La basura es de todos pero los latinos la sufren más

La Ciudad empieza a dar pasos para mejorar la gestión de desechos comerciales que actualmente se concentra en tres áreas donde residen principalmente minorías

Luis Velázquez recuerda ir a la escuela deprisa y tapándose la nariz para evitar el olor a basura. “Cruzaba las calles corriendo mientras pasaban camiones constantemente”, dijo el mexicano residente en Bushwick, norte de Brooklyn, desde los cinco años. Hoy tiene 21 y el olor y el tráfico pesado persiste porque uno de los mayores centros de transferencias de desechos comerciales de la ciudad está en su vecindario desde hace 25 años.

“Me preocuparía tener una familia aquí”, explicó al contar las emisiones de humos por el flujo constante de camiones de basura, los peligros del tráfico, el ruido, las emisiones de químicos, etc. “Ahora que soy grande me preocupan mis sobrinos”, admitió tras contar que conoce a muchos niños del barrio que sufren de asma y no sabe las consecuencias que a largo plazo pueden tener las toxinas del área en la salud de todos.

El centro de transferencia al que se refiere está en la calle Thames, y allí se ve un flujo continuo de camiones de basura. “A veces entran cada dos minutos”, explicó, agregando que, “sólo el domingo es tranquilo”.

Loss mayores centros de transferencias de desechos comerciales está en barrios de las minorías.

Nada que celebrar

Para los vecinos de esta zona no habrá nada que celebrar en este Día de la Tierra, ya que será una jornada más de humo, tráfico y emisiones que muy pocas personas en la ciudad experimentan, porque aunque la basura la generamos todos, son quienes residen en esta área de Brooklyn, otra en el Sur de El Bronx y una tercera del Sureste de Queens, quienes viven al lado de los centros que gestionan el traslado casi diario a vertederos fuera de la ciudad de casi el 80% de las basuras de comercios, restaurantes y otros negocios. Y la mayoría de los residentes en estos sectores son latinos, como también son de las minorías las personas que gestionan las recogidas de basuras, comerciales y residenciales.

Patricia López llegó en septiembre de 2016 a este barrio de Brooklyn, y cuando le enseñaron el apartamento en el que ella y su esposo decidieron establecer su hogar entró al edificio por una puerta que no dejaba ver el centro de basura y el movimiento continuo de camiones. Poco después se dio cuenta que no podía abrir las ventanas en verano por el olor y el ruido. Ahora la joven mexicana asegura que si tuviera hijos tendría que pensarlo dos veces en seguir en la zona, ya que conoce personas afectadas por enfermedades respiratorias.

“Una de las cosas que me molesta es que estos son barrios de puras minorías hispanas, es racismo ecológico”, se lamentó López. “Esta zona no ha estado gentrificada y la gente no levanta la voz”, explicó. Pero eso ha cambiado. Velázquez y López son dos de las personas que están protestando y buscando soluciones junto con los miembros de la organización CleanUp North Brooklyn.

López aseguró, además, que en los alrededores del centro de transferencia se está usando un espray para eliminar el mal olor pero que no está funcionando porque ahora huele la basura y al espray. Velázquez agregó que esa combinación le provoca dolores de cabeza.

Esperanza de cambio

No obstante, por la acción de estos vecinos, asociaciones como ALIGN que trabaja con sindicatos y organizaciones comunitarias, concejales como Antonio Reynoso y Carlos Menchaca, y el interés de la Alcaldía, hay cosas que están empezando a moverse en la dirección de un cierto cambio que el tiempo y los afectados dirán si es suficiente.

Para empezar, Velázquez dijo que por primera vez los vecinos se sentaron con la compañía que gestiona el centro de transferencia y desde entonces ven que alguien está dirigiendo el tráfico de camiones y el personal está usando chalecos reflectantes, cascos y guantes.

Entre tanto, el Departamento de Sanidad de la Ciudad (DSNY) está finalizando la contratación de una consultora que asistirá a la Alcaldía, a partir del próximo verano, a detallar un plan y la implementación de una zonificación para basuras comerciales. Este plan se hará público el año que viene y la zonificación supondrá que las empresas de recogidas de basura comerciales tendrán que ganar contratos de concesión mediante concurso en distintas zonas. Actualmente, y según un estudio que hizo la Ciudad el verano pasado, hay un sistema de mercado abierto en el que unas 90 compañías (muchas de ellas no rentables) compiten por prestar servicio a unos 108,000 clientes en los cinco condados, en rutas que se superponen y con poca transparencia en los precios.

En ese estudio, Reynoso, presidente del Comité de Sanidad del Concejo Municipal, se refirió al sector como ineficiente y desregulado, además de operar como se hacía en el “wild, wild West” (viejo y salvaje Oeste).

Beneficios de la zonificación

Maritza Silva-Farrell, directora ejecutiva de la organización ALIGN, afirmó que un sistema de zonificación es el primer paso para lograr una organización y a la vez un mejor servicio. Farrel recordó que se reducirán las millas que hagan los distintos camiones, habrá menos servicios que se superpongan y con ello una rebaja en el tráfico. En el estudio del DSNY se estima que los camiones harán entre 49% y 68% millas menos que ahora y las emisiones de gases se reducirán hasta un 64%.

“Este sistema de zonificación es el primer paso” para descongestionar la operación actual, explicó Silva-Farrell. La directora de ALIGN explicó que además que con ello se mejorarán las condiciones de trabajo de quienes recogen las basuras. Y en este sentido ya hay cambios.

En otro centro de transferencia de basura, esta vez residencial, José López, que trabaja con SIMS (una empresa contratada por la Ciudad) dijo que en marzo lograron unirse al sindicato de Teamsters y con ello están empezando a llegar mejoras a una empresa que, en cualquier caso, tiene de partida mejores condiciones laborales que el resto de las comerciales. “Las medidas de seguridad son obligatorias pero yo veo que en otros lugares, no todos los patronos cumplen con las reglas”, indicó el dominicano. López agregó que el 70% de quienes trabajan en la empresa son latinos y negros.

El otro paso lo está intentando dar el concejal Reynoso con el apoyo de muchos ciudadanos afectados en estas zonas, y se trata de repartir más centros de transferencias de basuras por toda la ciudad y que no solo tres de ellos gestionen el 80% de la comercial. El año que viene se abrirá uno en la avenida Hamilton en el sur de Brooklyn (sin camiones)  al que ya se oponen los concejales de esta zona pero el plan de la Alcaldía no pasa aún por una distribución mayor de estos centros de transferencias.

Patricia López dijo que necesitan más equidad, no quieren que haya centros donde se afecte la vida de otras personas “pero que se distribuya la carga que actualmente no es proporcional”.  Velázquez agregó que no quiere imponer sufrimiento pero que se comparta el suyo y el de sus vecinos.

Reynoso no tiene suficientes apoyos para hacer avanzar esta propuesta pero Velázquez dice, no obstante, que es más optimista que hace dos meses.

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Antonio Reynoso Basura Brooklyn Carlos Menchaca Día de la Tierra

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