“Fue acoso sexual en su máxima expresión”: Cheryl Yeoh destapa uno de los mayores escándalos en Silicon Valley

La emprendedora tecnológicale contó a la BBC cómo Dave McClure, el fundador de la firma de inversiones 500 startups, intentó besarla en su apartamento y la acosó sexualmente y qué está ocurriendo con las mujeres en Silicon Valley.

Las revelaciones de la empresaria tecnológica Cheryl Yeoh denunciando el acoso sexual por parte de uno de los mayores inversores de Silicon Valley es el último escándalo machista que golpea a la capital mundial de los emprendimientos.

Dave McClure renunció a su puesto como socio principal de la firma de inversiones 500 Startups que él mismo fundó tras las declaraciones de otra mujer, lo cual animó a Yeoh a publicar su propia historia en su sitio web.

El ahora exejecutivo reconoció que se había propasado “con múltiples mujeres en situaciones relacionadas con el trabajo, donde claramente fue inapropiado”, pero no habló concretamente de las acusaciones de Yeoh.

En su primera entrevista en exclusiva, Cheryl Yeoh explica por qué decidió hablar públicamente sobre el incidente, que ocurrió en 2014, y qué cambios cree que debería afrontar la industria.


¿Cómo te sientes ahora sobre lo que ocurrió?

Obviamente, estaba enojada y dolida, pero también sorprendida al percibir que no se sentía como algo inusual y que esto es considerado normal en el mundo de las startups , en el mundo tecnológico.

Ahora me doy cuenta de que no está bien y de que precisamente eso es parte del problema. Por eso necesitamos hablar alto y claro y crear un debate sobre cómo cambiar esta dinámica y su narrativa.

¿Te pareció “normal” que alguien fuera a tu apartamento para intercambiar ideas y tratara de dormir contigo?

El problema para mí fue que yo ni siquiera lo invité. Él y algunos otros socios quisieron venir para hacer una lluvia de ideas, y en el entorno de las startups no es raro tener sesiones de intercambio de ideas después del trabajo.

Se cierran muchos tratos fuera de las horas de oficina; definitivamente, no es extraordinario.

Lo que me extrañó fue su atrevimiento cuando me escribió un mensaje después de eso y también antes, cuando me invitó a la habitación de su hotel. Es impactante lo atrevidos que son y que no tengan miedo alguno de las consecuencias.

¿Dirías que sigue ocurriendo igual hoy día o crees que las cosas han cambiado a mejor en el mundo de las “startups”?

Sí, [han cambiado]…. se necesitaba alguien que hablara sobre el acoso sexual y la discriminación.

Eso fue lo que ocurrió hace unos años [en 2015] con el caso de Ellen Pao y más recientemente con Susan Fowler y la discriminación sexual en Uber, y después algunas otras historias en torno a [la compañía de inversión] Binary Capital.

Cada vez son más las mujeres que tienen el coraje de hablarlo públicamente. Durante mucho tiempo fue un tema muy controversial.

Así que hay más personas conscientes de ello y se están creando políticas más transparentes para afrontarlo. Esperemos que los perpetradores se lo piensen ahora dos veces antes de volver a actuar.

¿Podrías contarme, si no es demasiado difícil, qué fue lo que ocurrió esa noche?

Acababa de irme a vivir a Malasia desde San Francisco, EE.UU., para asumir un cargo muy público como directora ejecutiva de una agencia gubernamental y había recibido US$30 millones para comenzar las aceleradoras (organizaciones que reciben startups y les ayudan a crecer) y programas para apoyar a emprendedores en el Sureste Asiático.

Dave McClure había visitado Malasia para trabajar conmigo y empezar la aceleradora allá para esa región.

Tras nuestra reunión ejecutiva, él y algunos socios vinieron a mi apartamento para la lluvia de ideas. Trajeron whisky y llenaron mi vaso todo el tiempo. Eso me pareció un poco raro.

Entonces, horas más tarde, todos decidieron irse y pedir taxis pero él no parecía querer irse. Cuando le pregunté: “Dave, ¿te vas a ir?”, el me dijo: “No”.

Así que yo le dije: “¿Quieres quedarte a dormir aquí? Tengo una habitación de invitados”.

Le acompañé hasta el cuarto de invitados y entonces fui a mi habitación pensando: “Supongo que está demasiado ebrio”.

Y entonces vino a mi dormitorio y quiso dormir conmigo, pero le dije: “No, tengo novio. ¿Qué estás haciendo? ¿Te quieres ir?”.

Le mostré el camino de salida, pero él empujó mi espalda contra la pared y se inclinó hacia mí para besarme… y ahí fue cuando se excedió. Menos mal que yo no había bebido mucho y le aparté y le abrí la puerta para asegurarme de que se iba de mi casa.

No pude evitar pensar qué habría ocurrido si yo hubiera estado más vulnerable y si él hubiera usado la fuerza.

Fue horrible. Nadie debería pasar por ese tormento. Y por eso creo que se trató de acoso sexual en su máxima expresión.

Y lo segundo que hubo fue una dinámica de poder.

Él tenía un acuerdo pendiente con nosotros y si yo hablaba eso podría comprometer a la aceleradora, lo cual no me afectaba sólo a mí. Sentí que no podía denunciarlo porque toda la región se vería afectada sólo por lo que había ocurrido aquella noche.

