EEUU exige una reforma fundamental del TLCAN

El gobierno de EEUU quiere renegociar un acuerdo que beneficie a los tres países

WASHINGTON – Al inicio de la primera ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América (TLCAN, o NAFTA, en inglés), el representante de Comercio Exterior de EEUU, Robert Lighthizer, afirmó este miércoles que el pacto con México y Canadá ha perjudicado a un “incontable” número de estadounidenses y que el presidente Donald Trump no se conformará con sólo pequeños “ajustes”.

“Para un incontable número de estadounidenses, este acuerdo ha fracasado. No podemos ignorar los enormes déficits comerciales, la pérdida de empleos manufactureros, el cierre o traslado de negocios debido a incentivos, intencionales o no, en el acuerdo actual”, dijo Lighthizer al dar inicio a las discusiones ministeriales en un hotel céntrico en Washington.

“Quiero ser claro en que a él (Trump) no le interesa un mero ajuste de algunas cláusulas y modificaciones a un par de capítulos. Creemos que el NAFTA le ha fallado fundamentalmente a muchos, muchos estadounidenses y requiere una mejor sustancial”, afirmó el titular de la Oficina del Representante de Comercio Exterior (USTR).

Haciéndose eco de las quejas que Trump hizo al lanzar su candidatura presidencial en 2016, Lighthizer dijo que los números hablan por sí solos: el TLCAN dejó sin empleos a al menos 700,000 estadounidenses, mientras que el déficit comercial con Canadá en la última década excedió los $365,000 millones.

El objetivo de EEUU es lograr un acuerdo que liberalice el comercio de forma justa y equilibrada para los tres países socios, enfatizó el funcionario.

Sin embargo, hay enormes desacuerdos entre los tres países, cada uno con su propia lista de elementos que quieren proteger dentro del pacto para salvaguardar a sus industrias y trabajadores, por lo que de entrada las negociaciones no serán un “paseo de rosas”.

El secretario de Economía de México, Ildefonso Guajardo, explicó que su país quiere que el nuevo pacto trilateral sea una apuesta en la que todos ganen, porque “no se trata de destruir lo que funciona sino de cómo hacer para que acuerdo funcione mejor” para los tres países.

El TLCAN “ha sido más que un acuerdo comercial. Nos ha hecho vernos como una región, y través del TLCAN, hemos avanzado de sólo compartir una geografía a moldear una visión común de Norteamérica”, dijo Guajardo.

Por su parte, la canciller canadiense, Chrystia Freeland, dijo que los tres países llegan a la mesa de negociaciones para relanzar un “proyecto histórico” y que, a su juicio, debe imperar un espíritu de cooperación.

Freeland rechazó el argumento de Washington de que el acuerdo ha perjudicado desproporcionadamente a este país, al indicar que el intercambio comercial entre EEUU y Canadá ha producido beneficios mutuos, y hoy por hoy es “casi perfectamente recíproco”.

Las cifras que usó Freeland fueron distintas y con un cariz más positivo: Canadá es el principal socio comercial de EEUU y el TLCAN, puesto en marcha en 1994, ha permitido que los tres países controlen, en su conjunto, una cuarta parte del Producto Interno Bruto del mundo.

La meta de Canadá es que el nuevo acuerdo que surja de estas negociaciones promueva el desarrollo económico y mejore los estándares laborales, ambientales, y en materia de derechos humanos para grupos vulnerables.

Según observadores, aunque los tres países han iniciado las pláticas de cinco días en un espíritu de buena voluntad, cada uno trae exigencias e intereses distintos, por lo que el futuro del TLCAN afronta una lucha cuesta arriba.

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