde siempre que los republicanos se negaron siquiera a programar audiencias para Merrick Garland, el juez que había propuesto en 2016 el entonces presidente Barack Obama, tras el fallecimiento del juez conservador, Antonin Scalia.

Grupos progresistas,  incluyendo organizaciones hispanas, habían montado una campaña contra Gorsuch, y algunos incluso acusaron a los republicanos de “robar” el escaño que, a su juicio, le correspondía a Garland.

El cambio de reglas para conseguir a la fuerza la confirmación de Gorsuch no tiene precedente en la historia del Senado –en 2013, los demócratas hicieron un cambio similar pero para facilitar la confirmación de jueces en cortes de menor instancia-, y solo augura mayores fisuras entre demócratas y republicanos.

En vez de que el Senado sea el sitio donde predomina la mesura, el cambio “hará de este cuerpo legislativo un lugar más partidista… y al Tribunal Supremo un sitio más partidista”, se quejó el senador demócrata por Nueva York y líder de la minoría, Charles Schumer.

Ese mismo temor lo comparten grupos cívicos, que creen que el desembarco de Gorsuch al Tribunal Supremo, y de futuros jueces escogidos sobre líneas partidistas, pueda aumentar las divisiones ideológicas en la máxima corte del país, encargada de determinar si las leyes cumplen con la Constitución.

Así, el Tribunal Supremo tiene la última palabra en asuntos como inmigración, los derechos civiles, los derechos de las mujeres, homosexuales y las minorías en este país.

Oposición hispana

Varias organizaciones hispanas, entre ellas “Hispanics for a Fair Judiciary” (HFJ) se opusieron a la confirmación de Gorsuch, por considerar que su historial demuestra una “agenda radical” y que, desde el estrado, dará marcha atrás a los derechos de las minorías, mujeres y trabajadores inmigrantes.

En ese sentido, Brent Wilkes, director ejecutivo de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC), afirmó que el Tribunal Supremo es el sitio de último recurso para ventilar las quejas de las minorías y poblaciones vulnerables y corregir los excesos de la mayoría, algo que no está garantizado con Gorsuch.

Esto perjudicará a los latinos y demás comunidades minoritarias, cuando lo que se necesita “más que nunca” es que el Tribunal Supremo defienda sus derechos, argumentó Wilkes.

Thomas A. Saenz,  presidente de MALDEF (“Mexican American Legal Defense and Educational Fund”), opinó que Gorsuch “es demasiado extremista para asegurar que se tomarán en cuenta las perspectivas de la comunidad latina”.

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