¿Te enfrentaste a él inmediatamente después de eso? ¿Le hablaste sobre ello?

Traté de no hablar con él después de lo ocurrido. No sabía qué decir.

Si le hubiera contado lo enojada que estaba en ese momento, él habría retirado el trato… Pero ahora, echando la vista atrás, me molesta que aún estando furiosa con él no pude decírselo y ése no es un buen recuerdo.

Pero en mi publicación [en el blog], cuando escribí lo que ocurrió, animo a que otras mujeres cuenten por escrito todo lo que les haya ocurrido, se lo envíen por email a ellas mismas inmediatamente para que quede registrada la fecha y después puedan recordarlo bien, o se lo envíen a su mejor amiga, a su madre o a alguien de su confianza. Y cuando se sientan con fuerza se lo envíen a él para que sepa que eso no está bien y cómo se sienten.

Creo que eso ayuda a cerrar el tema y hace ver cómo una lo percibe.

¿Enviaste tu artículo a Dave McClure antes de publicarlo?

No le envié el texto entero. Le envié un resumen de lo que había ocurrido esa noche y de cómo me empujó. Le dije que estaba dolida y que sus disculpas no eran suficientes.

Él me contestó y me dijo que lo sabía y que estaba avergonzado y que lo sentía, y que no podía negar nada de ello.

[La BBC tuvo acceso a este mensaje].

¿Supiste también sobre una denuncia de que había acosado a alguien más tras abandonar tu apartamento aquella noche?

Cuando se fue de mi apartamento me escribió en torno a las 4 de la mañana y media hora después envió otro mensaje a una emprendedora del mundo tecnológico y se le insinuó.

Ella me envió la prueba y yo lo vi y me quedé impresionada.

[La BBC vio capturas de pantalla de esa conversación].

Ese no es el comportamiento de alguien que estaba borracho y cometió un error. Fue premeditado y hubo un intento fallido detrás de otro.

¿Pensaste alguna vez en presentar cargos contra él?

Por aquel entonces yo estaba en Malasia y no conocía la ley de ese país sobre acoso sexual.

La verdad es que no tuve tiempo para investigarlo, no podía meterme en todo eso. Era la directora ejecutiva de una empresa de US$30 millones y no podía en ese momento.

Ahora estoy en San Francisco y como el incidente no ocurrió en Estados Unidos, no puedo presentar cargos aquí. Pero estoy mirando qué es lo que puedo hacer en Malasia.

Pocas personas que denuncian quieren hablar públicamente, ¿crees que eso va a cambiar?

Espero que sí. Es algo muy personal, sensible…. y también controversial. No debería serlo, pero lo es. Hay muchos aspectos problemáticos.

Es muy fácil culpar a la víctima: “¿Por qué le dejaste entrar en tu casa? ¿Por qué estaban tomando?”. Te pueden decir muchas cosas.

La gente no quiere ser juzgada y que sus nombres se relacionen con un caso de acoso sexual. Muy pocas están dispuestas a dejar que eso ensucie su nombre.

Ahora estoy en una situación diferente. Soy conocida por otras cosas mucho más allá de eso y no necesito hacerme publicidad.

En mi artículo ofrezco una manera de categorizar el nivel de acoso o asalto. Un comentario inapropiado debería tener consecuencias muy diferentes a un contacto físico no deseado, y creo que esas diferentes categorías pueden hacer que la gente se sienta mejor a la hora de denunciarlo.

Dave McClure dijo al renunciar: “Soy un depravado, lo siento”. Ha admitido un comportamiento imperdonable, está haciendo terapia y ha hablado abiertamente sobre su pasado. ¿Crees que eso basta?

No, porque la acusación en ese momento era que le había enviado un mensaje de texto a una empresaria que le había pedido trabajo y el texto era el siguiente: “No estoy seguro de si debería contratarte o ligar contigo”. Eso no está bien, pero es más bien una ofensa menor.

Cuando renunció de su cargo de director ejecutivo y se disculpó, todos pensaron que fue por ese comentario. Era algo demasiado leve como para que renunciara.

Él tuvo mucha gente que le apoyó y dijo: “¡Oh, Dios mío! No te mereces esto, simplemente actuaste como un hombre, ¿qué hay de malo en eso?”.

Y ése fue el problema porque la gente no sabía hasta qué punto hubo acoso y lo que le había hecho a otras personas.

¿Crees que parte del problema es la cultura de Silicon Valley?

Esta es la naturaleza de las startups tecnológicas: es, sin duda, un entorno dominado por hombres. Pero se puede decir lo mismo de las finanzas. Y [el acoso sexual] no ocurre sólo en tecnología o finanzas; ocurre en medios de comunicación, en moda y en muchas otras industrias. Me lo han contado algunas amigas.

Pero, ¿por qué parece que sólo se da en el mundo tecnológico? La respuesta es porque somos emprendedores más expresivos, más sociales y tenemos una cultura empresarial más transparente. Estamos más dispuestos a hablar públicamente y hay más plataformas y grupos de apoyo para que lo hagamos.

Hay más concientización sobre ello en el mundo tecnológico, pero ocurre en todas partes.

La BBC se comunicó con Dave McClure para pedirle su opinión pero no obtuvo respuesta.

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Acoso Sexual

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