El arte de regresar a su tierra a los paisanos muertos en EEUU

Funerales García se dedica a cuidar de los paisanos que fallecen en EEUU y sus familiares desean sepultarlos en México

MÉXICO.- Después de las 3:00 de la tarde, Agustín García, observa entrar la carroza oscura por el patio trasero del negocio familiar que desde hace 30 años se encarga de repatriar entre cuatro y cinco cuerpos al día desde Estados Unidos.

Son  paisanos a quienes alcanzó la muerte en una tierra que nunca hicieron suya o  no hasta el extremo de querer descansar en paz allá para siempre.

“Esta persona dejó claro que querían regresar, que no quería quedarse en Dallas”, explica Agustín, el administrador, dueño e hijo de “Funerales García”.

Dos de sus empleados descargan el féretro de cartón donde viene el cadáver embalsamado, vestido de manera casual, listo para el sepulcro. Así lo prepararon las compañías en EEUU con las que trabaja en conjunto la funeraria, en un proceso que se ha automatizado en décadas y los único retrasos que hay de vez en cuando suceden en el aeropuerto de la capital mexicana, cuando se extravían los documentos.

Por lo demás, Funerarias García lo recoge desde que desciende de los vuelos comerciales (viajan a lado de los equipajes), hace los trámites de internamiento al país y lo lleva a las oficinas de la empresa. Todo en un lapso aproximado de de tres horas.

García abre con cuidado la caja de cartón en la que viene el cuerpo. El ataúd cambiará  al llegar a casa y al gusto de los parientes, generalmente más suntuoso, pero por ahora se le mira modesto como el cuerpo masculino que viste con ropa casual. Algunos otros llegan enfundados de charros, futbolistas, de músicos de banda, con botas y hebillas.

Agustín García, uno de los hermanos dueños de la funeraria especializada en repatriar cuerpos.
Agustín García, uno de los hermanos dueños de la funeraria especializada en repatriar cuerpos. Gardenia Mendoza

“Las mujeres son más discretas: cuando mucho las visten con  un traje de noche”, destaca el empresario, quien ahora revisa que los restos estén bien acomodados, que no venga con objetos extraños aunque estos detalles también se revisaron las autoridades en el aeropuerto.

“Hasta hace unos años, los paisanos querían aprovechar el viaje para enviar regalos a la familia: electrónicos, joyas, cartas y todo tipo de chucherías, pero hoy ya no se deja que se envíen nada: ni siquiera joyas para evitar malentendidos y que la familia diga ‘enviamos esto o aquello y no está’”, dice al tiempo que cierra la caja y hace un ademán para que los trabajadores vuelvan a meterla a la carroza fúnebre.

Trabajadores de Funerarias García reciben un cuerpo repatriado de EEUU.
Trabajadores de Funerarias García reciben un cuerpo repatriado de EEUU. Gardenia Mendoza

Nadie más mira este proceso. La familia espera en Michoacán, impaciente para el funeral. Ahora parece algo natural que nadie acompañe el viaje del cuerpo del migrante repatriado tras su muerte, pero anteriormente no era así. Al contrario: en el mismo vuelo en el que venía se subía la madre o la abuela; el padre o el suegro sino es que hijos, hijastros, esposas, novias…

El endurecimiento de la política migratoria cambió hasta los duelos y ahora las familias tienen que seguir la trayectoria de su difunto a distancia desde Los Ángeles, Chicago, San Antonio, Las Vegas, Raleigh o Nueva York  a través de la funeraria en EEUU que está en contacto con Funerarias García en México por whatsapp.

En los últimos días, Funerales García repartió cuerpos  a Carácuaro, Tlacolula, Epitacio, Ziritzícuaro, Atenquillo, Nueva Chihuahua, Rancho Cheguayo, Xacatepec, Emiliano Zapata: pequeños poblados de los estados de Oaxaca, Michoacán, Jalisco, Morelos, Tabasco… “Ningún rincón queda exento de nuestra cobertura”.

Entre tres y cuatro cuerpos son repatriados a través de Funerales García.
Entre tres y cuatro cuerpos son repatriados a través de Funerales García.

Funerarias García comenzó su internacionalización durante un viaje de Agustín a Los Ángeles. Mientras daba un paseo se encontró con una funeraria a la que entró por curiosidad. Era un negocio de latinos y así se dio cuenta de la necesidad del traslado de cuerpos. “Nosotros podemos ayudar”, les dijo.

Desde entonces no ha parado el negocio. Hace 10 años llegó a trasladar hasta 300 cuerpos al año, pero en los últimos el flujo disminuyó hasta 130 en el mismo periodo debido a los gastos y porque una parte de las nuevas generaciones prefieren quedarse allá: hay menos arraigo.

La carroza sale de la funeraria y se encamina hacia Santa Juana de Pátzcuaro. El arribo puede traer grandes sorpresas porque por esa zona les gusta lanzar confeti, flanquear con trombones la carroza, y disparar unos cuantos balazos al aire, porque sólo se muere una vez para regresar a su tierra.

En esta nota

Crónica de México Cultura México sociedad tradiciones
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain