Detroit, la ciudad Motor

Donde las tres grandes marcas americanas tienen su base.

La ciudad de Detroit, en el estado de Michigan, es famosa en parte porque ahí comenzaron sus operaciones las tres grandes de la industria automotriz norteamericana (General Motors, Ford y Chrysler). También es una fuente importante de herencias de música popular gracias al sello discográfico Motown, famoso por los dos apodos de la ciudad, Motor City y Town. Su nombre viene del Río Detroit (en francés “le détroit de Lac Érié”) y quiere decir “el estrecho del lago Erie”, que une el lago Saint-Claire con el lago Erie.

En 1899, William E. Metzger (quien fuera un pionero en las ventas y la industria automotriz, siendo un gran impulsor y desarrollador de compañías como Cadillac y Studebaker) ayudó a organizar el Auto Show en Detroit. Para tener un panorama más claro, cuando Henry Ford fundó su compañía en el año de 1903, Detroit estaba catalogada como la ciudad número 13, en cuanto a tamaño se refiere. De las 125 compañías asentadas en Detroit y relacionadas con los autos en los primeros años del siglo XX, Ford se ubicó como la más importante. En 1908, la marca del óvalo azul lanzó su modelo T, marcando así una revolución total en la producción de vehículos. Seis años más tarde, Ford comunicaba que pagarían cinco dólares por día a los obreros convirtiendo así a la ciudad en una de las más diversas tanto de razas como de tonos de piel. Ford tenía empleados originarios de muchas partes del mundo como Escocia, Inglaterra, México, Líbano y muchos más de origen africano. Para 1940, Ford era uno de los mayores empleadores de gente de color. Algunas compañías grandes (y otras no tanto) pudieron soportar las transformaciones tecnológicas propias de la época: Chrysler, General Motors, Ford, Packard y algunos más salieron adelante y fueron piezas clave en la modernización de la industria.

A mediados del siglo XX, uno de cada seis americanos trabaja para la industria automotriz, directa o indirectamente, y Detroit era el epicentro. La industria demandaba mucho acero, vidrio, cobre y, más tarde, mucho plástico; Detroit era en ese momento, el paraíso industrial, un lugar donde cientos de miles de trabajadores encontraban empleos formales y bien pagados. El alcance de la industria se extendió a los suburbios de Detroit y a otras pequeñas ciudades cercanas como Toledo, Ohio y Flint. En ese momento nació la frase famosa: Cuando a Detroit le da gripe, al Medio Oeste le da neumonía.

Para 1950, Detroit era ya la quinta ciudad más grande de los Estados Unidos, con una población total de alrededor de dos millones. Sin embargo, entre 1948 – 1967, se perdieron más de 130 mil empleos a nivel obrero en la ciudad. La idea de descentralizar gran parte de la producción hizo que se construyeran muchas plantas en ciudades aledañas. Algunas empresas más pequeñas, pero también relacionadas con los autos, se mantuvieron en Detroit, pero la mano de obra se abarató. Otro “problema” necesario fue la automatización de las fábricas, donde también se perdieron muchos empleos de las líneas de producción.  

En 1967, la erupción del racismo en Detroit fue brutal, una de las peores en la historia de Estados Unidos. La ciudad perdería así más mano de obra. Para los años 70, la imagen de Detroit se había transformado y de haber sido una urbe llena de bonanza, las cosas se tornaban cada vez peores. El crecimiento de marcas japonesas y alemanas ayudaba a debilitar a la ciudad americana. En 1979, Chrysler, la más pequeña de las tres grandes, se declaró en bancarrota. Por su parte, GM y Ford también tenían muchos problemas.

Fue en el año de 1987 cuando el Detroit Auto Dealers Association (DADA) propuso que el Auto Show de Detroit se convirtiera en un evento internacional. Los miembros de la DADA fueron a lugares como Europa y Japón en el intento de convencer a las nuevas marcas a develar sus vehículos en el Auto Show de América del Norte. Ese intento resultó ser un éxito, el espectáculo entonces fue retitulado el North American International Auto Show (NAIAS) en 1989. El Salón del Automóvil de Detroit se ha celebrado en Michigan ya por más de un siglo. Desde 1965 el Auto Show se ha celebrado en el Cobo Center que abarca cerca de un millón de pies cuadrados (93,000 m²) de superficie. Antes de que se celebrara ahí, el Auto Show se llevaba a cabo en otros lugares bien conocidos en el área metropolitana de Detroit. Algunos de estos lugares incluyen la Light Guard Armory, el pabellón de Wayne Gardens, y Michigan State Fairgrounds.

En 2008 la crisis terminó de destruir el poderío de las tres grandes, que tuvieron que ser socorridas por el gobierno federal para no desaparecer. Actualmente, en esta urbe se pueden encontrar decenas de rascacielos abandonados, manzanas y manzanas de casas derruidas o simplemente vacías, edificios de todo tipo que se posan como fantasmas en el paisaje desolado. En partes abandonada y solitaria, Detroit sigue siendo sede del Auto Show Internacional de Norte América en el que todas las marcas automotrices del mundo usan como escaparate para mostrar sus mejores diseños de autos de concepto y de producción.

Hoy la ciudad cobra nueva vida y el rumbo empieza a ser más claro. Algunas marcas americanas han dejado de existir en los últimos años (Saturn, Pontiac, Hummer), pero también algunas otras han vuelto al panorama. Una de las más esperadas es Alfa Romeo, que volvió a los Estados Unidos de la mano de su 4C. Como un dato curioso, a la fecha la población blanca en Detroit es de aproximadamente un 10% del total.

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