Leyes de ayuda médica para morir se enfrentan a una amenaza
La ley Opción de Fin de Vida de California y seis leyes similares en todo el país, están enfrentando una amenaza inminente.
He pasado mi vida luchando por los derechos humanos en nombre de los trabajadores, los inmigrantes y las comunidades marginadas. Un derecho humano en el que creo firmemente es el derecho de los pacientes a tomar sus propias decisiones de salud a medida que se acercan al final de su vida.
Desafortunadamente, la ley Opción de Fin de Vida de California y seis leyes similares en todo el país, que dan a los adultos en estado terminal la opción de ayuda médica para morir y terminar pacíficamente su sufrimiento insoportable, están enfrentando una amenaza inminente.
Estas leyes dan a los adultos con enfermedades terminales, mentalmente competentes y con un pronóstico de vida de seis meses o menos, la opción de obtener la receta de un doctor para un medicamento que pueden decidir tomar por sí mismos cuando su sufrimiento se hace demasiado grande. Junto con California y el Distrito de Columbia, otros cinco estados, Colorado, Montana, Oregon, Vermont, Washington dan a los pacientes esta importante opción de fin de vida.
Colectivamente, estas siete jurisdicciones representan el 18 por ciento de la población de la nación y tienen 40 años de experiencia colectiva en estas leyes sin evidencia de uso indebido.
Hace algunas semanas, el Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes, incluyendo a los miembros de la Cámara de California, el representante David Valadao (Hanford) y el representante Ken Calvert (Corona), aprobó una enmienda para revocar la ley de muerte con dignidad.
Este acto no es sólo un abuso de poder, es un abuso a nuestros derechos constitucionales que podría inspirar a los opositores de la ayuda médica en las leyes de ayuda médica para morir a buscar una prohibición a nivel nacional de esta opción de cuidado de fin de vida.
Ellos esencialmente han tratado de lograr este objetivo en dos ocasiones en el pasado, al prohibir a los médicos de prescribir medicamentos sujetos a la ley de sustancias controladas para la asistencia médica al morir en la ley de Prevención de Abuso de Drogas Letales de 1998 y en la ley de Promoción al Alivio del Dolor de 1999.
El congresista de California Kevin McCarthy, que vive en Bakersfield como yo, tiene el poder como líder de la mayoría de representantes de la Cámara para extinguir esta amenaza que insiste en eliminar esta enmienda del proyecto final de la Cámara de Apropiaciones que financia al gobierno federal. Además, exhortó a las Senadoras Dianne Feinstein y Kamala Harris a bloquear cualquier enmienda similar que se adjunte al proyecto de ley de Apropiaciones del Senado.
Tanto las encuestas nacionales como las estatales demuestran un fuerte apoyo a la ayuda médica para morir a través del espectro étnico, político y religioso, incluyendo el 69 por ciento de los latinos en todo el país y el 72 por ciento de los hispanos en California, que representan el 35.5 por ciento del distrito del congresista McCarthy.
Entiendo la necesidad desesperada de las leyes de ayuda médica al morir porque vi a mi madre morir innecesariamente en agonía, debido a un cáncer de mama porque ella no tenía esta opción de cuidado paliativo. Es por eso que pasé largas horas en California trabajando para aprobar la Ley de Opción de Fin de Vida del estado que entró en vigor el año pasado.
Un año más tarde, los datos compilados por el Departamento de Salud y Compassion & Choices de California muestran que la ley está funcionando como se pretende, dando a los adultos en fase terminal la opción de morir pacíficamente cuando ninguna otra opción de cuidado paliativo puede aliviar su sufrimiento.
Miembros del Congreso, agradezco su liderazgo al considerar mi petición de honrar las creencias y valores de los moribundos que quieren esta opción y los de nosotros que hemos perdido seres queridos que deseaban haber tenido esta opción.
Congresista McCarthy, espero y oro para que usted y nuestros miembros del Congreso recuerden que morir es una cuestión familiar muy personal y no política, que requiere nuestra máxima compasión, la sabiduría para imaginarse caminar en los zapatos de otra persona y la habilidad de respetar los deseos de los demás.
Dolores Huerta es una activista de derechos civiles, presidenta de la Fundación Dolores Huerta y cofundadora del Sindicato Unido de Trabajadores Agrícolas. Huerta vive en Bakersfield, California.